martes, 14 de febrero de 2012

Un cuento de color… blanquiazul


No es una de esas historias que suele narrar Armando Fuentes Aguirre, Catón, pero se las voy a contar: Érase una vez un Presidente de México que vino a Tabasco el 29 de septiembre de 2011, y vino a contarnos cuentos y a presumirnos cosas, que hoy vemos y comprobamos que sólo existen en su imaginación y en sus discursos.
Fernando Hernández Gómez /
fdohernandezg@hotmail.com

Fue en una de esas veintitantas visitas que Felipe Calderón ha hecho en su sexenio a estas tierras tan golpeadas por inundaciones desde 2007. Pero ese día no vino a hablar de los nueve mil y pico de millones de pesos destinados por su gobierno a obras de protección, que no se han concluido a la luz de este 2012, ni han salvado a miles de tabasqueños de los estragos de las crecientes.
Don Felipe vino a hablarnos de lo que ni siquiera se atrevió a decir hace casi dos décadas aquel otro Presidente —para unos El Innombrable— que se jactaba de que México ya era una nación del primer mundo. Y es que según este Presidente, ahora estamos mejor.
Léalo con sus propios ojos:
“Yo creo que son contados con los dedos de las manos los países en desarrollo que han alcanzado ese beneficio; incluso, me atrevo a decir: contados con los dedos de la mano los países que en el mundo han alcanzado cobertura universal de salud para su gente”.
No paró ahí. Para que nos diéramos idea de cómo estamos, de cómo truenan sus chicharrones —o como decimos por acá: cómo masca la iguana— nos comparó con la nación más poderosa del planeta:
“Países tan poderosos, como Estados Unidos por ejemplo, no han alcanzado cobertura universal de salud. Hay millones y millones de americanos que aún no tienen la garantía de ser atendidos en ningún hospital y por ningún médico de manera gratuita. Ningún otro país de América Latina, salvo alguno, quizá, ha alcanzado cobertura universal. México, amigas y amigos, gracias al esfuerzo de ustedes, lo está alcanzando”.
Recuerdo que ese jueves 29 de septiembre, “un buen día para Tabasco” —según el propio Calderón—, vino a compartirnos “una gran noticia”: que Tabasco había alcanzado la cobertura universal de salud con su programa del Seguro Popular. Nos aseguraba que “médico, medicinas, tratamiento y hospital” estaban garantizados para todo tabasqueño.
Luego nos recetó una serie de cifras comparativas entre los que se destinaba antes de que él llegara a la Presidencia de la República y la ‘ayuda federal’ en materia de salud a Tabasco en esos días. Nos recordaba que de 400 millones de pesos se pasó en cinco años a cuatro mil millones de pesos; es decir, 10 veces más.
Y se fue a un dato engañoso: “Hace 11 años, por ejemplo (cuando el PAN llegó a Los Pinos), sólo tres de cada 10 tabasqueños tenían acceso a algún tipo de cobertura de salud”, es decir, IMSS, ISSSTE y Pemex, “y nada más. Pero siete de cada 10 tabasqueños no tenían un seguro médico para su familia”.
Desde su óptica —antes del 2000—, no existían centros de salud, tampoco hospitales como el Gustavo Rovirosa, Juan Graham y del Niño, por dar ejemplo.
El caso es que ese día, 10 de cada 10 tabasqueños ya tenían asegurada su cobertura de servicios médicos con el Seguro Popular. O mejor dicho: ya todos o casi toda la población de la entidad no derechohabiente de ninguna otra institución, contaban con su carnet, que es distinto.
Y es que —para entonces— ya le habían entregado su cédula del Seguro Popular a más de 100 millones de mexicanos. Hoy, la propaganda panista nos confirma que el 100 por ciento de los mexicanos están afiliados al programa.
Y aunque Calderón nos haya asegurado que hoy “toda niña o todo niño que ha nacido en nuestro bello país, viene con su seguro médico bajo el brazo”, la realidad de los servicios médicos que se brindan aquí y en cualquier parte de México dejan mucho que desear, pues las instituciones hospitalarias se quejan de falta de recursos para adquirir medicamentos e insumos para atender la gran demanda.
¿De qué sirve tener cédula de Seguro Popular si las consultas especializadas, si estudios médicos y otros servicios, como intervenciones quirúrgicas que se requieren con urgencia, tardan en programarse de uno a tres meses en los hospitales?
¿De qué sirve que Chiapas tenga también el 100 por ciento de cobertura del Seguro Popular, si a diario llegan a los hospitales de Tabasco cientos de chiapanecos a solicitar consulta especializada o medicamentos que no se les surten en aquella entidad?
No sé si reírme de lo que nos dijo aquí Calderón. “Antes —afirmó—, siete de cada 10 niños con leucemia se morían. Hoy, dos años y medio después de que el Seguro Popular empezó a cubrir la leucemia y todo el cáncer para los niños, es al revés: se salvan siete de cada 10”. Eso es mentira. Ahí andan los papás de esos infantes, gente sin recursos, acudiendo a Telerreportaje a pedir que les regalen medicamentos porque el mentado programa no se los surte.
Y como esa, dijo más mentiras: que se cubre también el cáncer para toda persona, sea mamario, cérvico-uterino o testicular. “Y ahora anuncio —así lo dijo— que, a partir de hoy, el Seguro Popular va a cubrir también el cáncer de próstata, para que estemos parejos hombres y mujeres en los tratamientos”.
Pues la cobertura de este tipo de padecimiento no existe a casi cinco meses del anuncio, y para los demás tipos de cáncer, los enfermos tienen que hacer larguísimas filas para que les den una cita con el especialista… dentro de dos o tres meses.
Y todo esto que les cuento pasaba antes de que nos enteráramos que el gobierno de Felipe Calderón, de acuerdo con el Informe de Resultados 2011 del programa del Seguro Popular, redujo los recursos que transfiere a Tabasco, Tamaulipas y Tlaxcala, mientras que al resto de las entidades les aumentó el subsidio. En el caso de Tabasco, el recorte fue de 6.3 por ciento, lo que equivale a 36 millones de pesos. ¿A cuántas consultas, tratamientos médicos, intervenciones qui­rúr­gicas equivalen esos 36 millo­nes de pesos? ¿Qué tanto se prolongará la espera para una atención médica en hospitales que reciben de 800 a mil solicitantes de consulta al día?
Eso sí, Calderón nos recordó aquí “un dicho muy popular, que nosotros seguimos al pie de la letra: La salud es lo primero”.

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