lunes, 21 de noviembre de 2011

Será difícil lograr candidato de unidad: Andrade


La definición del abanderado “no es cosa de México”; aquí se va a decidir, sostiene el ex mandatario, quien prevé problemas en el juego sucesorio priista

“A pesar de lo que me digan, de que va a lograrse una candidatura de unidad, yo por la experiencia que tengo, cada vez la veo más lejos”, asegura Manuel Andrade Díaz en conversación con Clip / Reporte Semanal.
A casi cinco años que dejó el poder, el ex mandatario estatal ve complicadas las cosas por el PRI. Reafirma todo lo que se ha dicho públicamente en torno al juego sucesorio al interior de su partido: “No hay equidad, no hay reglas claras, hay una cargada” y, para colmo, la dirigencia “no sabe qué hacer”.
“Yo pensé que la sucesión iba a ser más sencilla, porque muchos de los que complicaban todo se habían ido al PRD; pero no, se fueron y regresaron, como es el caso de Humberto Mayans”, expresa.
Andrade Díaz difiere de los que sostienen que la candidatura priista a gobernador se resolverá en la capital del país, como en los tiempos del viejo PRI. “La decisión, la candidatura y la gubernatura se van a dar en Tabasco; no es cosa de México”, sostiene.
Quien fuera el jefe del Ejecutivo más joven de la entidad en la historia moderna opina que ante el escenario difícil que se presenta para definir la candidatura y sacar la elección, “ex gobernadores, líderes políticos, dirigentes nacionales, van a tener que entrar en auxilio para que las cosas salgan bien en el PRI y conserven Tabasco”.
Lamentablemente, indica, se le montaron los tiempos al partido, desde que se adelantaron los tiempos electorales. “Estamos en una encrucijada y va a ser muy complicado sacar la elección sin raspaduras, sin el riesgo de que podamos perder la elección y, sobre todo, si del otro lado se logran poner de acuerdo; al menos, como ellos lo han vendido”.

ESPECULADORES POR NATURALEZA
Tabasco siempre ha sido un estado complejo, política y electoralmente, dice Andrade, y refiere que las sucesiones gubernamentales y presidenciales se han caracterizado por la gran politización de su clase, y porque “en las últimas diez sucesiones presidenciales siempre ha habido un tabasqueño inmiscuido y en algunas como protagonistas, ahí está los casos de Roberto Madrazo y Andrés Manuel López Obrador.
Ahora, añade, aunque sólo se avizora un candidato tabasqueño como López Obrador, en los demás equipos de los que van a ser candidatos, habrá sin duda un tabasqueño y eso tiene una incidencia mayor en la propia sucesión gubernamental local.
“El tabasqueño está acostumbrado a especular, de que para tener éxito en la política tú necesitas hacer dos cosas: en México tienes que hacerles creer que en Tabasco te quieren mucho, y en Tabasco hay que hacer creer a la gente que tienes muchas palancas en México”, comenta.
En ese juego, abunda, surgen especulaciones sobre quiénes serán los candidatos, quiénes serán al final los que van a participar; unos por su arraigo y otros porque tienen muchos padrinos.

GRANIER YA NO DECIDIRÁ SOLO
Apunta que desde que le tocó ser candidato a gobernador en 2000 —identificado con la realidad estatal, pero distanciado del centro del país—, “las reglas del juego cambiaron para siempre, y con Andrés Granier fue lo mismo”.
Para esta sucesión yo creo que va a ser lo mismo: la candidatura y la gubernatura se van a decidir en Tabasco, remarca, y estima que este será un proceso más complejo que el anterior.
“A mí me tocó ser primero candidato y luego gobernador con un presidente de la República de oposición (sic) y la sucesión mía fue distinta”, expone aunque en su respuesta no percibe que a quien le toca ser de ‘oposición’ es a él ante el nuevo régimen federal de entonces.
“Ahorita —prosigue—, ante la inminencia de que el PRI regrese a la Presidencia, la elección tiene otras características; el gobernador ya no toma solo las decisiones, como me tocó a mí, sino que ahora tienen que tomar en cuenta toda una serie de factores que es, entre otras cosas, lo que está haciendo distinto a este proceso”.
Indica que el de Granier “ha sido un gobierno que ha tenido muchos problemas, por circunstancias imputables a él y ajenas a él, o sea por omisión y por comisión, por fenómenos de suerte, por fenómenos naturales, por crisis financiera, por problemas de ‘n’ cosas. Por eso hay cosas que no se le han podido acreditar en un sentido positivo”.
“Además, al gobierno le ha hecho falta mucha capacidad para difundir todo lo que ha logrado, porque sí se ha hecho, nada más que, reitero, no ha tenido la capacidad para difundirlo”, comenta.

