Escribo estas líneas cuando está en desarrollo la comedia de enredos en que se ha convertido el proceso interno del PRI para designar candidato a la Gubernatura.
Juan José Peralta Fócil *
En medio del alud informativo que en un momento te dice que ya quedó el hombre del gobernador y en otro te asegura que aún no hay nada para nadie, confirmo una vez más que es inaplazable la alternancia como primer paso hacia la transición democrática en Tabasco.
Si bien desde el año 2000, pese al fraude electoral, quedó manifiesto el rechazo popular a la continuidad del priismo en el poder —lo que llevó a la postre a que dicha elección fuera anulada por un tribunal federal—, 12 años más tarde el tabasqueño de a pie expresa con una claridad que asombra, que emociona y que compromete, la urgencia de que en Tabasco haya por fin alternancia.
“Con una verdadera alternancia política se respeta más el buen gobierno, se trata de evitar el robo y el fraude, y se trata de hacer un mejor papel para que el partido en el poder no pierda y así no ser investigados por el siguiente gobierno; en pocas palabras, la alternancia es una candado para asegurar un mejor gobierno”, me decía un paisano hace días.
Una joven estudiante, por su parte, me manifestaba que “cuando una persona o partido dura mucho tiempo en el poder se crean vicios y se genera corrupción con más facilidad que si existe alternancia. Lo cual no necesariamente significa que con la alternancia la corrupción deba terminar, pues como te digo la NO alternancia es sólo un factor que favorece la aparición de la corrupción”.
Más claro, ni el agua.
Y es que Tabasco forma parte de la nada honrosa lista de diez estados que no han conocido otra forma de gobierno más que la del Revolucionario Institucional; las otras entidades son: Campeche, Coahuila, Colima, Durango, Estado de México, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz.
Las condiciones están dadas: en estos momentos, y a diferencia del PRI, las fuerzas de izquierda en la entidad podemos mirar con la frente en alto a los ciudadanos y decirles sin titubeos: supimos ponernos de acuerdo, tenemos la madurez política para encabezar los destinos de Tabasco y sacarlo del atraso que en todos los órdenes lo han sumido los desgobiernos del PRI.
El ciudadano del 2012 ya no es el mismo de antes. Ahora sólo falta traducir ese anhelo de cambio en votos el próximo 1 de julio.
No tengo dudas de que así será.
* Coordinador de la Fracción Parlamentaria del Partido de la Revolución Democrática en el Congreso de Tabasco.
Si bien desde el año 2000, pese al fraude electoral, quedó manifiesto el rechazo popular a la continuidad del priismo en el poder —lo que llevó a la postre a que dicha elección fuera anulada por un tribunal federal—, 12 años más tarde el tabasqueño de a pie expresa con una claridad que asombra, que emociona y que compromete, la urgencia de que en Tabasco haya por fin alternancia.
“Con una verdadera alternancia política se respeta más el buen gobierno, se trata de evitar el robo y el fraude, y se trata de hacer un mejor papel para que el partido en el poder no pierda y así no ser investigados por el siguiente gobierno; en pocas palabras, la alternancia es una candado para asegurar un mejor gobierno”, me decía un paisano hace días.
Una joven estudiante, por su parte, me manifestaba que “cuando una persona o partido dura mucho tiempo en el poder se crean vicios y se genera corrupción con más facilidad que si existe alternancia. Lo cual no necesariamente significa que con la alternancia la corrupción deba terminar, pues como te digo la NO alternancia es sólo un factor que favorece la aparición de la corrupción”.
Más claro, ni el agua.
Y es que Tabasco forma parte de la nada honrosa lista de diez estados que no han conocido otra forma de gobierno más que la del Revolucionario Institucional; las otras entidades son: Campeche, Coahuila, Colima, Durango, Estado de México, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz.
Las condiciones están dadas: en estos momentos, y a diferencia del PRI, las fuerzas de izquierda en la entidad podemos mirar con la frente en alto a los ciudadanos y decirles sin titubeos: supimos ponernos de acuerdo, tenemos la madurez política para encabezar los destinos de Tabasco y sacarlo del atraso que en todos los órdenes lo han sumido los desgobiernos del PRI.
El ciudadano del 2012 ya no es el mismo de antes. Ahora sólo falta traducir ese anhelo de cambio en votos el próximo 1 de julio.
No tengo dudas de que así será.
* Coordinador de la Fracción Parlamentaria del Partido de la Revolución Democrática en el Congreso de Tabasco.
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