No ha comenzado el año electoral y ya estamos inmersos en las campañas para el 2012. Y no sólo porque anden muchos suspirantes en agitado proselitismo, actividad en la cual por cierto destacan los panistas.
En todos lados se perciben desbocadas ambiciones y el árbitro, menguado en número pero sobre todo en prestigio, no amonesta y menos sanciona.
El IFE de Leonado Valdés es un cero a la izquierda aunque nos cueste once mil millones.
No interviene para frenar la propaganda descarada de funcionarios públicos, como esa de Alonso Lujambio con su rara frase “El tamaño sí importa” incrustada en la mismísima página oficial de la SEP.
Y tampoco reconviene a otros altos servidores cuando, en evento público convocado para informar labores de gobierno, Ernesto Cordero y Javier Lozano utilizan el foro para llamar a votar contra su adversario, el PRI.
PRESUPUESTO REHÉN
Sus expresiones, por otra parte, sólo traslucen los acendrados sentimientos de su jefe y ahondan las campañas de desprestigio y lodo.
Esta es la materia de la columna.
Parte de la discusión se dará con y por el presupuesto. Gobierno y priismo han comenzado a medir ahí su fuerza.
Sabedora de su incapacidad para debilitar a Enrique Peña Nieto como el preferido del electorado, la administración de Felipe Calderón decidió irse contra el PRI.
Si el candidato no es tan frágil, reflexionó, la marca sí. Símbolo de esa marca es Humberto Moreira, a quien acusa de haber endeudado a Coahuila hasta poner en riesgo su viabilidad presupuestaria y crediticia.
Agarrado de ese argumento, el secretario Ernesto Cordero se fue contra todos los gobernadores priístas.
Aprovechó el informe semanal del 7 de agosto de Hacienda —otra vez un documento público— para acusar a los gobiernos estatales de comprometer sus finanzas.
Deben, precisó, 315 mil millones de pesos. Mucho, sin duda.
Pero los compromisos de las 32 entidades federativas palidecen ante el endeudamiento federal, el cual supera los cinco billones de pesos.
Lo ocultan, acusó el vocero priista David Penchyna.
No lo dan a conocer “porque eso explica el incremento de sueldos, salarios y gastos por un billón 300 mil pesos que se destinan a los ocho mil 217 mandos superiores que actualmente despachan de la administración panista, casi el doble de los puestos que existían en 2001”.
Tan manirrotos los priistas como los panistas, los estatales como los federales.
Pero no es todo.
RELACIONES PELIGROSAS
En los preparativos de campaña para 2012 los panistas traen una acusación muy grave: El PRI gobernaba con el narco.
Usará las declaraciones del ex gobernador nuevoleonés Sócrates Rizzo para hablar de acuerdos encubiertos con el crimen organizado.
A ver cómo sostienen su dicho y a ver si no escupen frente al ventilador.
Porque el incendio del Casino Royale en Monterrey confirmó la sociedad del equipo del alcalde Fernando Larrazabal con la mafia del juego de azar.
Y no es un funcionario menor: es puntero en las encuestas en Nuevo León y coordinador estatal de la campaña presidencial de Ernesto Cordero, el delfín de Felipe Calderón.
Si el PAN no tendría cara para sacar el tema, tampoco el PRD, donde las grabaciones de Julio César Godoy Toscano con Servando Gómez La Tuta hablan de otra relación peligrosa.
Cuanto le digo no es asunto para la alegría.
Al contrario: qué coraje no tener otra clase política y mejores prospectos.
El IFE de Leonado Valdés es un cero a la izquierda aunque nos cueste once mil millones.
No interviene para frenar la propaganda descarada de funcionarios públicos, como esa de Alonso Lujambio con su rara frase “El tamaño sí importa” incrustada en la mismísima página oficial de la SEP.
Y tampoco reconviene a otros altos servidores cuando, en evento público convocado para informar labores de gobierno, Ernesto Cordero y Javier Lozano utilizan el foro para llamar a votar contra su adversario, el PRI.
PRESUPUESTO REHÉN
Sus expresiones, por otra parte, sólo traslucen los acendrados sentimientos de su jefe y ahondan las campañas de desprestigio y lodo.
Esta es la materia de la columna.
Parte de la discusión se dará con y por el presupuesto. Gobierno y priismo han comenzado a medir ahí su fuerza.
Sabedora de su incapacidad para debilitar a Enrique Peña Nieto como el preferido del electorado, la administración de Felipe Calderón decidió irse contra el PRI.
Si el candidato no es tan frágil, reflexionó, la marca sí. Símbolo de esa marca es Humberto Moreira, a quien acusa de haber endeudado a Coahuila hasta poner en riesgo su viabilidad presupuestaria y crediticia.
Agarrado de ese argumento, el secretario Ernesto Cordero se fue contra todos los gobernadores priístas.
Aprovechó el informe semanal del 7 de agosto de Hacienda —otra vez un documento público— para acusar a los gobiernos estatales de comprometer sus finanzas.
Deben, precisó, 315 mil millones de pesos. Mucho, sin duda.
Pero los compromisos de las 32 entidades federativas palidecen ante el endeudamiento federal, el cual supera los cinco billones de pesos.
Lo ocultan, acusó el vocero priista David Penchyna.
No lo dan a conocer “porque eso explica el incremento de sueldos, salarios y gastos por un billón 300 mil pesos que se destinan a los ocho mil 217 mandos superiores que actualmente despachan de la administración panista, casi el doble de los puestos que existían en 2001”.
Tan manirrotos los priistas como los panistas, los estatales como los federales.
Pero no es todo.
RELACIONES PELIGROSAS
En los preparativos de campaña para 2012 los panistas traen una acusación muy grave: El PRI gobernaba con el narco.
Usará las declaraciones del ex gobernador nuevoleonés Sócrates Rizzo para hablar de acuerdos encubiertos con el crimen organizado.
A ver cómo sostienen su dicho y a ver si no escupen frente al ventilador.
Porque el incendio del Casino Royale en Monterrey confirmó la sociedad del equipo del alcalde Fernando Larrazabal con la mafia del juego de azar.
Y no es un funcionario menor: es puntero en las encuestas en Nuevo León y coordinador estatal de la campaña presidencial de Ernesto Cordero, el delfín de Felipe Calderón.
Si el PAN no tendría cara para sacar el tema, tampoco el PRD, donde las grabaciones de Julio César Godoy Toscano con Servando Gómez La Tuta hablan de otra relación peligrosa.
Cuanto le digo no es asunto para la alegría.
Al contrario: qué coraje no tener otra clase política y mejores prospectos.
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