OPOSICIÓN ‘ENGALLADA’

“Veo a una oposición muy engallada, eh… prácticamente con una definición ya de candidato desde hace tres años que, al margen de los asegunes no le han hecho realmente gran mella: Arturo Núñez”, expresa el ex gobernador.
De quien fue su adversario en aquella consulta a la base priista en 2000, menciona que se avizora como un candidato apoyado por López Obrador y “fortalecido además con el oficio que aprendió en el PRI”.

Refiere que en el PRD no hay tanto conflicto disputando las candidaturas y tomando las decisiones, pues a fin de cuentas sus cuadros son ex priistas, “y los ‘priistas’, independientemente de todo, tenemos oficio político para resolver nuestras cosas. Ese oficio que ellos aprendieron en el PRI es lo que están aplicando en el PRD”.
Aborda el tema de la edad en la sucesión estatal, y anota que en el caso del PRI “muchos de los que aspiran saben bien que es su última oportunidad para hacerlo… saben que si no es ahora ya no lo serán nunca y, por tanto, su actitud en el proceso es prácticamente de cruzados: ‘o soy yo o no es nadie’, y ‘como es mi último chance, me voy a malmatar por obtener la candidatura’… este sí es su último chance”.

SAPOS JONUTECOS
Otro ingrediente que hace conflictivo el proceso —indica—, es que quienes puntean en los dos partidos como aspirantes a candidatos, “traen agravios y rencillas viejas”.
Cita, además de Núñez y Mayans, a Juan Rodríguez, José Eduardo Beltrán y otros que “traen una historia política de agravios, muchos infligidos en diferentes etapas de sus vidas, y esos agravios no se les han olvidado, con el paso del tiempo se han incrementado y propiciado incluso la salida de muchos de ellos del PRI”.
Con ese estilo que salpica de humor sus pláticas, Manuel Andrade prosigue: “Yo les he dicho que son más necios que un sapo jonuteco, cabrón. No es posible que estaban peleando en el PRI; se salen del PRI y se van al PRD, y ahora están peleando de nuevo. O sea, ya es pendejada”.
Particulariza con el PRI y señala que “no puede andarle jugando al ensarapado. Tiene que postular candidatos que ganen, gente con experiencia, que tengan propuesta propia, que sean probados, que sepan lo que es hacer una campaña, que no cueste mucho dinero, que tampoco cueste mucho trabajo conciliar con ellos y que al fin de cuentas sean útiles al estado y a los cargos a que están aspirando”.
Advierte que “si al PRI se le ocurre meter a candidatos a puestos federales y locales, que ahora van juntos, y empiezan a improvisar burradas, va a tener serias complicaciones tanto para el proceso federal como el local”.
Y retoma el tema del juego sucesorio en su partido. “Tiene que haber un método que permita conciliar a quienes aspiran”, indica.
Considera que la forma de llegar a un ‘candidato único’ no va a ser a través de una concertación interna, y cada día será más difícil, puesto que no se han establecido reglas internas, de consenso en cuanto a la forma de hacer política, y por tanto “cada quien anda por la libre haciendo lo que quiere”.

