martes, 20 de marzo de 2012

Elba en solitario


Elba Esther Gordillo anda errada por primera vez en cinco sexenios. Hasta 1989 su suerte dependía de Carlos Jonguitud, quien la hizo diputada federal.
José Ureña /
primercirculo@hotmail.com

Con buena estrella, pues contestó un informe a José López Portillo e incursionó en la alta política.
Siempre con Jonguitud de garante, escalaba simultáneamente en el gobierno y en el SNTE.
Le adjudican malas mañas para deshacerse de adversarios como el profesor Misael Núñez pero, sea o no cierto, la influencia de su padrino daba para esa protección y más.
Con Carlos Salinas le llegó la anhelada oportunidad de su vida.
Un día el presidente decidió deshacerse de Jonguitud y Manuel Camacho aportó el relevo: llevó a Gordillo a Los Pinos.
A él se le debemos ese cacicazgo.
—Sí, pero a condición de que no sea encarcelado como Joaquín Hernández Galicia.
Salinas le cumplió: 24 horas después Jonguitud estaba exiliado y La Maestra era dueña del SNTE.

TRAICIONES
En cada campaña Elba Esther ha ganado.
Ernesto Zedillo tuvo el respaldo del magisterio para ganar en 1994 y cuando designó a sus secretarios de Educación Pública, primero Fausto Alzati y luego Miguel Limón, los instruyó:
—Ahí te encargo a La Maestra.
El imperio magisterial estaba a salvo.
En 2000 Gordillo traicionó al PRI y jugó con Vicente Fox.
—No hizo su chamba como dirigente del sector popular del PRI —afirma Francisco Labastida, el candidato derrotado.
Pese a todo, se decía priista y Roberto Madrazo la llevó de fórmula a fin de enfrentar la línea de la nomenklatura tricolor cuando enfrentó a Beatriz Paredes y a la mayoría de los gobernadores.
Se pelearon de inmediato.
—Yo confiaba en él, pero no me cumplió —me dijo.
Me dejó helado en víspera de las elecciones de ese año, 2003:
—Yo cuando peleo, peleo a muerte y esta pelea es a muerte.
Contra la línea madracista, venció a Manlio Fabio Beltrones y fue fugaz coordinadora en la Cámara de Diputados.
Defenestrada, Madrazo mostró un ángulo de debilidad: le conservó la Secretaría General del partido y su diputación.
—Es el momento de aniquilarla —le dijeron.
—No —repuso Madrazo—, no es necesario porque ya está acabada.
Error.
Elba Esther recibió el respaldo de Fox y tras su enfermedad regresó para vengarse de Madrazo y del PRI.
Operó para Felipe Calderón y de esa manera ha ensanchado su poder con posiciones en el gobierno, un partido (Panal) y una organización de burócratas, la FEDESSP.

LAGOTEOS
La suerte parece no sonreírle esta vez.
El PRI de Enrique Peña Nieto rompió su alianza con el Panal y eso la deja a expensas del magisterio para conservar el registro y las jugosas prerrogativas, unos 300 millones de pesos al año.
Elba Esther Gordillo no ha cedido.
Aquí está la información: mantiene velas encendidas en dos partidos.
Busca acercamientos con Felipe Calderón en aras de alcanzar un acuerdo y garantizar sus parcelas políticas durante el próximo sexenio en caso de ganar Josefina Vázquez Mota.
Tal vez más adelante opte por irse con Peña Nieto en una alianza de facto, pero de momento el gobierno de Calderón ya la recompensó.
Le dio sillas en los consejos del ISSSTE, Fovissste, Turissste y otros organismos de donde había sido desplazada.
Y si se va con Peña Nieto, con quien mantiene relación, al menos esperará no ser lanzada al ostracismo.
Pero Elba no las trae todas consigo.

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