lunes, 22 de abril de 2013

Mafias, presentes en 94 por ciento del territorio tabasqueño


La frontera con Guatemala y los municipios colindantes con Veracruz, son zonas ‘caliente’ por las ejecuciones, secuestros, asaltos con violencia y otros delitos que se cometen en total impunidad

Ricardo Ruelas r_ruelas@hotmail.com


Aunque parezca inverosímil, el 94 por ciento de territorio tabasqueño cuenta con presencia significativa de grupos criminales, según una investigación efectuada por Viridiana Ríos y Michele Coscia, y publicada en diciembre de 2012 en la revista Nexos.
Aunque el estudio referido —escrito por la primera de ellos— no habla específicamente sobre Tabasco sino a la presencia del crimen organizado en todo el país, existen datos bastante reveladores que es necesario tomar en cuenta.
Por ejemplo, destaca el hecho de que entre 2007 y 2012 nuestra entidad se ubicó entre los estados con aumento marginal de las ejecuciones, aunque el último de esos años registró una disminución moderada.
Para Viridiana Ríos, en ese tiempo candidata a doctor en gobierno por la Universidad de Harvard y miembro del Programa de Iniquidad y Justicia Criminal de Harvard Kennedy School, poco se sabe sobre dónde y cómo operan los grupos criminales en México.
Sin embargo, anota, agencias de investigación privada y periodistas han identificado las áreas de operación de grupos criminales de manera generalizada, en los que han establecido, por ejemplo, los estados de la República en los que éstos operan, o proveyendo mapas en los que pedazos del país son coloreados de acuerdo al ‘dominio de cada cártel’.
El problema es que los dominios se determinan ambiguamente y las fronteras territoriales son arbitrarias, indica la investigadora, quien señala que muy poco se conoce sobre cuándo comenzaron a operar en un área. o sobre si en algún momento dejaron de hacerlo.
Explica que con el objetivo de ayudar a México a entender y combatir el fenómeno criminal, ella y Coscia desarrollaron un algoritmo de búsqueda automatizada que identificaba a los municipios en los que predominan los grupos criminales, utilizando toda la información que alguna vez había sido utilizada en la prensa nacional y local, así como en blogs especializados indexados por Google.
El resultado fue algo a lo que llamaron MOGO (Marketing Order Using Google as Oracle) mediante el que ordenaron información para identificar los municipios en los que ochos grupos criminales han operado por un periodo de 20 años.
De ahí que se dieron que las organizaciones criminales se expanden territorialmente y compiten entre ellas con lógicas distintas, por lo que llegaron a la conclusión de que es un mito que los grupos criminales quieren conquistar y operar en todo México, o que lo hagan actualmente.

BANDAS OPERAN EN ÁREAS ESTRATÉGICAS
El crimen, asegura, opera de manera quirúrgica y estratégica solamente en alrededor de 713 municipios del país, lo cual significa que el 70 por ciento de ellos carecen de presencia significativa.
Y aunque dentro de estados tradicionalmente considerados como ‘bastiones del narcotráfico’, los criminales no tienen presencia en todos los municipios —como Guerrero, Michoacán o Sinaloa—, existen otras entidades en las que no son consideradas de ‘alta presencia’, pero que verdaderamente sí tienen presencia.
Un ejemplo es Tabasco. Ello, debido a que los criminales quieren conquistar y operar en las áreas que les convienen para sus negocios. Son ‘empresarios’, no ‘conquistadores territoriales’ y se ubican donde pueden traficar drogas, extorsionar y secuestrar; operan en las grandes ciudades y en sus afueras y en los municipios por las que pasan las principales carreteras, sobre todo las que comunican con el norte o centro del país.

UN MITO QUE PELEEN ‘TERRITORIOS’
Asimismo, les gustan las fronteras cercanas de Estados Unidos y Guatemala, indica la especialista, quien describe que es un mito que los grupos criminales no puedan coexistir en un mismo territorio sin enfrentarse violentamente, pues históricamente han compartido su espacio de acción de manera pacífica.
Dice que la violencia tiene una lógica que no ha sido entendida y que no está estrictamente relacionada con la competencia territorial, sino una lógica de mercado y de oportunidad institucional, pues “se matan en puntos estratégicos en los que vale la pena atraer la atención de autoridades y en los lugares en que el sistema de justicia es débil”.
Es significativo, entonces, el hecho de que a últimas fechas se haya presentado en Tabasco una ola de ejecuciones ya muy ‘manoseadas’ en la prensa local, sobre todo en los municipios de Cárdenas y Huimanguillo, así como en la zona fronteriza con Guatemala.
Otro ejemplo es que para nadie es un secreto que la ruta migratoria entre Tabasco y Veracruz está totalmente bajo control de grupos del crimen organizado, quienes exigen a cada indocumentado una cuota de entre 100 y 300 dólares para dejarlos seguir su viaje hacia Estados Unidos, alertó la Casa del Migrante ‘La 72’.
En una carta pública a principios de este año, la ONG indica que la extorsión ha provocado que muchos regresen hacia el sur de forma masiva, lo cual ha agravado aún más una situación que ya es crítica desde hace muchos años.

