martes, 20 de marzo de 2012

Medios devalúan la democracia Raymundo Riva Palacio


En el marco de la “Semana de Juárez”, auspiciada por la UJAT, el periodista afirmó que la prensa, a través de la “escuela del escándalo”, inhibe la participación social
Luis Enrique Martínez /
luisenriquemarh@hotmail.com

En México, los medios de comunicación conforman “la escuela del escándalo” que inhibe la participación social y victimiza a la democracia, afirmó el periodista Raymundo Riva Palacio al disertar la conferencia magistral “Cultura y Educación Pública en México”.
Ante alumnos, profesores, investigadores y autoridades de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), el dos veces premio nacional de periodismo aseguró que el cambio social en el país está en “los ciudadanos de a pie” y señaló que la pasividad sólo conduce al autoritarismo.
Al iniciar la “Semana de Juárez 2012”, que inauguró el rector José Manuel Piña Gutiérrez, el miércoles 14, el protagonista de una carrera periodística de 40 años en el país y en el extranjero reflexionó en torno al sistema democrático, medios de comunicación, gobernantes y gobernados.
En ese contexto, señaló que discutir sobre gobernantes y gobernados, parece un diálogo estéril. A los gobernados poco les importa el debate que parece conceptual y a los gobernantes importa menos, pues —dijo— ante la pasividad de los primeros, la estabilidad y el mantenimiento del statu quo resulta muy conveniente.
La víctima de este arreglo por conveniencia, enfatizó, donde todos permanecen en su zona de confort es la democracia. No sólo como sistema político, que es lo que la gran mayoría percibe, sino como una forma convencional de organización social.
Casi al final de su intervención que duró más de 18 minutos, Riva Palacio indicó que la democracia es un concepto devaluado porque los políticos no han sido capaces de introducirla a la vida cotidiana y los medios la han reducido a la dialéctica de la confrontación que ha trasmitido un mensaje distorsionado de ella misma.
Los mexicanos, añadió, ven en el sistema democrático que se les proyectan choques entre políticos, ataques, corrupción, inmovilismo, paralización y estancamiento económico. ¿Para esto era la democracia?
Al respecto, refirió que en la última encuesta de Latinobarómetro sólo cuatro de cada diez mexicanos siguen pensando que (la democracia) es el sistema político que más prefieren pero —advirtió— la tentación hacia un régimen autoritario va creciendo en la misma forma como el desinterés sobre qué tipo de organización social y política prefieren, siempre y cuando respondan a los intereses particulares de cada uno.
Recordó que de 2010 a 2012, el apoyo a la democracia en México se desplomó en 9 puntos junto con la sensación de progreso que cayó de 24 por ciento de mexicanos “que sentían que se iba hacia delante” a 22. Apuntó que tan sólo en un año disminuyó nueve puntos porcentuales el apoyo a ese sistema de organización social.
El analista político fustigó la paradoja de la realidad nacional cuando un 76 por ciento de mexicanos se dice satisfecho con su vida y otro 59 por ciento considera que el presidente Felipe Calderón está haciendo bien su trabajo. A tal grado, precisó, que lo ubica a 12 puntos arriba de Vicente Fox, una década después.
Citó el Latinobarómetro para sostener que la caída del apoyo a la democracia se debe a la violencia en las calles mexicanas. Entonces preguntó: ¿Cómo se explica la satisfacción individual y el respaldo al presidente?
La respuesta —deslizó— podría encontrarse en que 14 por ciento de los mexicanos añoran un sistema autoritario y el 36 por ciento no tiene interés en ningún tipo de sistema, “salvo que la mano del gobernante esté dura, que haya orden, que haya seguridad”.
En seguida pasó a cuestionar la actividad de los medios de comunicación:
Manifestó que “la escuela del escándalo” ha hecho camino a los largo de estos años. La democracia por la que tanto se luchó ha sido despilfarrada por quienes deberían haber sido sus promotores y sus guardianes.
Destacó que quince años después de que empezó la transición política mexicana y doce años después de la primera alternancia del poder, el principio shopenhariano de democracia política no se cumplió: no regresamos a donde estábamos sino retrocedimos unos cuantos años.
Con preocupación, el maestro e investigador de los medios de comunicación, expresó:
“Este es nuestro legado pero ¿tiene que ser nuestro destino manifiesto? Yo estoy convencido que esta generación de políticos en transición generacional no producirán el cambio pero sí podrán sentar las bases para un nuevo país en el mediano plazo.
“También estoy convencido que los medios de comunicación que tenemos, tan importantes en los tiempos de la transición, se volvieron parte del mismo sistema de complicidades. En ellos no está el futuro ni la clausura de la escuela del escándalo. Esta en los ciudadanos de a pie, los que son hoy pasivos y tienen que convertirse en agentes activos para el cambio.
“¿Cómo se logra sacarlos del marasmo conformista en que viven? No tengo respuesta para ello. No creo que nadie tenga respuesta realmente para ello.
“Por lo que hay que seguir la búsqueda y construir posibilidades y oportunidades. Sí creo que es la creatividad, la imaginación pero sobre todo el ánimo de quienes quieran tener un país diferente y trabajen para ello, la puerta por donde se empiecen a encontrar soluciones… la pregunta es ahora si queremos soluciones…
“Si uno ve los resultados de las encuestas, el ánimo es tan deprimente como la vida pública hoy en día. Pero cada uno de ustedes sí tiene que reflexionar, si lo que tiene es política, social y existencialmente suficiente o si vale la pena luchar por un objetivo.
“Quizás un sueño, y evitar que en este país siga existiendo un país para las élites y un país para los resultados de todo menos del escándalo.
“Este es en efecto un panorama de desolación social y política. Pensar de otra manera es engañarnos a nosotros mismos. Pero no pensar y actuar en consecuencia es trágico. Y eso sólo significaría que lo que tenemos es lo que realmente nos merecemos”.

