Al momento de escribir estas líneas, está por arribar a “su agua”, como él le llama, el licenciado Andrés Manuel López Obrador. Su visita se inscribe en el recorrido que está realizando por todo el país para evaluar el avance que registra la integración de la estructura del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
No es, pues, propiamente una gira para abordar temas de la política local. Si bien no es con el objetivo de hacer reuniones con la militancia del Partido de la revolución Democrática (PRD), ésta ya se mueve para contactarlo, para hacerle patente su cariño y su respaldo.
Para quienes hemos apoyado desde hace años el movimiento del licenciado López Obrador, es motivo de regocijo su presencia, tras salir fortalecido del proceso de encuestas que lo ubicaron como lo que es: el principal líder de la izquierda en México y quien, por ende, el que debe encabezar a las fuerzas progresistas para alcanzar la Presidencia de la República en la elección de 2012.
El virtual candidato del PRD, PT y Movimiento Ciudadano a la máxima magistratura mexicana nos visita recargado con nuevos bríos, con mediciones que marcan que sus simpatías están a la alza, y con una propuesta en favor de la armonía y de la concordia de México, y entre los mexicanos.
Luego de haber despejado los vaticinios de ruptura que los malquerientes vaticinaban, nuestro paisano nos marca la ruta crítica de lo que será su campaña: que sí es posible la fusión de movimientos sociales y la organización del descontento popular con las necesidades de las clases medias y altas.
Hablar en estos momentos de AMLO —AMLOVE le llaman ya— es referirse al líder que entiende lo mismo la causa de los más necesitados que la visión de los hombres de empresa, las inquietudes de los jóvenes que las carencias de nuestros ancianos.
Eso sí, quienes conocemos la consistencia de su propuesta, sabemos que Andrés Manuel sigue siendo el auténtico, el único e indiscutible hombre capaz de conducir a México hacia la República Amorosa que tanto necesitamos.
Su presencia nos alienta, nos motiva, nos aglutina. A un día del inicio formal del proceso electoral local 2011-2012, la presencia de nuestro líder nos debe marcar la senda de lo que plantearemos a los tabasqueños: concordia, unidad y propuesta.
Para quienes hemos apoyado desde hace años el movimiento del licenciado López Obrador, es motivo de regocijo su presencia, tras salir fortalecido del proceso de encuestas que lo ubicaron como lo que es: el principal líder de la izquierda en México y quien, por ende, el que debe encabezar a las fuerzas progresistas para alcanzar la Presidencia de la República en la elección de 2012.
El virtual candidato del PRD, PT y Movimiento Ciudadano a la máxima magistratura mexicana nos visita recargado con nuevos bríos, con mediciones que marcan que sus simpatías están a la alza, y con una propuesta en favor de la armonía y de la concordia de México, y entre los mexicanos.
Luego de haber despejado los vaticinios de ruptura que los malquerientes vaticinaban, nuestro paisano nos marca la ruta crítica de lo que será su campaña: que sí es posible la fusión de movimientos sociales y la organización del descontento popular con las necesidades de las clases medias y altas.
Hablar en estos momentos de AMLO —AMLOVE le llaman ya— es referirse al líder que entiende lo mismo la causa de los más necesitados que la visión de los hombres de empresa, las inquietudes de los jóvenes que las carencias de nuestros ancianos.
Eso sí, quienes conocemos la consistencia de su propuesta, sabemos que Andrés Manuel sigue siendo el auténtico, el único e indiscutible hombre capaz de conducir a México hacia la República Amorosa que tanto necesitamos.
Su presencia nos alienta, nos motiva, nos aglutina. A un día del inicio formal del proceso electoral local 2011-2012, la presencia de nuestro líder nos debe marcar la senda de lo que plantearemos a los tabasqueños: concordia, unidad y propuesta.
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