En un proceso electoral concurrente sin precedentes, la izquierda “progresista” confía como nunca antes en acabar con la hegemonía del PRI en Tabasco
Luis Enrique Martínez / luisenriquemarh@hotmail.com
El viernes 30 de marzo, Andrés Manuel López Obrador iniciará el ciclo electoral primavera-verano en Macuspana. Por la concurrencia de elecciones, su segunda candidatura presidencial alimenta la esperanza de sus seguidores para acabar con la hegemonía del PRI en Tabasco.
Son 83 años que el Partido Revolucionario Institucional lleva como titular del Poder Ejecutivo estatal. A partir de 1992, empezó a compartir el poder político pero sólo en 15 de 17 municipios y, de paso, también cogobierna con la oposición en el Congreso local.
En dos ocasiones consecutivas López Obrador compitió por la gubernatura. Si no derrotó a sus rivales del PRI, al menos logró aumentar el número de opositores al partido que presidió hasta el 16 de agosto de 1983. Tanto así como para que la efervescencia poselectoral de 1994 fuera la plataforma al liderazgo nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 1997.
Dos de sus acérrimos adversarios en la elección de gobernador de 1994 son ahora sus aliados: Arturo Núñez Jiménez y Pedro Jiménez León. Este último fue artífice del violento desalojo de Plaza de Armas del 19 de enero de 1995. Un acto que, siendo diputado local, bautizó como el “Día de la defensa de la soberanía estatal”. O lo equivalente a imponer por la fuerza a Roberto Madrazo Pintado como mandatario estatal.
Oportunismo y pragmatismo político unidos, ahora, sin embargo, se acogen a la sombra del ex adversario común que, en la elección presidencial de 2006, derrotó por más de 100 mil votos de diferencia a Madrazo Pintado.
Bajo la coalición Movimiento Progresista por México, los candidatos al Congreso de la Unión —senadores y diputados federales— comparten las mismas ilusiones del candidato a gobernador, así como de los aspirantes a regidores, alcaldías y diputaciones locales, para que el efecto electoral de 2006 se repita en la jornada electoral del domingo 1 de julio.
Esto es así porque el Congreso local aprobó la concurrencia de la elección estatal con la federal. Y, como sucede en la mayoría de entidades federativas, en un mismo día habrá seis elecciones constitucionales.
Ahí radica la posibilidad de la alternancia política que empezó a promover la diputada local del PRI, Lorena Beaurregard de los Santos, en mayo de 2010. Y con López Obrador de nuevo como candidato presidencial, la esperanza es el pan que alimenta a la oposición para, ahora sí, acabar con la hegemonía del PRI.
Ese camino empieza este viernes en Macuspana. La cuna del creador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena): Andrés Manuel López Obrador.
Trastabilleos
Después de dictar una atropellada conferencia a los participantes del XXVII Congreso de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción, Enrique Peña Nieto aseguró que el PRI en Tabasco “no está exento de sufrir algunos trastabilleos” en la elección estatal de julio próximo.
La inesperada declaración del candidato presidencial de la coalición Compromiso por México, dejó en un témpano a Jesús Alí de la Torre, quien se encontraba a su derecha a la salida del Centro de Convenciones de Tabasco 2000.
Por si faltara, el ex gobernador del estado de México abordó también el tema de la deserción de priistas a las filas del PRD: en cada proceso electoral son normales los “movimiento abruptos”, dijo la tarde del jueves 22 de marzo.
Al interior del equipo de precampaña del candidato a gobernador por la alianza Compromiso por Tabasco, la opinión de Peña Nieto fue masticada pero no ingerida. Intensificó el nerviosismo ante la posibilidad de que el proceso de elección interna del PRI se repita si así lo decide el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ante las impugnaciones de Evaristo Hernández Cruz y Jaime Mier y Terán Suárez.
En cambio, la frase de que en el proceso electoral local el PRI “no está exento de algunos trastabilleos” intensificó el júbilo de la oposición que, a más de tres meses de la jornada electoral concurrente, ya da por descontado el arribo de la alternancia en el Poder Ejecutivo estatal.
La perspectiva es igual a la que impulsó la segunda candidatura al gobierno estatal de López Obrador hace 18 años; y semejante a las que en tres ocasiones consecutivas encabezó, posteriormente, César Raúl Ojeda Zubieta.
Con el efecto López Obrador de 2006 se beneficiaron políticos desechables como Mónica Fernández Balboa. Seis años después, la expectativa para los representantes de la coalición Movimiento Progresista por México es similar, aunque su candidato presidencial no encabece las encuestas que ubican a Peña Nieto al frente.
