martes, 31 de julio de 2012

Efecto López Obrador, bumerán contra la izquierda


El control del Congreso y el reparto de cargos en el Ejecutivo socavan la alianza electoral de los partidos que conformaron la coalición Movimiento Progresista por Tabasco 

Luis Enrique Martínez / luisenriquemarh@hotmail.com




La secuela del efecto López Obrador enceba el futuro de los partidos afines al PRD en Tabasco.
A la contienda electoral de julio llegaron unidos pero intereses partidistas, de grupo y personales empiezan a ensombrecer la ruta de la alternancia que impuso mayoritariamente el electorado contra la principal víctima de la democracia en la entidad: el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
De manera imperceptible, al interior del Partido de la Revolución Democrática (PRD) renace la disputa por el control de la ahora primera fuerza política estatal al calor de la pugna por los “cargos en el poder” Ejecutivo que encabezará Arturo Núñez Jiménez.
Simultáneamente, las cúpulas nacionales de los partidos del Trabajo y Movimiento Ciudadano entran a la contienda poselectoral de las izquierdas pero para sentar las bases de su desarrollo estructural con los votos captados en la elección concurrente. Aseguran que 2012 será el despegue para desplazar a las primeras fuerzas partidistas en la entidad.
La mirada de esas incipientes fuerzas partidistas está puesta en los comicios intermedios de 2015 o en el estatal de 2018 en que uno de ellos podría postular a Pedro Jiménez León como candidato a gobernador.
A tal escenario se suma el indudable fortalecimiento de la estructura local del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), cuyo futuro, como el de las organizaciones partidistas señaladas, está ligado a lo que decida Andrés Manuel López Obrador en los próximos días, semanas o meses.
La lucha por el control de la Junta de Coordinación Política (JCP) del Congreso estatal es el primer signo del soterrado enfrentamiento entre los partidos que conformaron la alianza electoral Movimiento Progresista por Tabasco.
Un ejemplo: con el apoyo del grupo de los “fociles”, Casilda Ruiz Agustín pugna por el liderazgo de lo que será la bancada del PRD en la 61 Legislatura para, enseguida, acceder a la presidencia de la JCP. La acción intenta frenar a Rosalinda López Hernández, representante del grupo que coordina el hermano de ésta Adán Augusto.
Viendo esa disputa, los diputados electos del PT le están poniendo precio político al respaldo a cualquiera de los militantes del PRD que aspiren a conjuntar la mayoría para asumir la JCP sin presidencias rotativas como es la propuesta de la bancada electa del PRI.
La venta
Con López Obrador como candidato presidencial, el Movimiento Ciudadano captó 12 mil 332 votos y 17 mil 776 sufragios el PT. La suma de tal apoyo marcó la diferencia con la cual Núñez Jiménez ganó la elección de gobernador. Y eso es lo que venden los aliados del PRD.
Para la elección de diputados, esos números variaron. En los 21 distritos electorales, el PT recibió 21 mil 344 en tanto que el Movimiento Ciudadano 15 mil 206, algo inesperado incluso para las dirigencias locales de esos partidos cuya estructura partidista estatal es prácticamente testimonial.
Por otra parte, en esos mismos comicios el PRD captó 366 mil 268 sufragios, lo que significó en los hechos conformar una fracción parlamentaria de 21 diputados entre plurinominales y de mayoría relativa. A pesar de ello, requiere del apoyo del PT para asumir la JCP.
Y ahí es donde la venta de verano se extenderá al invierno cuando se acerque la fecha de la instalación de la 61 Legislatura al Congreso local.
Así pues, la unidad electoral de las izquierdas empieza a naufragar como cuando el PRD perdió la hegemonía legislativa que alcanzó en los comicios intermedios de 2003. En los tres años posteriores a éste, la bancada perredista terminó fragmentada hasta en tres corrientes. Unos fueron cooptados por el PRI, otros, se entregaron solos.



INCERTIDUMBRE
Convertido en un singular guardacasita, Roberto Romero del Valle reveló recientemente que el PRD no tenía un padrón de militantes. De ahí pues que la cúpula nacional de ese partido lo instruyera para iniciar la campaña de afiliación partiendo de los votos obtenidos en la elección de gobernador.
Sin embargo, registrar a los más de 360 mil votos adjudicados al PRD en esa contienda será difícil si se admite que el apoyo otorgado a Núñez Jiménez fue producto del voto diferenciado que ejerció en la jornada electoral el ciudadano apartidista o de militantes priistas o panistas inconformes con las propuestas de sus respectivos partidos.
Para ello hay que recordar que a las dos concentraciones masivas que encabezó López Obrador en el inicio y cierre de su campaña presidencial en los municipios de Macuspana y Centro, a diferencias de otros tiempos, las banderas del PT y Movimiento Ciudadano; y la presencia de ex o aún militantes del PRI o PAN magnificaron esos actos.
Y no todos los candidatos ciudadanos que participaron en la contienda del domingo 1 están interesados en afiliarse al PRD o, por otro lado, están a la espera del futuro político de López Obrador. Algunos sacan a colación las diferencias políticas que el dos veces candidato presidencial ha tenido con Los Chuchos, la corriente interna mayoritaria al interior del partido que fundara, en 1989, Cuauhtémoc Cárdenas.
El de Humberto de los Santos Bertruy es uno de esos casos. El presidente municipal electo de Centro manifestó que su afiliación al PRD la someterá a una reflexión personal porque —añadió— “hay que ver como vienen las cosas con López Obrador…”.
En entrevista publicada en la edición 50 de Clip / Reporte Semanal, de manera indirecta el ex priista aludió el escenario que las cúpulas del PT y Movimiento Ciudadano ya divulgan. Es decir la eventual renuncia de López Obrador al PRD y la afiliación a cualquiera de esas organizaciones o, en su caso, la constitución de un nuevo partido que tendrá como base la estructura del Morena.
Así es: el efecto López Obrador podría convertirse en bumerán que atentaría con la electoral unidad de las izquierdas en una entidad en donde está corriente partidistas la conforman, por una indudable amplia mayoría, ex militantes del PRI. El enemigo partidista al que le endilgaron un amargo verano el domingo 1 de julio de 2012.  

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