En el trayecto del salón “Buganvilia” al vestíbulo del hotel Camino Real, donde lo esperaban los 18 diputados locales del PRI para tomarse la fotografía del recuerdo, Humberto Moreira Valdés confió al reportero lo que no dijo en la conferencia de prensa ni en ninguno de los actos públicos que encabezó en la capital de Tabasco, el martes 2 de agosto:
“Para sacar al candidato a gobernador de Tabasco, vamos a utilizar el método del Estado de México”, deslizó el líder nacional del Revolucionario Institucional en alusión a la candidatura de Eruviel Ávila Villegas, quien no era el consentido del gobernador Enrique Peña Nieto.
Las encuestas internas que favorecían al ex alcalde de Ecatepec se confirmaron en la contienda constitucional del 3 de julio cuando ganó con amplio margen a los candidatos del PAN y de la alianza que encabezó el PRD en ese estado, Luis Felipe Bravo Mena y Alejandro Encinas Rodríguez.
Luis Videgaray Caso, que era el predilecto de Peña Nieto por encima de su primo Alfredo del Mazo, aceptó la invitación de Ávila Villegas para coordinar su campaña electoral.
Y lo que parecía iba a ser el Waterloo del aspirante presidencial del PRI, dejó a la clase política priista del Estado de México —y quizá de toda la república— más unida que nunca para proyectar a Peña Nieto a Los Pinos en 2012.
Coincidencias
Desde que en 2000 perdió la Presidencia de la República, al Partido Revolucionario Institucional se le complica elegir candidatos a cargos de representación popular. Particularmente, la postulación de gobernador. Cuando la decisión la deja en manos de los mandatarios estatales, pierde.
Sin el padrinazgo presidencial, los priistas convierten la distribución de candidaturas en una verdadera cena de negros. Ese ha sido el panorama desde hace once años. Y las imposiciones, dividen y merman su fuerza electoral pues de su hato salen los irreconciliables a fortalecer a la oposición.
Así pasó en 2010 en Oaxaca, Puebla y Sinaloa. Esas derrotas no se repitieron este año porque modificaron el método de elección de candidato a gobernador, como en el caso del Estado de México en donde ungió al aspirante mejor posicionado en las encuestas y no al consentido del mandatario.
El escenario preelectoral de esa entidad del centro de la república es similar al de la sucesión del gobernador Andrés Granier Melo. Justo por los enconos desatados entre las corrientes priistas es a lo que vino Moreira Valdés.
—La disputa por la candidatura del PRI parece que es a muerte… — comenta el reportero al ex gobernador de Coahuila en el trayecto a su encuentro con los diputados.
—Así es —acepta de botepronto Moreira Valdés. Y añade: “Por eso estoy aquí. A eso vengo: a echar agüita, agüita, agüita…”, dice con una sonrisa de bailador de discoteca.
En la conferencia de prensa, el líder nacional priista respondió a todas las preguntas de los reporteros. Sobre todo las relacionadas con la frase acuñada por Humberto Mayans Canabal en su retiro público a participar en la contienda interna del PRI: “…intereses mezquinos decisorios…”.
El eco de las respuestas de Moreira Valdés a los trabajadores de la comunicación llegó hasta el acto multitudinario que encabezó en la Nave 3 del Parque Tabasco y tal vez en la comida y reuniones privadas que sostuvo con la clase política priista encabezada por el mandatario estatal.
De todos los aspirantes, a Mayans Canabal fue al único que identificó hasta como “mi tocayo”. En ese tono, prometió buscar y reunirse con todos los pretendientes pero sin dar los nombres de Luis Felipe Graham Zapata, Jesús Alí de la Torre, Evaristo Hernández Cruz, Georgina Trujillo Zentella y Francisco Herrera León.
En el acto multitudinario repitió que en febrero el CEN del PRI definirá al candidato a gobernador de Tabasco. Fue lo más destacado que expresó en público. Ni en las declaraciones de banqueta reveló el método que utilizaría su partido para resolver sin rupturas internas la elección del candidato priista a la elección de gobernador del 1 de julio de 2012.
—El panorama local es complejo. Se parece al que se registró en el Estado de México antes de la elección del 3 de julio…
—Y ya ves cómo salimos. Ganamos la elección y ganamos la unidad —dice satisfecho Moreira Valdés. La confianza permite al reportero preguntar:
—Bueno, y ¿cuál va a ser el método que van a utilizar en Tabasco para elegir al candidato a gobernador?
—No hay otro mejor que el utilizado en el Estado de México…
—Pero eso no lo dijo en la conferencia de prensa —se le observa.
—Eso no lo puedo decir en público —dice, otra vez inclinándose al oído de su interlocutor, el espigado dirigente nacional priista.
Cuando se encuentra con los diputados todavía alcanza a decir que por el momento el CEN no contempla remover al delegado nacional Adrián Alanís Quiñones.
