Dentro de poco tiempo los usuarios del suministro de energía eléctrica y que están en resistencia civil seguramente entrarán ya en el buró de crédito como personas morosas.
Esto como una medida no sólo de presión sino que la Comisión Federal de Electricidad, de acuerdo a las últimas reformas a la ley aprobada por los diputados federales, está facultada para actuar como una empresa particular y los que no paguen no sólo pueden ser sujetos de demandas sino hasta de embargar sus bienes.
La Comisión Federal de Electricidad actualmente ya no es productora de energía eléctrica al 100 por ciento. Ahora, las termoeléctricas y compañías extranjeras son las que producen y venden, la CFE sólo es un intermediario y comisionista, que distribuye y revende. Por eso las altas tarifas que cobra al usuario. No es el costo de producción lo que se encarece sino la comercialización; es decir, la CFE actúa como una empresa de carácter mercantil con facultades inmorales como el agiotismo y usura, al predisponer a los usuarios a firmas de contratos y aceptación de deudas en cómodas mensualidades que nunca van a pagar ante la situación económica del país. Al consumidor de energía eléctrica le quedan dos opciones: pagar o comer.
Además, la Comisión Federal de Electricidad es una de las empresas que más demanda tienen a nivel nacional, ya que según la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), en el segundo trimestre de este año se elevaron hasta en un 241 por ciento las sanciones interpuestas a este organismo público “mexicano”.
Pero no sólo eso es la CFE. Es una de las empresas que mayor inflación produce al consumidor. Datos del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática nos dicen que la inflación acumulada este año es del 20.45 por ciento; sin embargo, esta paraestatal por sí sola trae una inflación del 26.32. Es decir, trae un desfase mayor a la media nacional.
Ante tal situación, esto y más podemos esperar de la CFE, que como se sabe cuenta con la anuencia de los mercenarios de la política económica de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Y digo mercenarios porque están a sueldo, contratados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, organismos financieros mundiales que fijan e imponen controles en países donde gentes sin escrúpulos han traicionado a su patria.
La Comisión Federal de Electricidad actualmente ya no es productora de energía eléctrica al 100 por ciento. Ahora, las termoeléctricas y compañías extranjeras son las que producen y venden, la CFE sólo es un intermediario y comisionista, que distribuye y revende. Por eso las altas tarifas que cobra al usuario. No es el costo de producción lo que se encarece sino la comercialización; es decir, la CFE actúa como una empresa de carácter mercantil con facultades inmorales como el agiotismo y usura, al predisponer a los usuarios a firmas de contratos y aceptación de deudas en cómodas mensualidades que nunca van a pagar ante la situación económica del país. Al consumidor de energía eléctrica le quedan dos opciones: pagar o comer.
Además, la Comisión Federal de Electricidad es una de las empresas que más demanda tienen a nivel nacional, ya que según la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), en el segundo trimestre de este año se elevaron hasta en un 241 por ciento las sanciones interpuestas a este organismo público “mexicano”.
Pero no sólo eso es la CFE. Es una de las empresas que mayor inflación produce al consumidor. Datos del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática nos dicen que la inflación acumulada este año es del 20.45 por ciento; sin embargo, esta paraestatal por sí sola trae una inflación del 26.32. Es decir, trae un desfase mayor a la media nacional.
Ante tal situación, esto y más podemos esperar de la CFE, que como se sabe cuenta con la anuencia de los mercenarios de la política económica de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Y digo mercenarios porque están a sueldo, contratados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, organismos financieros mundiales que fijan e imponen controles en países donde gentes sin escrúpulos han traicionado a su patria.
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