martes, 4 de diciembre de 2012

Los mexicanos ya no leen


En seis años disminuyó un 10 por ciento el índice de lectores en México, en tanto que Tabasco se ubica en los últimos lugares en capacidad y aprovechamiento cultural


Samuel L. Soto Giles / gi_les@hotmail.com



Fracasa el fomento a la lectura en el sexenio del gobierno federal que concluyó y en este periodo se ha incrementado el porcentaje de la población, casi 50% de ella, que declara que no le gusta leer, reporta un estudio realizado por la Fundación Mexicana para el Fomento de la Lectura (FunLectura), en un afán por darle continuidad a la primera Encuesta Nacional de Lectura llevada a cabo por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la UNAM en 2006.
En otro estudio, el del Índice de Capacidad y Aprovechamiento Cultural de los Estados (ICACE), se tiene que Tabasco tiene una puntuación baja que lo ubica entre los cinco últimos lugares.
El economista Ernesto Piedras presentó en junio pasado el ICACE, cuyo sentido último es transformar los números recabados y analizados en políticas públicas.
“Los números son para usarlos, no para idolatrarlos ni para negarlos”, declaró Piedras, quien realizó este índice ayudado por un grupo conformado principalmente por economistas y que se basó en datos de la Encuesta Nacional de Consumo y Prácticas Culturales 2010, el Atlas de Infraestructura Cultural 2010 y el Sistema de Cuentas Nacionales del INEGI.
El ICACE, que contempla variables de demanda, oferta e infraestructura de las industrias culturales, compara la situación cultural de los estados en relación con las características culturales promedio del país; pretende ser una primera medición integral de las capacidades y aprovechamiento culturales con respecto al desempeño de los estados de la República Mexicana.

NO QUEDA TIEMPO, PRINCIPAL CAUSA
De acuerdo con la agencia Notimex, Lorenzo Gómez Morín, presidente de FunLectura, expuso a finales de noviembre pasado que entre los principales resultados de la Encuesta Nacional de Lectura (ENL) 2012, estudio realizado entre 2 mil personas mayores de 12 años que saben leer y escribir a nivel nacional, se revela que “en México se lee menos, que la lectura sigue siendo un asunto estrictamente educativo y que el acceso a la cultura escrita está seriamente restringido para la mayoría de la población”.
En el marco de las actividades de la Feria del Libro (FIL) de Guadalajara, el documento mencionó que a diferencia de la ENL, realizada en 2006 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), entre ese año y el 2012 se observa una caída del 10 por ciento respecto al número de lectores de libros.
Lorenzo Gómez Morín, representante de la citada fundación, sostuvo que comparando datos de 2006, cuando se preguntó a mexicanos si leían libros, el 56 por ciento dijo que si, mientras que en 2012, la cifra disminuyó a un 46 por ciento.
“Entonces hay una caída del 10 por ciento de lectores en la población mexicana. Pasamos de tener mayoría de la población mayor de 12 años que leía, a menos de la mitad de la población.
“El promedio de libros leídos por mexicanos sigue siendo prácticamente el mismo, no ha cambiado, el promedio por persona con respecto al 2006, es de 2.94 libros”, detalló.
El documento subraya que las principales razones expresadas por los mexicanos para no leer, o por las cuales no leerían, se encuentran: por falta de tiempo, por dedicarse a otras actividades recreativas o porque no les gusta leer.
En cuanto a términos de preferencia, tipos de materiales y lectura, la mayoría de los mexicanos no tiene preferencia por algún material en particular.
De acuerdo con el informe, los mexicanos leemos menos que antes, lo que es consistente con los datos que presenta la disminución notable (10 por ciento de la población) de personas que leen libro actualmente.
Indicó que el grupo de entre 12 y 17 años siguen leyendo igual o más en comparación con el resto de los grupos de edad.
Sin embargo, se observó una caída en la intensidad de lectura a partir de los 18 años, edad a la que la mayoría de los jóvenes terminan sus estudios y es cuando leen menos, incrementándose la disminución de lectura notablemente con el aumento de la edad.