SIN CONSENSO HABRÁ PIÑIZA
Expone que en política, como en física, a cada acción hay una reacción. Y lo explica: “cada vez que alguien empuja hay otro que echa para atrás el empujón y cada vez lo hace más fuerte. Eso es lo que ha venido pasando en el estado”.
Si bien, añade, “hay que reconocerle al gobernador y a la actual dirigencia” dejar a los aspirantes caminar libremente, tampoco “nadie ha sido reconvenido por andar haciendo campaña; nadie ha sido llamado al orden, porque no hay reglas, y no las reglas escritas, porque todos las conocemos.
“Yo me refiero a las reglas no escritas, esas reglas de consenso que no están escritas en ningún lado y que siempre se hacen. Esta vez no se han podido fijar; eso trae como consecuencia que todo el mundo se vaya cerrando puertas”, apunta.
“Al día de hoy he escuchado a tres por lo menos que ya dijeron: o son candidatos a gobernador, o no son candidatos a nada. Cuando tú asumes una actitud como esa ante tu gente, pues entonces está cabrón echarte para atrás. Esa es la complejidad que yo le veo al proceso”.
Empero, dice que “a pesar de esto, espero que con la ayuda del Comité Nacional, con la ayuda de otros actores que van a tener que participar en todo el proceso de conciliación”, las cosas saldrán bien y el PRI conserve Tabasco.
Advierte que si no se invita a ex gobernadores, dirigentes nacionales y otros cuadros a participar en la toma de decisiones —“a lo mejor sí se logra”— será más difícil, “porque aquí la gente de cierto nivel es muy de la premisa de si a mí no me requieren en la fiesta, pues yo no voy; pero a la hora que se arme la piñiza en la fiesta, no me pidas que yo vaya a recoger borrachos”.

YA HAY CARGADA

—Si no ves consenso para lograr una candidatura de unidad y se están cerrando los espacios políticos, ¿esto está dando pauta para una consulta a las bases? —se le pregunta.
“Yo creo que la única forma de que esto se resuelva es cómo convences, cómo le haces creer a los que aspiran a ser candidatos que el juego va a ser limpio, si tú estás oyendo, y no porque me lo hayan confiado a mí, sino porque públicamente lo han dicho así, que no hay equidad, no hay reglas claras, hay una cargada”.
“Ahorita ya no se quejan de que hay una cargada sino que hay dos o tres cargadas hacia el interior del gobierno; que los equipos de esta administración traen dos o tres candidatos; se quejan que hay una guerra de medios contra de ellos; que hay una estrategia de cerrar la sucesión en tres nada más”, expone.
Haciendo eco de lo que ha escuchado de los aspirantes, prosigue: “se quejan de que el partido no ha sido capaz de ir sentando las bases para cualquiera de los procesos que dice el estatuto; no conocen la lista del Consejo Estatal; no saben cómo se están renovando los consejos municipales; no conocen quiénes son las estructuras formales del partido para una convención de delegados; no tienen información de nada… no tienen relación con actores políticos decisorios en el proceso”.

“EN ESO ESTAMOS”
Sin citar el affaire del delegado del CEN, Adrián Alanís —quien antes de la decisión del CPE descartó la consulta a la base—, Andrade Díaz comenta que “de buenas primeras, a alguien se le ocurre decir, ‘pues fíjense que vamos a hacer el proceso a través de delegados políticos, en una convención cerrada donde el Consejo Político elija’; pues no, no se necesita ser adivino para saber lo que te van a contestar todos, porque no van en ese proceso”.
Entonces, sostiene que “va a ser muy complicado sacar la elección sin raspaduras, sin el riesgo de que podamos perder la elección y, sobre todo, si del otro lado, se logran poner de acuerdo; al menos, como ellos lo han vendido”.
Aunque el ex gobernador hace un paréntesis y descarta que el PRD resuelva su candidatura sin problemas. “Si entre ellos se estaban rompiendo la madre para contar cinco pinches urnas y boletas (de la elección de consejeros), cuando haya un proceso para elegir candidato, puta, pues hasta muertos van a haber ahí”, dice queriendo explicar el conflicto que se avecina.
Y aunque asienta que el PRI no puede fincar su trabajo en que le vaya mal a los demás, señala que “por diversas circunstancias el partido no ha podido establecer una estrategia para tratar de llegar lo mejor cohesionado que se pueda… pero, bueno, en eso estamos”.

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