Después de aprobarse la homologación del proceso electoral de Tabasco con la elección federal de 2012, qué nos queda por hacer. La primera reflexión señala que el tema no estaba a discusión pero era de esas grandes propuestas que se arropan en el dicho según el cual no hay plazo que no se cumpla.
Finalmente se empezó a poner en el ambiente, en los medios de comunicación y llegó la hora y se fue al análisis, a la reflexión, al dictamen y, desde luego, a su aprobación en el pleno del Congreso del Estado.
Esto nos demuestra, sin embargo, que quien tiene la mayoría es el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Es la fracción parlamentaria que tiene la capacidad de poder llevar esto adelante, y muchas cosas más.
Desafortunadamente, solamente se aplican, o aplican esa mayoría, cuando son temas que van a favor de su conveniencia política. No se puede pensar, ni se tiene los elementos para demostrar que esta homologación se hizo con base en los intereses de los ciudadanos.
La percepción ciudadana es favorable a la homologación electoral. Pero desde un principio, en el Congreso la concurrencia se hizo con base en intereses políticos del partido en el poder en Tabasco.
Sin embargo, todos fuimos a favor de la misma porque creemos que sí va a ser benéfico para la vida ciudadana el próximo año. En esta primera etapa, no me parece que la justificación vaya a ser el ahorro económico porque de cualquier manera las estructuras del Instituto Federal Electoral y del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Tabasco van a trabajar separado.
Ese no es el motivo. Lo que sí va a beneficiar es que se le va a quitar un proceso durante el año al electorado que de alguna manera distrae la vida personal como la vida productiva. Esta es la parte buena.
¿Cuál es la parte triste de esto? Se dejó ir una oportunidad de entrar a temas que seguramente son de más interés para la ciudadanía. La homologación, repito, no siquiera es tema en Tabasco. El tema histórico ha sido el flexibilizar los mecanismos de alianzas y coaliciones.
La homologación surge a raíz de una conveniencia política en la cual el PRI ve una ventana de ser más competitivo con una supuesta ola que venga de su futuro candidato presidencial.
Es una pena, insisto, que se haya desperdiciado nuevamente una oportunidad de hacer una ley electoral que beneficie al ciudadano.
Durante el debate legislativo se hizo énfasis en que es importante no cerrar el tema con la aprobación de la concurrencia electoral. La responsabilidad de la LX Legislatura —de todos los partidos porque hay diputados del PRI que coincide con la oposición— es la de revisar la ley a fondo y tratar de hacer una reforma electoral integral.
Incluso, si no entra para esta elección de 2012, se debería impulsar la reforma aunque quede transitoria para el próximo proceso electoral.
Creo que el tema se debe empujar, modificar lo que se pueda hacer inmediatamente y lo que lastime intereses personales o políticos llevarlo al tema de lo transitorio.
No se olvide que en la política electoral no se gana para siempre, ni se pierde para siempre.
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