TABASCO, PESADILLA PARA MIGRANTES
El albergue para indocumentados ‘La 72’ señala que el estado de Tabasco se ha convertido en una pesadilla para cientos de hombres, mujeres y niños —la mayoría provenientes de Centroamérica—, quienes son víctimas de secuestros y asesinatos en la ruta migratoria que pasa por Tenosique, Emiliano Zapata, Macuspana, Teapa y Huimanguillo, a la que califica como la más peligrosa del país.
El control de dicha zona por el crimen organizado es tal, indica, que los trabajadores internacionales sin documentos deben pagar de 100 a 300 dólares sólo para que les permitan subir al tren de carga conocido como ‘La Bestia’.
Por todo ello, ‘La 72’ demandó a los gobiernos federal, estatal y municipal que apliquen políticas binacionales para atender la tragedia humanitaria de los migrantes, se dé protección a los indocumentados en su trayecto, combatan al crimen organizado que ya se infiltró en las fuerzas de seguridad, y no permitan el sello policial de la frontera sur del país.
La situación ha empeorado en esta zona, porque la delincuencia ya tomó por completo la ruta de Tenosique, Palenque y Coatzacoalcos. Ha habido ‘enganchamiento’ forzoso de migrantes y ataques sexuales contra mujeres. 
Incluso, se han metido a los albergues a ‘enganchar’ o intimidar a la gente, como un mensaje de que ellos tienen controlada la situación, dice en entrevista Rubén Figueroa, del Movimiento Migrante Mesoamericano.

“A ELLOS SÍ LOS ESTÁN MATANDO”
“Si no cubres la cuota, te golpean o te arrojan del tren. La situación ya es de alarma y de emergencia. Por eso estamos previniendo a las autoridades estatales, porque el Instituto Nacional de Migración hace operativos de forma general y es un organismo corrupto”, señala Figueroa.
“A mí me mandan señales, pero a los migrantes que vienen caminando, que cruzan la frontera, que se suben al tren, a ellos sí los están matando”, señaló apenas hace unos días fray Tomás González al referirse a la presencia, en los alrededores del albergue de migrantes que dirige, de un integrante del crimen organizado que lo tiene amenazado de muerte y que apenas tres semanas antes había sido detenido.
El religioso, que encabeza el albergue para migrantes ‘La 72’, no minimiza el riesgo, pero se preocupa por quienes considera que están más desprotegidos ante la estrategia “diabólica” del Estado y del crimen organizado. Los ataques contra él y sus colaboradores se suman a la ola que también tocó, a principios de 2013, a la Casa del Migrante de Saltillo, Coahuila.
El criminal en cuestión, conocido como ‘La Shakira’, paseó por los alrededores del albergue el 6 de abril y hasta se dio el lujo de platicar con los policías que resguardan a ‘La 72’ de las amenazas suyas y de sus cómplices, denunciados penalmente por los migrantes por extorsión y amenazas, y liberados por las autoridades.
El religioso señala que pese al clima de tensión, el albergue sigue trabajando. “Nos acaban de llegar ocho personas que fueron asaltadas ahí, pasando el retén de la policía”, señala indignado.

CÓMPLICES, CRIMINALES Y AUTORIDADES,
Consciente de que la labor de auxilio a los migrantes entorpece las ganancias del crimen organizado y de las autoridades cómplices, señala que la única solución que hay es la unión: “No podemos aislar las luchas de los pueblos originarios, de los maestros, de las mujeres, de los homosexuales y lesbianas, de los migrantes. Tenemos que hacer algo”, expone Tomás González.
Los albergues para migrantes son oasis donde no solamente se les proporciona comida, bebida y un lugar para descansar. Quienes ahí sirven asumen también la defensa de la dignidad de los migrantes, y el visitante que sale de ahí “debe salir con otra identidad, no con la vista hacia abajo, no dejándose humillar por los cuerpos policiacos, no pensando que es un delincuente por no traer papeles”, señala el fraile. “Junto con ellos queremos revertir esta historia”, subraya.
Con su labor, los intereses que tocan los defensores de los migrantes son muy fuertes, señala el religioso. Dos datos dan pistas de la dimensión del negocio: el primero es que por cada migrante secuestrado, los criminales exigen entre cinco y siete mil dólares, y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) reportó 20 mil casos en 2010; el segundo es que subir al tren conocido como ‘La Bestia’ tiene como cuota cien dólares por persona en cada estación, tema que ‘La 72’ denuncia desde noviembre de 2012.
Las ganancias económicas no son la única motivación detrás de los ataques a los migrantes y las amenazas a sus defensores. “Es una estrategia diabólica del Estado Mexicano” para inhibir la migración del sur del continente americano, resume fray Tomás. Eso no es una política migratoria, señala, sino una guerra abierta contra los migrantes con el uso de paramilitares arriba del tren.
Estas personas armadas, que en principio eran mexicanos, ahora se internacionalizan porque “juegan con la pobreza y el hambre que padecen los migrantes en el camino”, denuncia el sacerdote. “Les ofrecen, por decir, 500 pesos por espiar al albergue. Así empiezan a cooptar a la gente y acaban como sicarios. Están lucrando con la pobreza de la gente y eso es algo vergonzoso, tremendo y diabólico”, sentencia.  

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