PAPEL DE LOS PADRES EN EL FOMENTO DE LA LECTURA
El documento de la Fundación de fomento al hábito de la lectura señala que respecto a la escolaridad de los padres se ve un avance importante, aunque no suficiente.
Este es un elemento importante para explicar el comportamiento de los resultados de variables tales como animación de lectura en la infancia o lectura actual de libros.
Se mencionó que las dos terceras partes de la población leen por placer menos de 30 minutos diarios o su equivalente si leen un día a la semana por una o dos horas.
La encuesta sumó un total de 89 preguntas, las cuales fueron extraídas del Encuesta Nacional de Lectura, hecha por Conaculta en 2006, así como por preguntas en el contexto de lectura del Cuestionario de Estudiantes de la Prueba Nacional para la Evaluación de Estudiantes 2009 y otras elaboradas por la propia Fundación.
Por tal razón, esta fundación creada por las cámaras nacionales de la Industria Editorial, la de las Artes Gráficas y la del Papel y la Celulosa, decidió llevar a cabo, del 25 al 28 de agosto pasado, esta encuesta que se levantó a escala nacional, con una muestra de dos mil viviendas. “Tiene un marco de error de más/menos 2.19 por ciento, pero es de representatividad nacional”.
El promotor cultural admitió que los resultados presentados en el marco de la Feria del Libro de Guadalajara son los primeros datos y que aún falta un análisis más profundo, pero destacó tres conclusiones: “en México se lee menos, la lectura sigue siendo un asunto estrictamente educativo y el acceso a la cultura escrita está seriamente restringido para la mayoría de la población”.
Subrayó que el 56 por ciento de los mexicanos tiene de uno a 10 libros en sus casas; 21.6 por ciento, de 11 a 20, y 8.8 por ciento, de 21 a 30. “Este es el acceso a la cultura escrita que tienen casi nueve de cada diez compatriotas”.
La población de 12 a 17 años, añadió, lee igual o lee más. “El hábito está presente en los adolescentes. Sin embargo, a los 18 años es mayor el porcentaje de gente que lee menos y disminuye el que lee más. Esto nos hace pensar que la lectura sigue siendo un asunto instrumental en la escuela; ésta los enseña a leer, pero no los forma como lectores autónomos. Tenemos pendiente un problema clave de formación de lectores autónomos desde la escuela”.
Gómez Morín adelantó más resultados: “En cuanto a las bibliotecas públicas, en 2006 las personas que no acudían a estos recintos representaban 31 por ciento y ahora son 49 por ciento. Y la tercera parte de los que las visitan van a acompañar a alguien o a bajar música, no a leer libros”.
Un gran cambio se detectó en el terreno de las nuevas tecnologías: “Se conecta a internet 43 por ciento de la población, en contra del 24 por ciento de hace seis años. El 81 por ciento dice usar el internet diario o varias veces a la semana, a diferencia del 15 por ciento en 2006. Se sextuplicó la frecuencia de uso de internet entre los mexicanos”.
El presidente de FunLectura aseguró que, con base en esos resultados, se puede afirmar que hay una falla en el concepto tradicional de fomento a la lectura, un vacío, pues existe una caída de lectores y un incremento de los que leen menos.
Indicó que este estudio, que pretenden hacerse cada tres años, servirá para proponer políticas públicas que ayuden a superar tales problemas.
El promotor de fomento a la lectura que ya diseñó un programa para la Secretaría de Educación Pública (SEP) dirigido a estudiantes de bachillerato, dijo que entre la población mayor a 18 años se observa una caída en intensidad lectora y muy emparejada a la edad en que abandonan los estudios.
“Hay una baja, un vacío que se genera porque hay una caída de lectores y un incremento en la declaración de las personas que leen menos, no sabemos todavía a qué se debe pero lo que sí vemos es un incremento que con la edad a la gente le gusta leer menos”, señaló Gómez Morín.

