Sede de espectáculos artísticos, culturales, religiosos, políticos, deportivos y hasta asilo de damnificados, la Monumental Plaza de Toros Villahermosa necesita ser remodelada para alentar la afición taurina en Tabasco
Luis Enrique Martínez / luisenriquemarh@hotmail.com
Con Arturo Núñez Jiménez como gobernador “la fiesta brava regresará a Tabasco”, dice no sin un dejo nostálgico el juez de plaza Mariano Aguado Pola.
La emoción de quien retornara a Tabasco como asesor de un improvisado “juez de plaza” en la entidad, se transforma en disgusto cuando se entera de que apenas el viernes 17, el secretario de Asentamientos y Obras Públicas, Héctor Manuel Peralta, declaró que el rescate de la Monumental Plaza de Toros Villahermosa costaría al erario 6 millones de pesos.
“Eso no es cierto, tengo amigos constructores que avalúan la remodelación en tres millones de pesos”, dice haciendo gestos de desdén al funcionario estatal.
En entrevista, Aguado Pola relata que al realizar sus estudios universitarios en la capital del país se hizo aficionado a la fiesta brava. En una de las peñas capitalinas conoció a Salvador Neme Castillo quien, con el transcurrir de los años, lo recomendaría al gobernador Leandro Rovirosa Wade para que fuera asesor de Mauricio de la Cerda cuando se inauguró la Plaza de Toros Villahermosa, el 21 de abril de 1978.
Siendo Enrique González Pedrero gobernador y Gustavo Rosario Torres presidente municipal de Centro, se hizo oficial el nombramiento de Aguado Pola como juez de plaza estatal.
La primera piedra del coloso taurino ubicado en las inmediaciones de la colonia El Espejo fue colocada el 1 de abril de 1978. Atestiguaron el acto Lorenzo Garza y Luis Castro (a) El Soldado. Y la corrida de inauguración, que ocurrió un año después, la protagonizaron los matadores Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Curro Rivera, con toros del empresario Pepe Chaffit.
El aforo del coso taurino es para 10 mil personas sentadas. La corrida que más se acercó al total fue la antepenúltima al cierre de la plaza que ocurrió el viernes 27 de febrero de 2009 al ingresar 9 mil 823 aficionados con boleto pagado, más 120 pases de cortesía.
Pablo Hermoso de Mendoza, El Zotoluco y Francisco Pizarro fueron los matadores de ese cartel, así como el becerrista Michelito Lagravé Peniche, éste último hijo de la tabasqueña Diana Penechi de Lagravé, oriunda de Emiliano Zapata.
“A la plaza de toros no le sucedió absolutamente nada”, asegura el juez de plaza como rechazo a la versión oficial que, en su momento, puso en cuestionamiento la seguridad del inmueble.
Esgrime también como prueba de la solidez de la estructura física de la monumental, el cartel que se llevó a cabo el 13 de marzo de 2009 que, en los hechos, podría considerarse como la última corrida del sexenio. El espectáculo fue organizado por el empresario Pedro Haces Barba.
LA AFICIÓN
Antes del supuesto cartel de cierre que protagonizara la matadora Mary Paz Vega (española), además de las rejoneadoras Karla Sánchez y Karla de los Ángeles, con toros de Cerro Viejo, la Monumental Plaza de Toros Villahermosa fue albergue de los damnificados de la inundación de 2007.
La ingratitud de esas familias a la protección de sus vidas por el gobierno estatal provoca cólera en el médico de profesión con 70 años de edad: “En verdad que da coraje: se llevaron inodoros, lavabos, lámparas, tuberías… desmantelaron toda la plaza”, fustiga con ira.
A pesar de ello, Aguado Pola afirma que el coloso “no tiene fallas estructurales” aunque sí requiere de mantenimiento porque desde 2007 está prácticamente abandonado. Además, plantea, es necesario instalar las maderas del ruedo, los toriles, burladeros, estribos, etcétera.
—¿Hay o no hay afición taurina en Tabasco? —se le pregunta al juez de plaza que responde a botepronto, no sin antes pedir tiempo para presentar pruebas: “Ahorita vamos a subir al estudio y ya verás”.
Mientras tanto, sigue ponderando el coliseo villahermosino: “La plaza de San Roque en Chiapas está pandeada y no se cae”, refiere. Considera que la tabasqueña tiene el mejor sistema de drenaje de todas las de la república y, añade con tristeza, “un reloj más funcional que todas”. La de Tabasco, agrega, es una plaza cómoda y moderna.
Insiste en argumentar su apertura porque no sólo sirve para las corridas de toros sino para espectáculos artísticos, culturales, religiosos, circenses, políticos… funciones de box y lucha libre y, por si fuera poco, recuerda, para la imposición de bandas de las embajadoras a la Feria estatal.
“Lo ideal sería que la techaran”, desliza con una sonrisa emocionada al resaltar que la “afición tabasqueña tiene la seguridad de que con el gobernador electo Arturo Núñez Jiménez se va a remodelar la plaza de toros”.
Y después de cuestionar la inseguridad de las plazas portátiles en las que se han realizado algunas corridas ante el cierre de la monumental, pasa a su estudio de la segunda planta de su casa ubicada en el número 122 de la calle Carlos González de la colonia Periodista, en la que exhibe un sinnúmero de carteles, fotografías, reconocimientos personales, discos y otros atavíos que dan cuenta de su afición a la fiesta brava.
Sin pregunta de por medio, el juez de plaza sostiene que la primer corrida que se organizó en México la presenció Hernán Cortes en 1524, en terrenos donde ahora está el zócalo capitalino. Y en Tabasco, el primer cartel que se presentó fue el domingo 13 de mayo de 1923 con Vicente Ravelo (a) El Veracruzano y Roberto Gómez como matadores.
A modo de despedida, Aguado Pola exhibe orgulloso una fotografía en donde aparece su padre Fernando Aguado Maldonado al volante de un vehículo Ford modelo 1932 que lleva como pasajeros a los generales Lázaro Cárdenas, Pascual Ortiz Rubio, Plutarco Elías Calles y al gobernador Tomás Garrido Caníbal.
“Esa calle era la de acceso al aeropuerto que estaba aquí en Tabasco 2000…”.
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