Tremendo lío en el estado al tener sendos conflictos no sólo en los partidos políticos, sino también en quien es, por ley, el árbitro del proceso electoral local.
Especulaciones surgen a diario respecto a la Convocatoria lanzada por el Congreso local y la legitimidad que tienen los consejeros locales para que, en observancia estricta a lo que prevé la ley electoral, designen al consejero presidente sustituto por el período que le correspondía a Alfonso Castillo Suárez.
Todo parecía indicar que en un hecho histórico y sin precedentes, los seis consejeros electorales que hoy actúan harían lo conducente, constituyéndose en el ente autónomo que se supone que son, para hacer cumplir la ley. Pero no. Les tembló la mano, más allá de la razón que expongan.
Como también se vino abajo la participación de cuatro de ellos en la acción legal que promovieron ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, a fin de impugnar la citada convocatoria, permaneciendo en tal acción los que se presumen de influencia perredista. Para suspicacias.
Qué difícil situación en momentos tan críticos, al constatar el modo tan quebrantado en que vienen resolviendo y actuando quienes, se supone, son peritos en materia electoral.
Invariablemente lleva a todos a hacer las preguntas obligadas: ¿cuentan con la capacidad suficiente para hacer frente a la enorme responsabilidad que pende sobre sus hombros, si son incapaces de hacer cumplir la ley, tan expresa y clara en este tema en particular?
¿Qué sería lo peor que pudiera pasar? ¿Que el federal les dijera que están equivocados? ¿No es perder por default al no intentarlo cuando ya habían hecho el amago y recuperar crédito social?
Preocupa el tema y quienes aplicaron los exámenes para ocupar el cargo acéfalo la deben estar pensando, pues más allá del oneroso salario que perciban, el pasaje que hagan por tal institución en las condiciones en que actualmente opera será determinante para su futuro a título profesional.
Claro que cabe le apuesten a la amnesia colectiva que suele acompañarnos en el estado, que permite convertir lo legalmente incorrecto a solo desacierto institucional, proveniente de presiones subliminales y ante ello, todo el mundo alza los hombros y lo deja en el pasado.
Y no tiene por qué ser así. Existe un marco normativo que debe cumplirse. Y seguro el mismo requiere de un profundo análisis a futuro para su modificación, pues estamos en presencia de una institución que, sin importar el partido que esté en el poder Ejecutivo, siempre tendrá vínculos sesgados o no, mientras no se independice del todo.
El cuento de no acabar, pero es bueno pensar que en algún momento nuestros flamantes legisladores se sentarán a hacer lo propio y rescatarán a instituciones tan nobles como esta, del descrédito social. ¿Quien le pondrá el cascabel al gato?
Buena la tenemos en tierras chocas; mal el árbitro electoral y desorden por todos lados en los partidos políticos; desbandadas de unos a otros, democracias partidistas a modo y hechos de violencias entre las tribus de las izquierdas por la obtención de las candidaturas por las presidencias municipales y diputaciones. ¡Así es Tabasco y no como lo pintan!
Tal vez esto motivó la entrevista de Arturo Núñez y Gustavo Rosario; debió darle consejos de cómo mantener a su gremio en orden, bajo la consigna de “copela o cuello”. Todo puede suceder.
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