Llama poderosamente la atención la denuncia que hacen habitantes de Medellín y Pigua, una de tantas localidades del municipio de Centro que sufrieron anegamiento por el desbordamiento del cauce que cruza la comunidad.
Le cuento: un grupo de habitantes de esa población hicieron una denuncia que nos parece muy delicada. Por ahí dicen que todo es un invento, y lo mejor sería hacer una investigación que, creo, en este caso correspondería al Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Tabasco, pues habría fines electorales en el reparto de ‘ayuda humanitaria’, que además se estaría desviando, y esa sería otra irregularidad.
Dicen los denunciantes —y hay que remitirse a las pruebas para creerles— que activistas del diputado local José Carlos Ocaña Becerra, a través de la fundación que lleva el nombre de su tío José Carlos Becerra, están repartiendo despensas y diversos artículos que una asociación, Congregación Mariana Trinitaria —con domicilio en Oaxaca—, le otorgó al Congreso local, del que aquél es titular del órgano de gobierno (Junta de Coordinación Política), para apoyar a familias de escasos recursos económicos de la entidad.
A Medellín llegaron activistas y empezaron a anotar a ‘beneficiarios’ en un padrón; les pidieron copia de credencial de elector y, a cambio, les ofrecieron que posteriormente llegaría ‘nuestro candidato a la presidencia municipal’ —o sea, José Carlos, el diputado— con la ayuda, que va desde despensas hasta colchones, estufas, salas, molinos eléctricos, bicicletas, estufas, cemento, laminas y computadoras.
En todos los papeles que han firmado los habitantes de Medellín —dicen los denunciantes— aparecen los logotipos de la fundación José Carlos Becerra y de la Congregación Mariana Trinitaria, además de la lista de los programas de apoyo que ofrece el Congreso del Estado.
Se sabía que la fundación que lleva el nombre del tío del coordinador de la bancada priista en el Congreso local tiene fines netamente culturales, pero se está yendo más allá de la promoción de la poesía y la lectura.
Y lo que no se vale es lucrar con la necesidad de la gente, ni desviar ayuda que envía una organización como Mariana Trinitaria que se supone es apolítica y, menos, con fines electorales…
Esta asociación cuyos miembros se identifican con la iglesia católica presume ser una institución privada no lucrativa de asistencia social, “sin fines políticos ni religiosos”; sus acciones se centran en apoyar el crecimiento de la productividad, financiar obra pública, telecomunicaciones y mejora de la vivienda en sus diversas modalidades.
El trabajo que despliega la Congregación Mariana Trinitaria está presente en las zonas con más necesidades de desarrollo y en donde se fusiona el compromiso social del gobierno, la sociedad y la propia comunidad afectada; de ahí que uno de sus propósitos sea “establecer una cohesión de trabajo en con los gobiernos federal, estatales y municipales y grupos sociales”.
Lo remarco: trabajar con poderes ejecutivos de cualquiera de los tres órdenes. No aparece por ningún lado, conjuntar esfuerzos con congresos locales, partidos, ni particulares.
Tabasco está en tiempos políticos. Y ya está visto que cuando los actores políticos tocan cualquier cosa relacionada con ayuda humanitaria, las cosas salen mal. O al menos surge la duda. Si no, hay que preguntarle a José del Carmen Escayola lo que puede ocurrir cuando se hacen cosas ‘buenas’ que parecen malas.
Hay que aclarar que José Carlos Ocaña ya se deslindó… “No formo parte de la asociación” que lleva el nombre de su tío, aseguró el legislador del tricolor. Y eso pues no dice nada. Habría que ver las fotografías y mensajes que se dieron en el lanzamiento de esa asociación, para saber que él es quien está adelante o detrás de la misma.
“Y tampoco entrego despensas, ni pido credenciales de elector. Te lo estoy aclarando, en el caso mío no participé, ni lo hago, ni lo voy a hacer, deben ser falsos los documentos”, sostuvo Ocaña Becerra para deslindarse de lo denunciado por habitantes de Medellín. Qué bueno que lo haga. Si él dice la verdad, estarían difamándolo y eso es grave.
Aunque también es cierto que existe una vinculación desde hace buen rato entre el Congreso local y la asociación Mariana Trinitaria, que estuvo suministrando útiles escolares que Ocaña Becerra estuvo vendiendo a bajo costo. ¿Qué dicen los directivos de la Congregación?
Sugerimos se investigue y se determine si hay irregularidades que ameriten sancionarse, porque este proceso interno del PRI y el mismo proceso constitucional se están contaminando mucho. No vaya a ser la de malas y nos anulen otra elección, como en el 2000.
Como que por ahí no aprenden las lecciones; como que creen que es tan sencillo navegar en las aguas de la impunidad y la simulación. Como que no bastó lo que acaba de hacer el Trife al anular la designación del presidente estatal priista. No vaya a ser que después anden acusando, sin razón, que los magistrados y magistradas son ‘antipriistas’.
