lunes, 17 de octubre de 2011

La cena Beltrones-Ebrard


En este espacio, semanas atrás se habló de altos riesgos de escisión en el PRI. Había la posibilidad, aventuramos, de llevar al país a un gobierno de origen panista con un secretario de Gobernación priista.

Y si la palabra se cumple y se reforma la Constitución, bien podría dar gusto a la gran ambición de cambiar el manejo de la república para tener un primer ministro tricolor.
Estos temores se han acentuado.
La semana pasada en Insurgentes Norte, pero sobre todo en Toluca, casi se les salían los ojos con una noticia: Manlio Fabio Beltrones cenó con uno de los mayores críticos del PRI, Marcelo Ebrard.
Los odios del jefe del Gobierno capitalino sólo se comparan con los de Felipe Calderón, quien gobierna con el exclusivo afán de obstaculizar la recuperación priista para 2012.
—Yo no voy a ser el (Ernesto) Zedillo del PAN —ha dicho en numerosas reuniones con amigos y grupos de correligionarios panistas.
La referencia es obvia: si Zedillo transó con William Clinton la transición de 2000 a cambio de los créditos para sobrellevar el error de diciembre, Calderón no permitirá la recuperación de Los Pinos por el PRI.

PUENTES POR DOQUIER
La cena se llevó a cabo en una casa privada neutral.
Solos, sin siquiera el anfitrión presente, bebieron algo de vino y en los digestivos se les veía sonrientes.
La agenda era libre, el temario abierto.
Sin embargo, en la búsqueda de información, fuentes ligadas a ambos comensales mencionaron temas de interés nacional: las reformas pendientes, el presupuesto defeño —lo cual lo ve la Cámara, no el Senado— y el escenario político.
Puede agregarse, sin embargo, que se habló de coaliciones.
Manlio Fabio Beltrones y Marcelo Ebrard se han puesto como objetivo impulsar ese modelo de gobierno, aunque difieren en sus motivaciones y en sus objetivos.
—Es para terminar con las parálisis por razones políticas, que tanto daño le han hecho al país —justifica el presidente del gobierno interno del Senado.
—No hay de otra: o hay una gran alianza o regresa el PRI —declara a los cuatro vientos el gobernante capitalino.
Pues con él se reunió Beltrones, como antes lo hizo con los perredistas Carlos Navarrete y Jesús Zambrano, respectivamente coordinador senatorial y presidente del PRD.
Como también se encontró con Ernesto Cordero, delfín del presidente Felipe Calderón y quien busca apoyos allende el panismo para ser primero candidato azul y luego mandatario del país.

CAMBIO DE DISCURSO
Esos encuentros en privado son contraparte de las pocas apariciones en público.
Manlio Fabio Beltrones fue invitado el miércoles pasado al informe del gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, y fue notoria su ausencia ante la gran cantidad de priistas presentes.
Fueron porque Medina necesita apoyos cuando, como Humberto Moreira, se han acentuado las presiones desde el gobierno a fin de forzar su salida.
Gobierno federal y panistas quieren a los dos, Moreira y Medina, fuera de sus respectivas posiciones. Les estorban para la próxima elección.
Tal vez la especulación de los tricolores ahí congregados tenga sustento —“no quiere someterse al concurso de la popularidad porque se sabe perdedor” —, pero caló en Enrique Peña Nieto.
Por eso el mexiquense cambió su discurso. Ya no se opondrá a las coaliciones, pero deberá decidirlo el priismo.
El priismo y en discusión pública, no en reuniones privadas.
El tema va a la Fundación Colosio.

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