Y esa es también la esperanza del Movimiento Progresista por Tabasco que tiene como candidato a gobernador al ex priista Arturo Núñez Jiménez.
Son 83 años que el Partido Revolucionario Institucional lleva como titular del Poder Ejecutivo estatal. A partir de 1992, empezó a compartir el poder político pero sólo en 15 de 17 municipios y, de paso, también cogobierna con la oposición en el Congreso local.
En dos ocasiones consecutivas López Obrador compitió por la gubernatura. Si no derrotó a sus rivales del PRI, al menos logró aumentar el número de opositores al partido que presidió hasta el 16 de agosto de 1983. Tanto así como para que la efervescencia poselectoral de 1994 fuera la plataforma al liderazgo nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 1997.
Dos de sus acérrimos adversarios en la elección de gobernador de 1994 son ahora sus aliados: Arturo Núñez Jiménez y Pedro Jiménez León. Este último fue artífice del violento desalojo de Plaza de Armas del 19 de enero de 1995. Un acto que, siendo diputado local, bautizó como el “Día de la defensa de la soberanía estatal”. O lo equivalente a imponer por la fuerza a Roberto Madrazo Pintado como mandatario estatal.
Oportunismo y pragmatismo político unidos, ahora, sin embargo, se acogen a la sombra del ex adversario común que, en la elección presidencial de 2006, derrotó por más de 100 mil votos de diferencia a Madrazo Pintado.
Bajo la coalición Movimiento Progresista por México, los candidatos al Congreso de la Unión —senadores y diputados federales— comparten las mismas ilusiones del candidato a gobernador, así como de los aspirantes a regidores, alcaldías y diputaciones locales, para que el efecto electoral de 2006 se repita en la jornada electoral del domingo 1 de julio.
Esto es así porque el Congreso local aprobó la concurrencia de la elección estatal con la federal. Y, como sucede en la mayoría de entidades federativas, en un mismo día habrá seis elecciones constitucionales.
Ahí radica la posibilidad de la alternancia política que empezó a promover la diputada local del PRI, Lorena Beaurregard de los Santos, en mayo de 2010. Y con López Obrador de nuevo como candidato presidencial, la esperanza es el pan que alimenta a la oposición para, ahora sí, acabar con la hegemonía del PRI.
Ese camino empieza este viernes en Macuspana. La cuna del creador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena): Andrés Manuel López Obrador.
Trastabilleos
Después de dictar una atropellada conferencia a los participantes del XXVII Congreso de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción, Enrique Peña Nieto aseguró que el PRI en Tabasco “no está exento de sufrir algunos trastabilleos” en la elección estatal de julio próximo.
La inesperada declaración del candidato presidencial de la coalición Compromiso por México, dejó en un témpano a Jesús Alí de la Torre, quien se encontraba a su derecha a la salida del Centro de Convenciones de Tabasco 2000.
Por si faltara, el ex gobernador del estado de México abordó también el tema de la deserción de priistas a las filas del PRD: en cada proceso electoral son normales los “movimiento abruptos”, dijo la tarde del jueves 22 de marzo.
Al interior del equipo de precampaña del candidato a gobernador por la alianza Compromiso por Tabasco, la opinión de Peña Nieto fue masticada pero no ingerida. Intensificó el nerviosismo ante la posibilidad de que el proceso de elección interna del PRI se repita si así lo decide el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ante las impugnaciones de Evaristo Hernández Cruz y Jaime Mier y Terán Suárez.
En cambio, la frase de que en el proceso electoral local el PRI “no está exento de algunos trastabilleos” intensificó el júbilo de la oposición que, a más de tres meses de la jornada electoral concurrente, ya da por descontado el arribo de la alternancia en el Poder Ejecutivo estatal.
La perspectiva es igual a la que impulsó la segunda candidatura al gobierno estatal de López Obrador hace 18 años; y semejante a las que en tres ocasiones consecutivas encabezó, posteriormente, César Raúl Ojeda Zubieta.
Con el efecto López Obrador de 2006 se beneficiaron políticos desechables como Mónica Fernández Balboa. Seis años después, la expectativa para los representantes de la coalición Movimiento Progresista por México es similar, aunque su candidato presidencial no encabece las encuestas que ubican a Peña Nieto al frente.
Y esa es también la esperanza del Movimiento Progresista por Tabasco que tiene como candidato a gobernador al ex priista Arturo Núñez Jiménez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario