miércoles, 11 de enero de 2012

Se resiste a desaparecer la ‘generación perdida’


Humberto Mayans, Arturo Núñez y Juan José Rodríguez representan a los sobrevivientes de la clase política que nació a mediados del siglo pasado y no han podido gobernar Tabasco
Luis Enrique Martínez /
luisenriquemarh@hotmail.com

El invierno tropical empezó caliente. Y la temperatura aumentó con la reaparición pública de Juan José Rodríguez Prats como parte de la “generación perdida” de políticos formados en el PRI pero conversos a la oposición, por interés personal o de grupo, como también son los casos de Humberto Mayans Canabal y Arturo Núñez Jiménez.
Rodríguez Prats subió el termómetro al encartarse como adversario de Gerardo Priego Tapia en la elección de candidato a gobernador del Partido Acción Nacional (PAN). Y lo hizo después de que Mayans Canabal abandonó la disputa por la postulación del PRI para suceder al gobernador Andrés Granier Melo.
Simultáneamente al inesperado destape del panista, apareció la inconformidad de Jaime Mier y Terán Juárez y Nicolás Bellizzia Aboaf contra el Comité Ejecutivo Nacional priista que, de una docena, redujo a cinco el número de aspirantes.
Antes de esos acontecimientos, Núñez Jiménez sumó grados Celsius al advertir que su partido, el de la Revolución Democrática, podría salirse del proceso electoral si Xavier Maldonado continúa en la Secretaría Técnica del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPCT).
A tal amenaza siguió la declaración de fin de año del dirigente del PAN, Jorge Luis Ávalos Ramón respecto a que ya los integrantes del consejo electoral ciudadano no le inspiran confianza y, por tanto, les retiró el beneficio de la duda que otorgó tras relevar a Nicolás Alejandro León Cruz en la dirigencia panista.
Diferencias e inconformidades calaron en los últimos días decembrinos a la mayoría del millón 575 mil ciudadanos con credencial para votar con fotografía cuando se enteraron de que el presupuesto de 450 millones de pesos para el órgano electoral cotizó en más de 300 pesos el sufragio que las coaliciones partidistas y el PAN se disputarán el primer domingo de julio próximo.
Por si faltara más al ambiente preelectoral, en el penúltimo día de 2011 también el PRD contribuyó a la fiebre al iniciar la distribución de candidaturas federales, estatales y municipales que, en general, son la materia prima del calentamiento político que vivirá Tabasco durante el presente año.

Ingratos
Mayans Canabal, Núñez Jiménez y Rodríguez Prats representan la trilogía sobreviviente de la clase política posrevolucionaria. Es decir, la generación que nació a mediados del siglo pasado y que a pesar de sacrificios y esfuerzos personales, y hasta familiares en algunos casos, no ha concretado el sueño de gobernar Tabasco.
Por esa frustración política que desde la década de los noventas no tomó en cuenta su formación universitaria, desempeño en la administración pública federal o estatal, así como en el Congreso de la Unión además de comisiones partidistas, la opinión pública la bautizó como la “generación perdida”.
Algunos de sus miembros como el caso de Nicolás Reynés Berezaluce, fallecieron sin cumplir con el anhelo que a la mayoría llevó a la capital del país cuando las candidaturas de cualquier tipo se ganaban en el centro de la república.
De una y otra forma, alumnos de esa generación fueron indistintamente Manuel Andrade Díaz y el actual gobernador Andrés Granier Melo. No fue el caso de Roberto Madrazo Pintado, quien tal vez sea el último de esa camada de políticos que sí gobernó Tabasco.
Aunque no era su propósito inicial, Madrazo Pintado fue el inesperado impulsor del relevo generacional que hasta el 22 de diciembre se negó a aceptar Mayans Canabal pero no así dos de sus contemporáneos: Núñez Jiménez y Rodríguez Prats.
Aunque en su retiro de la pugna priista Mayans Canabal no leyó el epigrama de Fernando Gutiérrez Barrios que aparece en las cinco cuartillas que sus auxiliares distribuyeron a la prensa, en el fondo, su contenido revela más una formación policiaca que política de la “generación perdida” tabasqueña.
“Un político tiene que saber guardar la dignidad y el decoro que su personalidad y carrera política amerita, respetándose a sí mismo”, recomienda uno de los protagonistas de la guerra sucia contra la oposición al sistema política impuesto por el PRI hasta 2000.
Con esa línea política, Núñez Jiménez y Rodríguez Prats convierten en obsesión personal la elección de gobernador. Aunque precandidato aún, pero el primero ya consiguió lo que no pudo a su paso por el PRI: competir en una elección constitucional por la gubernatura.En tanto que su contemporáneo, si su declaración decembrina no fue una ocurrencia, estaría pugnando por representar al PAN como en 1994 lo hizo ante Andrés Manuel López Obrador y Roberto Madrazo Pintado.

El relevo
Por muchas razones, la contienda interna del PRI se había convertido en espectáculo de carpa. Aquellos que criticaron que desde mediados de 2010, algunos medios de comunicación —sobre todo los ligados a Mayans Canabal— hayan procurado adelantar el proceso priista, aparecieron luego en la docena de contendientes.
Sin explicación alguna, quizá por ello el CEN eliminó a quienes según la opinión pública eran comparsa de la contienda priista. Así pues, de una docena la lista se redujo a cinco: Georgina Trujillo Zentella, Jesús Alí de la Torre, Evaristo Hernández Cruz, Francisco Herrera León y Luis Felipe Graham Zapata.
De esa quintilla, la legisladora federal cuenta con la experiencia política que, en declaraciones al noticiario radiofónico Telerreportaje el 29 de diciembre, López Obrador puso como requisito para gobernar Tabasco: en los últimos once años ha sido directora de Turismo estatal, presidenta municipal de Centro, senadora, diputada local, dirigente local del PRI y, de nuevo, integrante del Congreso de la Unión.
Un expediente político al que se acerca Alí de la Torre que ya fue diputado federal, diputado local y es alcalde con licencia del ayuntamiento de Centro; así también De la Cruz Hernández que ha sido dos veces diputado local y ex primer regidor de la capital; a ambos se suma Herrera León que fue edil de Centla, diputado federal y actualmente es senador con licencia.
Aunque ya fue diputado local, la carrera política de Graham Zapata se circunscribe a su paso por la dirección del Hospital Infantil “Rodolfo Nieto Padrón” y del DIF-Tabasco y hasta no hace mucho secretario de Salud Pública.
La formación política de los cinco radica en las corrientes que encabezan Madrazo Pintado y Núñez Jiménez. Así, Gina, Evaristo, Francisco y Luis Felipe mantienen vínculos parcial o total con el ex gobernador, en tanto que el alcalde con licencia del ayuntamiento de Centro con el precandidato del PRD.
A la fecha, la moneda está en el aire.

La carestía
Con la autorización presupuestal de 450 millones de pesos al órgano electoral de Tabasco, el Congreso estatal cotizó en más de 300 pesos el voto por habitante en la entidad, lo cual significa ubicar la elección local de 2012 en la más cara de México. Y tal vez del continente americano.
Esa cantidad es superior a los 17 pesos per cápita que el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Tabasco (IEPCT) destinó en un año no electoral como fue el 2008 y, al mismo tiempo, más del doble de los 139 pesos por habitantes aplicados en la elección local de 2009.
El cálculo de más de 300 pesos por voto en la elección de gobernador, presidentes municipales y diputados locales es conservador porque se requiere la participación al 100 por ciento del millón 583 mil ciudadanos con credencial para votar para que esa cantidad no se incremente.
Aún así, con la cotización en 300 pesos, el voto equivaldrá a casi seis salarios mínimos fijado para el próximo año por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CNSM) en 59.08 pesos para la región “C” en donde se encuentra Tabasco y 21 entidades del centro, norte y sur del país.
Y a pesar de la escalada inflacionaria prevista para 2012, con 300 pesos la población ciudadana podría adquirir tres kilogramos de carne de res (actualmente se cotiza en 90 pesos); probablemente, dos gallinas de a 170 pesos, 2. 5 pollos de a 120 pesos o cuatro kilogramos de carne de cerdo cuyo precio actual es de 75 pesos.
La señal de la escalada inflacionaria apareció ya en los centros de abasto donde el precio de los productos de la canasta básica aumentó al igual que la tortilla a 14 pesos y el garrafón de agua purificada a 24 pesos.
No obstante, con el estimativo de la cotización del voto del 1 de julio en Tabasco, la población podría comprar 21. 4 kilógramos de tortilla y abastecerse de 12 garrafones de agua cuando la calor del verano arrecie.
Ante tal panorama presupuestal, Tabasco enseña al mundo su riqueza económica manejada por gobernantes surgidos de una oprobiosa democracia tropical. Bananera, dicen algunos por ahí.

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