lunes, 28 de mayo de 2012

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*La suma de todos los males


Aunque las campañas electorales deben ser oportunidad para mostrar el apoyo popular de cada candidato y las estrategias para la conquista del voto, hay quienes apuestan todo a menoscabar al adversario y a alardearlo en los medios de comunicación.

Fernando Hernández Gómez /  fdohernandezg@hotmail.com


Difícil suponer que la suma de miembros del partido contrario a la causa de algún candidato —aunado al voto duro— vaya a ser suficiente para ganar la gubernatura o cualquier cargo de elección popular. Pese a ello, ésta parece ser la táctica con que el PRD pretende conquistar la Quinta Grijalva.
Revisemos lo que pasa —a partir de las percepciones que se generan con la lectura de los medios de comunicación— con las campañas de cada una de las dos principales organizaciones políticas.
En el PRD, Arturo Núñez Jiménez da la impresión que desarrolla una campaña con formato del viejo PRI: mítines multitudinarios que exhiben su capacidad de acarreo, y foros de análisis de la problemática estatal, de los que surge una propuesta que no alcanza a distinguirse entre generalidades.
El candidato perredista parece soportar su fortaleza en las adhesiones de ex priistas de dudosa probidad. Pero así como unos llegan a engrosar la membrecía del partido del sol azteca, otros correligionarios suyos se fugan al tricolor.
El rechazo a todo lo que huele a gobierno, más que la propuesta específica a las necesidades de la gente, parece ser hasta ahora la principal oferta de su discurso, tanto en plazas públicas como ante los medios de comunicación que le brindan espacios.
Y su campaña cojea del pie que lleva un zapato que se llama marketing. Salvo un spot en el que la ciudadanía y hasta una niña habla bien de ‘Don Arturo’, la campaña muestra en espectaculares y posters a un candidato sonriente pero muy pasado en años, aunque él se define como Súper-Núñez.
En el PRI y aunque traten de asustarlo con que en Tabasco ‘soplan vientos de alternancia’, Jesús Alí de la Torre trae una campaña dinámica, viva, que se vende bien.
El abanderado priista presenta en cada foro, en cada mitin, en cada entrevista mediática, propuestas que la gente entiende, y las rubrica ante notario, lo que si bien no es novedoso en campañas priistas, sí le da un toque de formalidad al compromiso ante la ciudadanía. Y su tarjeta La Choca —que ya parece expediente obligado en toda campaña tricolor por la gubernatura en cualquier entidad— genera expectativas favorables entre el sector femenino.
Alí de la Torre afirma que lleva 17 puntos de ventaja sobre Núñez Jiménez; es decir, si antes del arranque de campaña tenía un posicionamiento superior entre 10 y 12 por ciento por encima de su competidor perredista, en poco más de una semana de proselitismo creció entre cinco y siete puntos.
Esto quiere decir que su estrategia: lanzar propuestas atractivas y novedosas, identificadas con las necesidades de la gente, y su campaña publicitaria, han prendido.
El candidato del PRD dice, por su lado, que la ventaja es de él, y asegura que lleva cinco puntos arriba de su oponente priista. Según sus números, Núñez Jiménez habría ganado un punto porcentual: primero decía que la diferencia a su favor era de cuatro por ciento, y ahora habla de cinco puntos. Sólo falta que muestre las encuestas y que diga qué casa las aplicó.
Empero, el principal lastre de Arturo Núñez son, casualmente, las sumas de políticos desgastados, formados en el viejo PRI, el de los dinosauros y, por lo mismo, con ideas arcaicas. 
Se trata de políticos cuyo concepto de honestidad contrasta con las fortunas que hicieron al amparo de cargos públicos o al frente de liderazgos caciquiles. Y se pasaron a las filas perredistas, cargando con su desprestigio y hasta con sus vástagos.
Aunque en medios de la capital del país se diga que se trata de ‘liderazgos reconocidos’ y que el PRI se ha desgajado en Tabasco con su partida hacia el proyecto nuñista, aquí no engañan a nadie; se les conoce por sus nombres, sus apodos y por la cola que arrastran.
Encabezan la lista Arcadio León Estrada, cacique que por más de dos décadas detentó el liderazgo de la Unión Ganadera Regional de Tabasco, y Agapito Domínguez Lacroix, quien siendo delegado de la desaparecida Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (Sedue), fue acusado con pruebas documentales de desvío de recursos federales.
Figura también entre los que defeccionaron a una militancia tricolor de toda la vida: Abenamar de la Fuente Lazo, quien dos veces fue alcalde de Huimanguillo y que anunció su paso al PRD cuando se enteró que la candidatura a presidir el ayuntamiento que ahora detenta su yerno, no era para una de sus hijas.
Dos ex dirigentes estatales de la CNC, Francisco Rabelo Cupido y Víctor Manuel López Cruz, que aprovecharon el liderazgo campesino para hacerse de candidaturas a cargos de elección popular, son ahora nuñistas, aunque hasta no hace mucho presumían ser priistas de hueso colorado.
Sobresalen como nuevas adquisiciones del perredismo: Fernando Rabelo Ruiz de la Peña, quien tiene en su expediente curricular el haber sido rector de la UJAT en uno de los periodos más grises para la enseñanza superior en la entidad, y Roger Arias García, líder del SITET, quien es uno de los dirigentes magisteriales a los que puede atribuirse gran parte de la culpa que la calidad educativa de Tabasco esté por los suelos.
Y María Estela de la Fuente Dagdug —hija de Abenamar—, quien como coordinadora de Atención Ciudadana del gobierno estatal desvió recursos de apoyo a familias pobres para su promoción personal en Huimanguillo, y en el Palacio Legislativo de San Lázaro implantó el récord de ser la diputada federal con más inasistencias en el salón de plenos, vendría a cerrar este expediente de cartuchos quemados que el PRD presume como la octava maravilla.
Ah, y no podíamos dejar fuera de este cuadro de honor a los vástagos del ex dirigente de la Sección 14 del sindicato petrolero, Gonzalo Guzmán Vázquez: Javier y Dulce María Guzmán.  

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