NO A LA COMPLICIDAD
Con 40 años de participar en el periodismo nacional y extranjero, Raymundo Riva Palacio criticó a las corrientes de opinión que exhortan a los mexicanos a no votar en la elección presidencial: “Actuar así es evadir responsabilidades que afectan a la democracia”, afirmó.
Sobre el particular, explicó que políticos y medios de comunicación han alejado a los ciudadanos de los espacios de discusión de los asuntos públicos, y generado en la escuela del escándalo la destrucción educativa.
El público que llenó el aforó del auditorio del Centro Internacional de Vinculación y Enseñanza no perdió detalles de la exposición del colaborador de diarios de circulación nacional como Reforma, El Financiero, El Universal, Milenio, Eje Central y El Gráfico, entre otros.
A ellos preguntó y contestó:
“¿Qué es lo que ven, escuchan o leen los mexicanos? Nada aparentemente que los entusiasme lo suficiente para salir de la pasividad salvo sangre, el sexo y el drama”.
El problema que esto conlleva —precisó— es una marginal predisposición a no participar en los procesos políticos o de no votar. Aseveró que como hace tres años, en México empieza a darse una corriente de opinión, a través de correos electrónicos, con la propuesta de no votar en la próxima elección presidencial.
El argumento, subrayó, camina con las mejores intenciones: La de presentar de esa forma una protesta contra el sistema establecido. Sin embargo, sostuvo que lejos de que esa cruzada pueda cumplir su cometido, se convierte en una razón no sólo para no votar sino para evadir responsabilidades.
“Y en lugar de provocar por la fuerza un cambio fundamental en las prácticas políticas y mediáticas nacionales, se les avala con la pasividad irresponsable.
“Quizás no estamos plenamente conscientes de lo que esto significa. Pero afecta directamente a la democracia que se funda sobre el consenso de los gobernados”, puntualizó.
Al abrirse la sesión de preguntas y respuestas, Riva Palacio consideró como problema de la sociedad la actuación de los medios de comunicación:
Si la sociedad, aseguró, no castiga a sus medios, si la sociedad no asume un papel mucho más activo con los medios, que es el único contrapeso que tiene el poder, entonces los medios no van a tener ningún interés para cambiar las cosas.
“(Sin la participación social) Los medios tampoco van a estar presionando a los actores políticos. Así que la participación tiene que ver con cambio de cultura en este país porque se confunden cuales son los papeles y las responsabilidades de cada actor.
“No sé por qué los medios han asumido el costo de la educación. Cuando deben ser intermediarios. Deben crear la arena para la discusión y el debate público. Pero no lo van hacer, insisto, si no hay una demanda y una exigencia por parte de la gente.
“¿Cómo lo exige la gente? No viendo noticieros; apagando la radio, dejando de comprar periódicos, revistas… pidiendo a los anunciantes que no se anuncien y si la gente no ejerce una presión social sobre aquello que le duele a los medios, que son los ingresos, pues entonces la gente tampoco está asumiendo su papel.
“Esto es una tarea de responsabilidades compartidas. Normalmente es muy fácil adjudicar culpa a los actores políticos. Y creo que aquí hay una responsabilidad mucho más amplia y mucho más eficiente, en términos de impacto; si hubiera una ciudadanía mucho más activa, mucho menos pasiva, mucho más militancia, en el buen sentido, se ayudaría a otorgar premios y castigos, según el comportamiento de los medios.
“Que hubiera un castigo para todos aquellos que no les interesa cambiar, que no les interesa ser promotores de un cambio”, sugirió.
La fórmula para romper el círculo vicioso, planteó, es mediante un cambio forzoso.
Luego concluyó:
“En tantos puntos como sea posible en la espiral descendente, los círculos vicios son sistemas dinámicos que no permanecen estáticos. Por lo que al cambiar un factor en la dirección y el momento, los demás resultarán igualmente afectados.
“Es entonces cuando un círculo vicioso se vuelve un círculo virtuoso. Nos encontramos en la parte baja de la confianza pública.
“Si los ciudadanos no le creen a los políticos y tampoco a los medios de comunicación, que son los generadores y transmisores de la información con la cual se forma opinión y se toman las decisión que afecta a sus vidas, qué tipo de nación es la que estamos construyendo.
“Si la democracia se funda sobre el consenso de los gobernados y todos los gobernantes ¿qué tipo de sistema político, que es una forma de organización social, estamos desarrollando?
“Estamos en una paradoja: a los gobernantes se les ha perdido la confianza porque no dan resultados, pelean todo el tiempo, no hay datos que permitan decir la razón exacta por las que no le creen.
“Tampoco las razones del por qué se desconfía de los medios que son juzgados. Se puede argumentar, sin siquiera evaluar racionalmente su trabajo”.

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