martes, 4 de diciembre de 2012

POLICRONÍA SEMANAL


Fondo o forma



Consumatum est. México tiene formalmente a Enrique Peña Nieto como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y con él, el PRI retoma el anhelado escaño institucional.


Rosa Elvia Bracamontes rosaelviab@hotmail.com



La enorme maquinaria priista y sus solemnes actos protocolarios cobran vigencia de nuevo. El acto en el Recinto de San Lázaro, en la toma de protesta, dejó ver con absoluta claridad que el control se asume de nuevo y ello causa resquemor en ese sector social que votó por cualquiera, menos por el PRI.
Sin duda, muchas de las viejas prácticas priistas —adoptadas a la fecha por los partidos habidos y por haber— serán motivo de inconformidades en el sexenio a desarrollar, pero hoy los mexicanos tenemos un factor importantísimo por usar a favor y lograr que esa impresionante maquinaria política logre lo que por 83 años no obsequió.
El reclamo social proveniente de la participación ciudadana responsable y documentada es el mejor pasaporte para un futuro más promisorio. Usted podría pensar: ¿de cuál fumó? Y le respondo con absoluta seriedad.
México ha vivido cambios multifactoriales a resultas de los desaciertos institucionales del priato, concluido con doce años de un panismo errático y vacilante. Destaca la mutilación social de los millones de caídos como daños colaterales en la lucha contra el crimen organizado y la fallida labor en materia de seguridad pública.
La pobreza, el desempleo y todos los males que nos aquejan, son detonantes para traer un dolor de estómago contiguo y la certidumbre de que ésta va a podrirse más de lo que ya está. La falta de colaboración inter-institucional entre los tres órdenes de gobierno ha permitido que el tejido social a la fecha esté bastante luido.
El caos de un país que se niega a morir a manos de la corrupción y una clase política nefasta que, sin importar el partido político del que provenga, se dedica a hacer agua pa’ su molino y de ciertos grupos de poder, soslayando esa responsabilidad adquirida por mandato Constitucional.
Hoy son más los mexicanos que conocen sus derechos; las campañas electorales han procurado una contienda verbal donde se han dado hasta con la maceta, declarando públicamente lo que han hecho y dejado de hacer en perjuicio social. Discursos sesgados en su mayoría, convengamos, pues nadie, ni AMLO, se atrevió a expresar la verdad total.
Así y todo, la presión social se ejerció de tal modo que las campañas electorales incluyeron temas que eran sacrosanto pecado en el pasado, como el de transparencia, que puede ser un absurdo, pues no existe la mínima intención de hacerla efectiva.
Ahí es donde entra de lleno la sociedad a EXIGIR el cumplimiento de sus derechos y que ya se pongan a trabajar no sólo con las formas; el fondo es lo sustancial.
Peña Nieto tiene la labor más ríspida que le pudo encomendar su partido; le toca consolidar una política más cercana a la gente, rompiendo inercias del pasado, donde el político tricolor era inaccesible a la sociedad; donde la sordera era constante. Él tendrá que erigir importantes puentes entre la labor institucional y la sociedad civil. Trabajar en la forma y fondo.
Caso contrario, en 2018 la pelota la aventarán los mexicanos a quien más confianza le tengan y no será precisamente a ellos.  

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