De San Fernando, Tamaulipas, al Casino Royale, de Monterrey; o de Temixco, Morelos, a Cárdenas, Tabasco, los mexicanos hemos visto con asombro e indignación masacres que reflejan el grado de inseguridad que vivimos, donde el gobierno se empecina en asegurar que ha debilitado a las organizaciones criminales y éstas en demostrarle lo contrario.
Vemos las imágenes del atentado a la casa de apuestas en la capital neoleonesa y los sucesos que le siguieron, y todo es una repetición de pretextos —de la condena a la promesa de que se atrapará a los responsables— que reflejan la incompetencia de las autoridades en todos los órdenes en su tarea de garantizar seguridad a la población y mantener la vigencia de la ley.
Vivimos en un país inseguro, de impunidad y corrupción, donde nadie puede estar tranquilo en las calles ni en sus domicilios, pues a diario se cometen, en promedio, más de diez mil delitos del orden común, de los cuales sólo cuatro mil 500 derivan en denuncias ante los ministerio públicos.
De 2007 a mayo de este año —de acuerdo al Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) —, los MP de las 32 entidades recibieron siete millones 255 mil 520 denuncias penales por delitos del fuero común.
Si por un lado el gobierno federal fracasa en su estrategia de combate a la delincuencia organizada, por el otro los delitos del fuero común como robo, homicidio y secuestro —que atentan contra el patrimonio y la vida de las personas—, siguen en ascenso. Se han incrementado hasta en 300 por ciento.
De 2007 a 2010, la cifra de homicidios aumentó de 25 mil 133 a 35 mil 53 casos, y de enero a mayo de este año se registraron 18 mil 468 asesinatos.
Muchos, miles de estos crímenes no pueden atribuirse únicamente a delincuentes comunes —esos que asaltan y matan cuando se les pasa la mano—; en gran parte están estrechamente ligados al crimen organizado, pues de acuerdo al informe del SNSP, hay un incremento de los homicidios dolosos con arma de fuego, de cuatro mil 40 en 2007, a 12 mil 161 en 2010.
Sólo en los primeros cinco meses del presente año, hay un registro de cinco mil 102 asesinatos deliberados con arma de fuego, cifra que supera a todos los perpetrados en 2007.
En lo relativo al secuestro, en 2007 se denunciaron 438 casos a nivel nacional; en 2010, se abrieron mil 262 investigaciones, y de enero a mayo de este año se llevaban 646 querellas.
La autoridad reconoce que la privación ilegal de la libertad es uno de los delitos que menos se denuncian, por lo que las cifras de plagios son mayores.
Si algún delito refleja la inseguridad que vivimos los mexicanos, éste es el robo y crece como la espuma. En 2007, los hurtos y atracos en el país ascendieron a 610 mil 730 casos; en 2008, a 656 mil 877; en 2009, a 680 mil 566; en 2010, a 727 mil 270 registros, y en los primeros cinco meses de este año, se reportaron 309 mil 993.
Los únicos dos delitos que se redujeron de 2007 a mayo de 2011 son los relacionados con lesiones con arma blanca o de fuego, ya sean dolosas o culposas, y las violaciones sexuales.
A mediados de año, una encuesta nacional aplicada por GEA-ISA, reveló que los mexicanos ‘nunca nos habíamos sentido tan inseguros’ como ahora, en esta época en que el PAN rige el país.
Para 51 por ciento de los ciudadanos encuestados, no hay otro problema que más les preocupe, afecte y tenga tan intranquilo como ‘la falta de seguridad’. Y otro dato: siete de cada 10 entrevistados por GEA-ISA afirmaron que la inseguridad está afectando su situación económica y familiar.
Si al inicio de la administración de Felipe Calderón, 71 por ciento de la población —según el mismo estudio— aprobaba la estrategia de combate al crimen organizado del gobierno federal, a unos mes de ajustarse cinco años del actual régimen, es poco más de la mitad de los mexicanos (53 por ciento) que creen correcta esa guerra contra la delincuencia organizada.
