Federico Madrazo Rojas, nieto e hijo de ex gobernadores, ante el dilema de sepultar al madracismo o revivirlo el 1 de julio; enjuicia que hubo un mal manejo de selección del candidato a gobernador que enredó todo
Roberto Barboza Sosa. / rbarbozasosa@hotmail.com
Con apellido de estirpe política, único de su tercera generación que lucha por preservarlo en la palestra y en el ocaso del ostentoso poder que detentó su padre, Federico Madrazo Rojas se encuentra en el dilema que en esta elección pueda sepultar esa prosapia o empezar su resurrección.
Por primera vez se someterá a una elección para un cargo de elección popular por el voto directo de los ciudadanos, en un distrito electoral local competitivo que en otra época tal vez sólo con pedirlo no le hubiera costado nada en obtenerlo.
Sin el otrora poderoso factor que representaba su padre Roberto Madrazo Pintado, el vástago empezó a sentir la frustración de cualquier militante priista que no logra concretar sus aspiraciones por el avasallamiento de los poderosos en turno.
Madrazo Rojas intentó, inútilmente, su postulación por el partido que dirigieron nacionalmente su abuelo Carlos Madrazo y su papá Roberto Madrazo, para candidato a diputado federal por el sexto distrito, pero comprobó que el respaldo de la corriente madracista con el que obtenía casi todo ha menguado en Tabasco.
Finalmente tuvo la oportunidad de ser nominado candidato a diputado local por el sexto distrito, y aunque tuvo la suerte de que le pusieron de contrincantes a unos ‘flanes’: Leticia Taracena, por el PRD, y Carlos Valenzuela, por el PAN, otras condiciones políticas de la entidad le complican un triunfo fácil.
SU PROPIA HISTORIA
En entrevista, Federico ‘Pico’ Madrazo Rojas asume los riesgos de supeditarse a los designios de la democracia, y admite que “a pesar de que el entorno no es de lo más saludable, yo creo que como joven es un paso que he decidido a dar”.
“Es un paso natural. Si estoy decidido a participar en política, pues uno debe ir construyendo su propia historia, buscando sus propios espacios, expresando sus propias propuestas, convenciendo y formando una imagen propia”, afirma.
Quien como hijo de gobernador fuera inquilino de la Quinta Grijalva —residencia oficial que el candidato priista Jesús Alí de la Torre ha prometido cerrar por los altos costos—, repite que independientemente de todo el entorno, “para mí era muy importante arrancar con una elección y, por azares del destino, creo que tiene más importancia, más peso, arrancar en un proceso local”.
Arguye que la candidatura a diputado local le permite “cuajar mucho más; te permite, ganando, tener mucho más presencia; te permite realizar un trabajo y tener mucho mayor contacto con la gente”.
Es quizás menos espacio territorialmente que un distrito electoral federal, la tercera parte, pero por ende es mucho más directo el contacto, penetración, compromiso y trabajo, expone.
ENREDARON TODO
El abanderado al Congreso local por el PRI-Panal-PVEM, rechaza que se le dificulte seguir su carrera política ahora que su papá vive el ocaso del poder que tuvo como gobernador, dirigente nacional del PRI y candidato presidencial.
Quedarse sin la candidatura a diputado federal del VI distrito —como pretendía originalmente—,dice que es una etapa superada. “Lo que nos ocurrió a nosotros en el proceso interno para la candidatura federal no lo veo como un fracaso personal”.
Al considerar que se trató de un mal manejo que el PRI realizó de sus procesos internos en general, remarca que “todavía hasta ahorita estamos acabando de recomponer el tema del proceso interno para gobernador, el tema de alcaldes y de diputados”.
“Lo que allí ocurrió, define el nieto de Carlos A. Madrazo, realmente no fue un enfrentamiento José Carlos Ocaña-Federico Madrazo, ni Granier-Madrazo, sino fue producto todo de un mal manejo de origen de la sucesión de gobernador”.
En ese momento, expone, “no sé si con razón o no, José Carlos pensaba que iba a ser candidato a alcalde, era otra la aspiración; Luis Felipe pensaba que iba a ser candidato a gobernador. Entonces, acota, todo de alguna forma tiene un efecto dominó en política”.
Expone: “Yo, al final del día, nunca me registré como precandidato a diputado federal. Se registró una planilla que no incluía ni mi nombre, ni participaba ni era parte de esa planilla. Y yo fui al lugar donde se realizó la votación de la convención distrital para ver realmente cómo estaban las cosas. Pude no asistir y no hubiera pasado nada, porque no era parte de esa planilla. Me queda que está claro que una planilla estaba apoyándome y otra no”.
Aclara que la impugnación al proceso interno en el sexto distrito federal, la hubiera podido seguir. Cuestiona: “¿Y por qué desistí de la impugnación?, porque el elemento más importante implicaba tirar todos los procesos de las candidaturas a diputados federales”.
EVIDENCIAR LO MALO
El también ex diputado federal agrega que se desistió, “porque más allá del mío, se hubieran caído los otros cuatro procesos internos de selección, excepto el de la Alianza que era por acuerdo”.
Persistir en la impugnación, dice, era meter al partido en otra dinámica; era evidenciar lo que se había hecho mal. “Y por eso me dieron la razón al final. Dijeron: ‘Bueno, efectivamente, sí hubo mal manejo de listado, sí estuvo mal el registro’. El partido reconoció todas las partes que yo impugné”.
“Y ya no pasó nada, pues no era un capricho, ni era llegar por llegar, sino dejar en evidencia los malos vicios que el PRI tiene, pero en mi ánimo de construir y de que el PRI no pierda”, indica.
“Se equivocaron, está bien. Lo reconocieron, está bien. Vamos para adelante, no pasa nada. En política, yo entiendo que así es. Digo: sería el colmo que yo me diera por sorprendido. El PRI ahorita quiere ganar, a darle la vuelta a todo lo que nos generó, a que nos enfrentáramos, que nos dividiéramos”, expresa.
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