YUCATÁN Y VERACRUZ EN PRIMEROS LUGARES
El Índice de Capacidad y Aprovechamiento Cultural de los Estados (ICACE) es un tablero de control que permite medir el desempeño de la cultura de una manera cuantitativa, para emitir criterios de comparación entre los entidades federativas y mostrar la evolución de sus políticas culturales, explicó Ernesto Piedras, economista especializado en telecomunicaciones e industrias culturales, quien presentó este instrumento creado por un equipo de politólogos bajo su dirección.
Los resultados arrojados por éste índice demuestran que el Distrito Federal se coloca con el doble de puntuación en comparación con cualquier entidad del país. Le siguen el Estado de México, Nuevo León, Jalisco, Puebla, Yucatán, Veracruz, Querétaro y Morelos.
No obstante, Piedras hizo notar que debido a que la Ciudad de México recibe el triple del presupuesto para cultura que el promedio nacional, en algunos indicadores se saca de las estadísticas, pues su nivel no es comparable con el resto de los estados.
Con esta variable, en desarrollo humano el Estado de México ocupa el primer lugar, seguido de Baja California Sur, y la entidad más rezagada es Oaxaca. Sin embargo, esta entidad sureña resulta 10 veces superior a estados como Durango, San Luis Potosí y Zacatecas, en el tema de infraestructura cultural.
En el Centro Cultural Tenani­tla, de San Ángel, el especialista aclaró que este índice permite monitorear cómo se encuentran los estados en términos de infraestructura, oferta y demanda cultural, ya que mide de manera cuantitativa e integral sus capacidades y aprovechamiento en esta materia, lo cual les ayuda a mejorar su rendición de cuentas.
Añadió que a través de 28 variantes, el ICACE mide la práctica y consumo de la cultura en cada región y determina su producción per cápita, la población económicamente activa, remuneración de los empleos y el presupuesto que estas actividades reciben, entre otras variables, para compararlas con la demanda, la oferta y la infraestructura cultural de cada entidad federativa, lo cual determina su valor.
Ernesto Piedras aclaró que este instrumento busca contribuir a la reflexión y discusión de los responsables de la política cultural en cada entidad, para hacer más eficiente la asignación de recursos a las actividades que promueven, lo cual genera un impacto positivo en la sociedad.
El ICACE, dijo, es sólo una de varias posibles mediciones que se pueden construir con la información disponible, por lo que, como ejercicio pionero, está sujeto a ser mejorado y actualizado por los responsables de cada entidad, para que lo estudien y aporten nuevas ideas.
Debido a que la cultura constituye un campo de actividad económica gracias a la participación de agentes económicos, procesos productivos, inversión, distribución y empleos, contar con un índice así ayuda a proporcionar información relevante para saber cómo se encuentra el mercado, expuso.
Este índice —dijo— tienen la virtud de resumir información variada, por lo que contribuirá a aumentar el conocimiento sobre el impacto que las actividades culturales tienen en la economía y en la sociedad, para brindar un panorama más claro sobre las áreas donde se puede influir y en cuáles se puede tener un mayor impacto.
Más adelante, Ernesto Piedras aclaró lo que el ICACE no es. No refleja directa y exclusivamente la información de la derrama fiscal cultural. Debido a que está enfocado en la actividad cultural primaria, no cuantifica efectos multiplicadores o secundarios (como el consumo de la piratería). Además, no mide el potencial de cada estado, sino más bien la demanda, la oferta e infraestructura; tampoco es un índice de percepción, pues mide lo que se tiene y se ha hecho con ello, entre otras consideraciones.
En esta presentación también estuvieron presentes el analista, escritor y servidor público Carlos Alberto Lara González y el librero y editor Miguel Ángel Porrúa, quienes coincidieron en que un indicador como éste llega junto con la reforma a la Ley de Planeación, lo que significa que se busca acceder a la cultura de una forma más planeada y equitativa.
Piedras adelantó que se abrirán foros que continúen y mejoren este programa, donde se hable de la cultura con una dimensión más dirigida hacia el mercado.
Especificó que para la realización de este proyecto se tomó la información disponible en la Encuesta Nacional de Consumo y Prácticas Culturales 2010 y el Atlas de Infraestructura Cultural 2010, de Conaculta; el Sistema de Cuentas Nacionales del INEGI, que se usaron conforme a una metodología de Ernesto Piedras, protegida por el Derecho de Autor en México.  

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