El Instituto se queja que las reducidas cuotas que pagan empleados estatales son insuficientes para cubrir atención de enfermedades que absorben, a veces, hasta un millón de pesos en un solo paciente
Roberto Barboza Sosa / rbarbozasosa@hotmail.com
Los elevados costos para atender enfermedades que padecen la burocracia y sus familiares de Tabasco, en su mayoría prevenibles, llevan prácticamente a la bancarrota a instituciones hospitalarias del Instituto de Seguridad Social del estado (ISSET).
Las reducidas cuotas establecidas desde 1985 —en total ocho por ciento del salario— que aportan los empleados al servicio del estado, son insuficientes para cubrir los montos requeridos para atenderlos de enfermedades que absorben, a veces, hasta un millón de pesos, en un solo paciente.
Incluso, el incremento en las cuotas descontadas en sus recibos de nómina, no alcanzaría a resolver el problema económico que implica la atención de una burocracia y familiares enfermos, sino que se requiere ir acompañada de otras acciones de políticas públicas agresivas para concientizarlos de medidas preventivas.
Aunque este problema no es privativo sólo de Tabasco, sino de todo el país, no es una justificable y se deben tomar acciones para solucionar esta situación.
No sólo es un problema de salud pública; se requiere una revolución mental de la sociedad para que aprenda a cuidarse y tener buena salud, y se necesitan mayores recursos económicos producto de una mayor recaudación por concepto de cuotas por cada empleado gubernamental, a fin de evitar el colapso de las instituciones de salud.
La maestra en salud pública Clara Magdalena Martínez Hernández, quien ostenta un doctorado en ciencias de la salud en Cuba, realiza las estimaciones que por concepto de atención de las enfermedades más costosas atiende el ISSET.
La también médico y jefa del Departamento de Salud Familiar del ISSET ejemplifica que en hipertensión se puede tener infartos a nivel miocardio, el cual lleva a días de terapia intensiva.
En estos casos, un día de cama hospitalaria cuesta 26 mil pesos, en promedio. Si se lleva diez días, son 260 mil pesos de ese paciente. Se incluye equipo, personal médico, medicamento y oxígeno.
FAMILIAS DE ENFERMOS
Martínez Hernández cita el caso de un doctor que se infartó y tardó hospitalizado dos meses —60 días de terapia intensiva—; sumó un millón 560 mil pesos en su atención.
El promedio de tiempo de estancia de un enfermo en terapia es diez días. El de un paciente normal en hospitalización es de tres a cuatro días.
Por prestaciones médicas, a un contador del área administrativa —que se le descuentan 135 pesos quincenales; al mes 270 pesos—, se le enfermó su mamá en este año y estuvo en terapia intermedia de 15 días en este año.
Ese empleado lleva 14 años; por cada año le han descontado tres mil 240 pesos y en total de su vida de burócrata estatal son 45 mil 360 pesos.
Hipotéticamente, los derechohabientes ‘sanos’ iban a aportar al enfermo y no iba a haber ningún problema. Pero ahorita, la mayoría tiene a un padre, madre e hijos enfermos.
TRANSICIÓN EPIDEMIOLÓGICA
La facultativa destaca que son los padecimientos crónico-degenerativos que llevan a esta necesidad de atención costosa y de destinar cada vez mayores recursos para medicamentos.
La maestra Clara Magdalena Martínez establece que la adversa situación que enfrentan los servicios médicos públicos proviene con la llamada transición epidemiológica. Antes, la mayoría de los padecimientos eran los infecciosos, y se pasó a las enfermedades crónico-degenerativas.
A diferencia de ahora en que la gente vive más años, antes la gente se moría aún joven por malestares infecciosos como tuberculosis y neumonías. Poco a poco cambió y con el uso de tecnología se puede vivir más.
Pero al vivir más la población, también se convirtió en un reto para el sistema de salud, pues a las personas requieren dar mayor ‘mantenimiento’ y hasta cambiar o adaptarle casi cualquier parte del cuerpo que les falle.
Explica que luego vinieron los medicamentos para controlar ese mal, paralelamente con la investigación sobre diabetes, hipertensión y cardiopatías, para librarla. Ahora, aunque tienen infartos, se logran controlar y continuar la vida, acota.
Y APARECIÓ EL CÁNCER
Pero luego aparece el cáncer y empiezan las enfermedades oncológicas y todas las complicaciones que conllevan.
De allí se pasa a lo que los epidemiólogos o salubristas denominan el cuarto estadío: las enfermedades sociales, en el cual figuran la violencia intrafamiliar, suicidios, accidentes por el estilo de vida, adicciones, entre otros males.
Enumera los cuatro estadíos: infecciones, crónico-degenerativos, oncológicos y las enfermedades sociales. “Pero en nuestra sociedad se sufren esos cuatro conjuntos de males, que en medicina llaman polarización o traslape epidemiológica”.
Es decir, en una misma familia se registran padecimientos infecciosos, cáncer, diabéticos y de salud mental.
“Es un reto mayor para los sistemas de salud que se encuentran en esa situación, que les impacta económicamente”, menciona la jefa del Departamento de Salud Familiar del ISSET.
CUANDO EL DINERO ALCANZABA
La ley se genera en los años 80’s cuando sólo existía el reto de las enfermedades infecciosas, y ligeramente las crónico-degenerativas, con lo cual alcanzaban los recursos para la debida atención de los pacientes.
Los cálculos en las aportaciones salariales se realizaron para atender ese tipo de enfermedades, y así quedó hasta la fecha.
Recuerda que hace 27 años cuando se elabora la Ley del Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado de Tabasco (ISSET), existían mil 200 trabajadores, con un promedio de cuatro integrantes por familia. Ahora son más de seis mil empleados, por cuatro integrantes por familia, lo que significan aproximadamente 24 mil derechohabientes.
Entonces, es necesario darle el soporte económico al servicio médico, que es el reto que tienen todas las instituciones de seguridad social. Los servicios médicos incluyen: medicamentos, oxígeno, reparación de mobiliario, plantilla de personal, todo.
“Este tipo de enfermedad (crónico-degenerativa) tiene que ver con el estilo de vida de los pacientes. Por ejemplo, un diabético, obeso y fumador, y todavía se toma sus cervezas los fines de semana, tiene un riesgo impresionante. Pues ni porque se le proporcionen 10 pastillas al día podrá sobrevivir con los riesgos que él mismo incrementa”, expone.
CLUBES DE DIABÉTICOS
La gente, dice la doctora Martínez Hernández, es reacia a seguir las recomendaciones que se les otorga. Por lo que sólo se podría atacar la incidencia si el mismo disminuye los riesgos con la información que se le proporciona, como en Tabasco, que es líder y pionero en clubes de diabéticos, donde las nutriólogas les enseñan a preparar sus alimentos.
El ISSET maneja aproximadamente ocho mil diabéticos hipertensos. La cuestión es dejarle sus medicamentos bien calculados, las dosis que requieren para todo el año, pues son para doce meses.
Hay medicamentos que la caja sólo trae ocho pastillas, y si es cada ocho o doce horas la toma, se le tiene que dar la cantidad de cajas de medicinas.
Y eso es lo que impacta en los costos: mantener medicados a toda esa población enferma.
Existen por cada trabajador, padre y madre diabético y con riesgos, por obesidad, tabaquismo y alcoholismo. Pero depende de ellos, pues comúnmente se les ve comiendo los panuchos, tacos y carnitas, así como todo lo que les hace daño.
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