—Recuerda: en siete meses resolvemos el caso Tabasco… —termina el diálogo esclarecedor del futuro de los aspirantes a la candidatura del Revolucionario Institucional. Es decir: que se vean en el espejo de Eruvial Ávila Villegas.
“Para sacar al candidato a gobernador de Tabasco, vamos a utilizar el método del Estado de México”, deslizó el líder nacional del Revolucionario Institucional en alusión a la candidatura de Eruviel Ávila Villegas, quien no era el consentido del gobernador Enrique Peña Nieto.
Las encuestas internas que favorecían al ex alcalde de Ecatepec se confirmaron en la contienda constitucional del 3 de julio cuando ganó con amplio margen a los candidatos del PAN y de la alianza que encabezó el PRD en ese estado, Luis Felipe Bravo Mena y Alejandro Encinas Rodríguez.
Luis Videgaray Caso, que era el predilecto de Peña Nieto por encima de su primo Alfredo del Mazo, aceptó la invitación de Ávila Villegas para coordinar su campaña electoral.
Y lo que parecía iba a ser el Waterloo del aspirante presidencial del PRI, dejó a la clase política priista del Estado de México —y quizá de toda la república— más unida que nunca para proyectar a Peña Nieto a Los Pinos en 2012.
Coincidencias
Desde que en 2000 perdió la Presidencia de la República, al Partido Revolucionario Institucional se le complica elegir candidatos a cargos de representación popular. Particularmente, la postulación de gobernador. Cuando la decisión la deja en manos de los mandatarios estatales, pierde.
Sin el padrinazgo presidencial, los priistas convierten la distribución de candidaturas en una verdadera cena de negros. Ese ha sido el panorama desde hace once años. Y las imposiciones, dividen y merman su fuerza electoral pues de su hato salen los irreconciliables a fortalecer a la oposición.
Así pasó en 2010 en Oaxaca, Puebla y Sinaloa. Esas derrotas no se repitieron este año porque modificaron el método de elección de candidato a gobernador, como en el caso del Estado de México en donde ungió al aspirante mejor posicionado en las encuestas y no al consentido del mandatario.
El escenario preelectoral de esa entidad del centro de la república es similar al de la sucesión del gobernador Andrés Granier Melo. Justo por los enconos desatados entre las corrientes priistas es a lo que vino Moreira Valdés.
—La disputa por la candidatura del PRI parece que es a muerte… — comenta el reportero al ex gobernador de Coahuila en el trayecto a su encuentro con los diputados.
—Así es —acepta de botepronto Moreira Valdés. Y añade: “Por eso estoy aquí. A eso vengo: a echar agüita, agüita, agüita…”, dice con una sonrisa de bailador de discoteca.
En la conferencia de prensa, el líder nacional priista respondió a todas las preguntas de los reporteros. Sobre todo las relacionadas con la frase acuñada por Humberto Mayans Canabal en su retiro público a participar en la contienda interna del PRI: “…intereses mezquinos decisorios…”.
El eco de las respuestas de Moreira Valdés a los trabajadores de la comunicación llegó hasta el acto multitudinario que encabezó en la Nave 3 del Parque Tabasco y tal vez en la comida y reuniones privadas que sostuvo con la clase política priista encabezada por el mandatario estatal.
De todos los aspirantes, a Mayans Canabal fue al único que identificó hasta como “mi tocayo”. En ese tono, prometió buscar y reunirse con todos los pretendientes pero sin dar los nombres de Luis Felipe Graham Zapata, Jesús Alí de la Torre, Evaristo Hernández Cruz, Georgina Trujillo Zentella y Francisco Herrera León.
En el acto multitudinario repitió que en febrero el CEN del PRI definirá al candidato a gobernador de Tabasco. Fue lo más destacado que expresó en público. Ni en las declaraciones de banqueta reveló el método que utilizaría su partido para resolver sin rupturas internas la elección del candidato priista a la elección de gobernador del 1 de julio de 2012.
—El panorama local es complejo. Se parece al que se registró en el Estado de México antes de la elección del 3 de julio…
—Y ya ves cómo salimos. Ganamos la elección y ganamos la unidad —dice satisfecho Moreira Valdés. La confianza permite al reportero preguntar:
—Bueno, y ¿cuál va a ser el método que van a utilizar en Tabasco para elegir al candidato a gobernador?
—No hay otro mejor que el utilizado en el Estado de México…
—Pero eso no lo dijo en la conferencia de prensa —se le observa.
—Eso no lo puedo decir en público —dice, otra vez inclinándose al oído de su interlocutor, el espigado dirigente nacional priista.
Cuando se encuentra con los diputados todavía alcanza a decir que por el momento el CEN no contempla remover al delegado nacional Adrián Alanís Quiñones.
—Recuerda: en siete meses resolvemos el caso Tabasco… —termina el diálogo esclarecedor del futuro de los aspirantes a la candidatura del Revolucionario Institucional. Es decir: que se vean en el espejo de Eruvial Ávila Villegas.
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