Además, hay una exagerada propaganda de la fundación Becerra. Como que José Carlos, el poeta, se volvió de repente más popular que el mismo Carlos Pellicer; sería una suerte del culturero de moda. Y alguien debería fiscalizar esa propaganda excesiva. No importa que los consejeros del IEPCT acaben cobrando un ‘bono extra’ por ello.
Dicen los denunciantes —y hay que remitirse a las pruebas para creerles— que activistas del diputado local José Carlos Ocaña Becerra, a través de la fundación que lleva el nombre de su tío José Carlos Becerra, están repartiendo despensas y diversos artículos que una asociación, Congregación Mariana Trinitaria —con domicilio en Oaxaca—, le otorgó al Congreso local, del que aquél es titular del órgano de gobierno (Junta de Coordinación Política), para apoyar a familias de escasos recursos económicos de la entidad.
A Medellín llegaron activistas y empezaron a anotar a ‘beneficiarios’ en un padrón; les pidieron copia de credencial de elector y, a cambio, les ofrecieron que posteriormente llegaría ‘nuestro candidato a la presidencia municipal’ —o sea, José Carlos, el diputado— con la ayuda, que va desde despensas hasta colchones, estufas, salas, molinos eléctricos, bicicletas, estufas, cemento, laminas y computadoras.
En todos los papeles que han firmado los habitantes de Medellín —dicen los denunciantes— aparecen los logotipos de la fundación José Carlos Becerra y de la Congregación Mariana Trinitaria, además de la lista de los programas de apoyo que ofrece el Congreso del Estado.
Se sabía que la fundación que lleva el nombre del tío del coordinador de la bancada priista en el Congreso local tiene fines netamente culturales, pero se está yendo más allá de la promoción de la poesía y la lectura.
Y lo que no se vale es lucrar con la necesidad de la gente, ni desviar ayuda que envía una organización como Mariana Trinitaria que se supone es apolítica y, menos, con fines electorales…
Esta asociación cuyos miembros se identifican con la iglesia católica presume ser una institución privada no lucrativa de asistencia social, “sin fines políticos ni religiosos”; sus acciones se centran en apoyar el crecimiento de la productividad, financiar obra pública, telecomunicaciones y mejora de la vivienda en sus diversas modalidades.
El trabajo que despliega la Congregación Mariana Trinitaria está presente en las zonas con más necesidades de desarrollo y en donde se fusiona el compromiso social del gobierno, la sociedad y la propia comunidad afectada; de ahí que uno de sus propósitos sea “establecer una cohesión de trabajo en con los gobiernos federal, estatales y municipales y grupos sociales”.
Lo remarco: trabajar con poderes ejecutivos de cualquiera de los tres órdenes. No aparece por ningún lado, conjuntar esfuerzos con congresos locales, partidos, ni particulares.
Tabasco está en tiempos políticos. Y ya está visto que cuando los actores políticos tocan cualquier cosa relacionada con ayuda humanitaria, las cosas salen mal. O al menos surge la duda. Si no, hay que preguntarle a José del Carmen Escayola lo que puede ocurrir cuando se hacen cosas ‘buenas’ que parecen malas.
Hay que aclarar que José Carlos Ocaña ya se deslindó… “No formo parte de la asociación” que lleva el nombre de su tío, aseguró el legislador del tricolor. Y eso pues no dice nada. Habría que ver las fotografías y mensajes que se dieron en el lanzamiento de esa asociación, para saber que él es quien está adelante o detrás de la misma.
“Y tampoco entrego despensas, ni pido credenciales de elector. Te lo estoy aclarando, en el caso mío no participé, ni lo hago, ni lo voy a hacer, deben ser falsos los documentos”, sostuvo Ocaña Becerra para deslindarse de lo denunciado por habitantes de Medellín. Qué bueno que lo haga. Si él dice la verdad, estarían difamándolo y eso es grave.
Aunque también es cierto que existe una vinculación desde hace buen rato entre el Congreso local y la asociación Mariana Trinitaria, que estuvo suministrando útiles escolares que Ocaña Becerra estuvo vendiendo a bajo costo. ¿Qué dicen los directivos de la Congregación?
Sugerimos se investigue y se determine si hay irregularidades que ameriten sancionarse, porque este proceso interno del PRI y el mismo proceso constitucional se están contaminando mucho. No vaya a ser la de malas y nos anulen otra elección, como en el 2000.
Como que por ahí no aprenden las lecciones; como que creen que es tan sencillo navegar en las aguas de la impunidad y la simulación. Como que no bastó lo que acaba de hacer el Trife al anular la designación del presidente estatal priista. No vaya a ser que después anden acusando, sin razón, que los magistrados y magistradas son ‘antipriistas’.
Además, hay una exagerada propaganda de la fundación Becerra. Como que José Carlos, el poeta, se volvió de repente más popular que el mismo Carlos Pellicer; sería una suerte del culturero de moda. Y alguien debería fiscalizar esa propaganda excesiva. No importa que los consejeros del IEPCT acaben cobrando un ‘bono extra’ por ello.
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