En el Casino Royale, Felipe Calderón perdió la apuesta por vendernos, en su quinto informe de gobierno, una falacia: que “estamos trabajando por la seguridad y la de tu familia”, según el spot de la serie ‘Con hechos, construimos un México más fuerte’. ¿Le creemos?
Vivimos en un país inseguro, de impunidad y corrupción, donde nadie puede estar tranquilo en las calles ni en sus domicilios, pues a diario se cometen, en promedio, más de diez mil delitos del orden común, de los cuales sólo cuatro mil 500 derivan en denuncias ante los ministerio públicos.
De 2007 a mayo de este año —de acuerdo al Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) —, los MP de las 32 entidades recibieron siete millones 255 mil 520 denuncias penales por delitos del fuero común.
Si por un lado el gobierno federal fracasa en su estrategia de combate a la delincuencia organizada, por el otro los delitos del fuero común como robo, homicidio y secuestro —que atentan contra el patrimonio y la vida de las personas—, siguen en ascenso. Se han incrementado hasta en 300 por ciento.
De 2007 a 2010, la cifra de homicidios aumentó de 25 mil 133 a 35 mil 53 casos, y de enero a mayo de este año se registraron 18 mil 468 asesinatos.
Muchos, miles de estos crímenes no pueden atribuirse únicamente a delincuentes comunes —esos que asaltan y matan cuando se les pasa la mano—; en gran parte están estrechamente ligados al crimen organizado, pues de acuerdo al informe del SNSP, hay un incremento de los homicidios dolosos con arma de fuego, de cuatro mil 40 en 2007, a 12 mil 161 en 2010.
Sólo en los primeros cinco meses del presente año, hay un registro de cinco mil 102 asesinatos deliberados con arma de fuego, cifra que supera a todos los perpetrados en 2007.
En lo relativo al secuestro, en 2007 se denunciaron 438 casos a nivel nacional; en 2010, se abrieron mil 262 investigaciones, y de enero a mayo de este año se llevaban 646 querellas.
La autoridad reconoce que la privación ilegal de la libertad es uno de los delitos que menos se denuncian, por lo que las cifras de plagios son mayores.
Si algún delito refleja la inseguridad que vivimos los mexicanos, éste es el robo y crece como la espuma. En 2007, los hurtos y atracos en el país ascendieron a 610 mil 730 casos; en 2008, a 656 mil 877; en 2009, a 680 mil 566; en 2010, a 727 mil 270 registros, y en los primeros cinco meses de este año, se reportaron 309 mil 993.
Los únicos dos delitos que se redujeron de 2007 a mayo de 2011 son los relacionados con lesiones con arma blanca o de fuego, ya sean dolosas o culposas, y las violaciones sexuales.
A mediados de año, una encuesta nacional aplicada por GEA-ISA, reveló que los mexicanos ‘nunca nos habíamos sentido tan inseguros’ como ahora, en esta época en que el PAN rige el país.
Para 51 por ciento de los ciudadanos encuestados, no hay otro problema que más les preocupe, afecte y tenga tan intranquilo como ‘la falta de seguridad’. Y otro dato: siete de cada 10 entrevistados por GEA-ISA afirmaron que la inseguridad está afectando su situación económica y familiar.
Si al inicio de la administración de Felipe Calderón, 71 por ciento de la población —según el mismo estudio— aprobaba la estrategia de combate al crimen organizado del gobierno federal, a unos mes de ajustarse cinco años del actual régimen, es poco más de la mitad de los mexicanos (53 por ciento) que creen correcta esa guerra contra la delincuencia organizada.
En el Casino Royale, Felipe Calderón perdió la apuesta por vendernos, en su quinto informe de gobierno, una falacia: que “estamos trabajando por la seguridad y la de tu familia”, según el spot de la serie ‘Con hechos, construimos un México más fuerte’. ¿Le creemos?
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