Sometido a cirugía mayor para darle nueva vida a la centro histórico, el corazón político
y urbano de Tabasco no estará totalmente listo para la gran noche mexicana
Sin el escandaloso piar de zanates, entre medio centenar de framboyanes, macuilíes y guayacanes incorporados a la plancha de losetas en color negro que cerró el paso vehicular a mitad de la calle Nicolás Bravo, y un asta bandera recién trasladada al costado izquierdo de Palacio de Gobierno, la fiesta mexicana por el Grito de Independencia estrenará a medias la remodelación de Plaza de Armas.
Para el centenar de trabajadores de tres empresas constructoras, la cuenta regresiva al 15 de septiembre empezó ya en medio del angustiante, asfixiante y agotador bochorno de una canícula en extinción. Es tan quemante el sol de verano que los obreros echaron a volar la imaginación y, con piezas de unisel, se hicieron verdaderos parasoles semejantes a los sombreros utilizados por los chinos en la siembra y cosecha de arroz.
Soldadores, herreros, electricistas, albañiles, ingenieros, arquitectos, topógrafos, jefes de cuadrillas, maestros o simples peones laboran jornadas agotadoras en una superficie cercana a la media hectárea.
La estatua de Vicente Guerrero que apenas en 2010 fue trasladada de la parte posterior de Palacio de Gobierno a la esquina noroeste de la explanada del Puente Solidaridad que une al centro de Villahermosa con la colonia popular Las Gaviotas, sobre el estacionamiento público del gobierno estatal, es mudo testigo de dos cosas:
La consolidación del cierre de la parte final de la calle que lleva su nombre y, además, la unión de la explanada de Palacio de Gobierno con Plaza de Armas que clausura el paso vehicular de la calle Nicolás Bravo, entre Guerrero e Independencia.
Si tramos de las arterias señaladas fueron convertidas a paso peatonal, los edificios que albergan la sucursal de la institución bancaria británica instalada en lo que fuera el Café del Portal, en donde alguna vez amenizaron artistas de la talla de Pedro Infante, por citar un nombre; y una franquicia de las 200 tiendas Oxxos —que crecieron en la entidad como mal monte—, la ubicada en la esquina de lo que era el edificio Romero, que lo mismo sirvió de oficinas de abogados y domicilio de la desaparecida taquería de Ciro Morales —cuya gastronomía era degustada hasta por gobernadores—, que, más acá en el tiempo, del Sistema Administrativo Tributario, son intocables, por el momento, a no ser la manito de gato que registraron a propósito de la inauguración, el año pasado, de la Plaza Bicentenario y de la remodelación del Palacio de Gobierno.
Desde que a mediados de marzo la obra empezó, las constructoras cercaron con malla ciclón el área. Luego cubrieron la armadura con pliegues de plástico de color negro para impedir al público observar los trabajos pero no pudieron opacar el ruido de montacargas o el golpeteo de marros y martillos, motosierras y de vehículos pesados que iban y venían con material de construcción al ritmo de los obreros; mucho menos ocultar el polvo originado por el rompimiento de la plancha de concreto, bancas de hierro y piedra; árboles y el kiosco construido durante el régimen de Enrique González Pedrero.
Toda la actividad creó malestar entre los pocos vecinos de la zona o de quienes tienen como paso obligado al centro de la capital de Tabasco la ruta de Plaza de Armas, o de empleados, funcionarios, visitantes de la Cámara de Diputados, Tribunal Superior de Justicia o de la feligresía que acude a misa al templo católico de La Conchita.
El ayuntamiento de Centro, que es la institución responsable de la obra, colocó dos lonas sobre el cercado en donde exhibió fotografías sobre cómo quedará la Plaza de Armas al término de su remodelación, proyectada inicialmente para este año pero por cuestiones de presupuesto y porque en las excavaciones se dijo que habían encontrado restos arqueológicos, algo que la propia autoridad descartó en su momento, se aplazó para el próximo año, no puso la acostumbrada maqueta en donde ordinariamente informa a la población sobre el monto de inversión y demás detalles de la obra pública municipal.
Ante la ausencia de información oficial, hasta los diputados del PRI, PRD, PAN, PVEM, PT y Panal están confundidos: unos hablan de 68 millones de pesos, otros de 20 y los menos prefieren callar porque hasta dicen desconocer cuándo empezó la obra y a quién va a beneficiar.
La remodelación integral de la Plaza de Armas de Villahermosa se concursó el 27 de noviembre de 2010. Y el 10 de diciembre fue adjudicada al arquitecto Mario Alberto Cámara Domínguez, el mismo urbanista que elaboró el proyecto de la Plaza Bicentenario.
Cuando el gobernador Andrés Granier Melo, después de escuchar la lectura del Acta de Independencia a cargo del secretario del Ayuntamiento de Centro, César Rojas Rabelo, salga al balcón central de Palacio de Gobierno a repiquetear la campana de ese inmueble y a proclamar los nombres de los héroes que iniciaron la expulsión del conquistador español, entonces la población arremolinada como un gran muégano humano podrá también gritar si la Plaza de Armas es otra.
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