martes, 27 de septiembre de 2011

Mediciones


Faltan nueve meses para las elecciones engarzadas de poderes federales y estatales, y una encuesta para medir las preferencias electorales de los tabasqueños —realizada por una empresa seria como Consulta Mitofsky— le mueve el tapete a unos que, tal vez, todavía esperan la comodidad de un dedazo, con todos y sus riesgos.

Los aspirantes (me refiero a los priistas) que quedaron en posición incómoda en dicha medición y sus operadores de inmediato trataron de descalificar o tergiversar los resultados de Mitofsky, cuando hace un par de meses presumían aquí, mostraban allá, las tablas de otras encuestadoras.
Hubo quien, incluso, se apresuró en hacer circular los resultados de otra encuestadora, en la que, obvio, él es puntero, y tuvo cuidado en ocultar los datos metodológicos que daban cuenta que el levantamiento de datos se hizo: ¡a finales de mayo!
El director de Consulta Mitofsky, Roy Campos, lanzó un reto a los que ha dicho que quieren ser candidatos a la gubernatura de Tabasco a que lo desmintieran: “Yo estoy seguro que todos ellos tienen, al menos, una encuesta, y si no la han publicado, es porque no todos ellos salen arriba, porque a todos les da más o menos el mismo resultado”.
Hablaba de una encuesta aplicada en viviendas —no telefónica, ni por internet—, en los 17 municipios de Tabasco y en fecha reciente; su sondeo se hizo del 10 al 13 de septiembre.
Mitofsky no reveló nada extraordinario: el PRI es el partido con mayor aceptación ciudadana en Tabasco; Luis Felipe Graham es el priista que encabeza las preferencias entre los ciudadanos y correligionarios que lo quieren de candidato a gobernador, y Arturo Núñez lo es por el PRD.
A muchos que optan por métodos tradicionales de selección no les gustó que Graham —a quien hace dos meses quisieron mandar al cuarto lugar— sea en este momento quien encabece las preferencias ciudadanas.
Se llegó hasta el absurdo de querer hacer creer a la opinión pública que el nivel de conocimiento que los ciudadanos tienen de los aspirantes determinaba las preferencias rumbo al 2012.
El más conocido resultó Humberto Mayans con 62 por ciento; le siguió Jesús Alí un punto abajo con 61 puntos, y Luis Felipe Graham, con 58, esto es, tres puntos porcentuales atrás.
A Roy Campos se lo plantearon en un programa de radio: “Y el secretario de Salud, Luis Felipe Graham, va en tercer lugar…”.
“Así es. Entre los tres, es el menos conocido —y aquí hace una acotación—, aunque es el que menos rechazo tiene de los tres para mí, porque vi encuestas previas a ésta, de otras encuestadoras. Para mí, el que crece respecto a otras encuestas es él”.
Además, da otro dato que acalambró a más de uno: “A mí me sale adelante Graham entre toda la población y entre priistas. Cuando incluyo a Humberto Mayans o sin incluir a Mayans, me sale Graham adelante”.
Empero, Roy Campos advierte que ni este aspirante ni quienes digan que van arriba en otras encuestas las tienen todas consigo. “Ningún grupo político por sí solo tiene la fuerza suficiente para gobernar Tabasco si no logra alianzas, acuerdos, uniones”, expone.
Al consultor no puede dejar de dársele la razón cuando señala que en las designaciones recientes de candidatos priistas, “ya no se han andado por las ramas; ahí ya no hay nada de que si una encuesta elije; nada que si el gobernador pone. No. Es buscar unidad y nadie se rompe en el PRI”.
Añade: “Eso es lo que han buscado. Van muy bien: ganaron las de julio; en ésta, de Michoacán, van arriba según la última encuesta; entonces, como que están en la unidad. Si saben leer bien la encuesta, lo que tienen que ver es que, si se rompen, el riesgo de perder es grandísimo”.
He allí la importancia de las encuestas que unos descalifican y por las que hasta satanizan al dirigente estatal del PRI, Miguel Alberto Romero, porque ‘las permite’. Como si él tuviera el poder para prohibirlas.
Las encuestas miden preferencias, pero no anulan posibilidades. Señalan puntos débiles o fortalezas de un partido o un aspirante, pero no los inventan. Y sus resultados no imponen, únicamente miden… el que decide es el que al final de cuentas cruza la boleta. A ese es el que hay que convencer.

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