Democracia: fiesta cívica en extinción
A pocos días que concluyan los procesos electorales homologados en esta localidad, como cada época comicial, empieza a sentirse una tensión ante los ánimos caldeados de sus protagonistas.
Rosa Elvia Bracamontes / rosaelviab@hotmail.com
Cada tres años surge el mismo escenario donde bajo la premisa de defender cada quien sus propios intereses ponen en riesgo la legalidad de un evento que debería revestirse de fiesta cívica, pero también la paz y tranquilidad de la ciudadanía.
Ante el grito de “fraude” proclamado desde la contienda federal por el abanderado de las izquierdas, se han colocado ya en sus respectivas trincheras para “desenmascarar” a los panistas y a los priistas en acciones que atenten contra los principios rectores de la materia electoral.
El sospechosísimo: el ingrediente principal cuya sazón se intensifica conforme se acerca el día CERO. El miedo social, su acompañante; no en vano los spots de López Obrador pretenden desvirtuar un sentimiento que emerge en el ánimo de la sociedad, pero no es producto de la casualidad.
No existe una zona de este país que no conozca el patrón de conducta de la izquierda belicosa, desbordada, instigada por el “amoroso” presidenciable que a lo largo de seis años sembró la semilla de sentimientos negativos dentro de los sectores poblacionales más pobres del país. Los que menos tienen son los que más ganas tienen de alcanzar la llevada y traída justicia social que dicho actor político les vende, sea como sea.
En Tabasco, congruente a este patrón conductual, el candidato al Gobierno del Estado saca de la manga —a modo de remontar las encuestas que favorecen al candidato priista— que todos los males del terruño son producto de la corrupción del partido en el gobierno. Más de cuarenta años al servicio del priismo avala dicha afirmación.
¿Quién mejor que alguien tan involucrado en la intimidad de las decisiones “corruptas” del priato, que Arturo Núñez, para decirle a la sociedad una realidad que es irrefutable y de la que él fue parte muy activa?
La redención política impone combatir, bajo cualquier costo, prácticas ilegales del tricolor; con independencia de quienes contienden, la organización perredista se limita a “cazar mapaches electorales”.
Esto implica sitiar propiedades privadas, vehículos particulares y oficiales, espiar las actividades de los que conocen como operadores políticos de la marea roja. Hacer un verdadero trabajo de “inteligencia” para “caerles con las manos en la masa”, sin llamar para ello a las autoridades competentes.
El drama surge cuando la sociedad se involucra e indigna con la idea que el poder económico del tricolor incline la balanza a favor de su abanderado. Sentimiento que moverán para presionar a las instituciones, electorales y no, a mantenerse al margen de las “acciones” que ellos implementen para defender sus intereses.
Allanamientos de morada, daños en propiedad ajena, robo a mano armada, lesiones en riña, asociaciones delictuosas; vandalismo a diestra y siniestra, trasciende en estas épocas. Los retenes caza mapaches nos acompañarán en los últimos siete días antes del 1 de julio. Tomen sus precauciones; se supone es una fiesta cívica.
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