Ambientalistas, líderes sociales y especialistas en la materia consideran que la obra proyectada en Boca del Cerro, Tenosique, traería más perjuicios que beneficios a la población
Organizaciones de derechos humanos y luchadores sociales de Tabasco y Guatemala acordaron unir esfuerzos para evitar que se construyan presas hidroeléctricas sobre el río Usumacinta, como la proyectada en Boca del Cerro en Tenosique, al considerar que en vez de traer beneficios para las poblaciones los perjudica en su patrimonio, como sucede actualmente.
Investigadores de la UNAM y de otras organizaciones como Rodol Uribe Iniesta y Marco Von Boster, así como dos integrantes de la Red Petenera en Contra de las Represas en Guatemala, participaron en el taller de información en el poblado Francisco I Madero, Centla.
En el encuentro organizado por el Consejo de Comunidades de Centla, y por el Frente Sindical Campesino, Indígena Social y Popular, que dirigen Luis Alberto Méndez May Alfredo Hernández Peñaloza, respectivamente, Uribe señaló que casi 700 mil hectáreas de los pantanos de Centla, junto con parte de Campeche y otros municipios que tienen el mismo ecosistema hacen un área de un millón de hectáreas que están siendo afectadas por las presas del Alto Grijalva, pero que no fueron declaradas como áreas protegidas por la presión que ejerció Petróleos Mexicanos ante la Federación.
Sostuvo que debería haber una forma de oficializar la conservación de la naturaleza, pero también que se conserve a los habitantes que viven y trabajan en la región, como en este caso son las comunidades chontales.
TIERRAS ESTÉRILES
Tras exponer sobre las crecientes naturales en Tabasco, el investigador de la UNAM apuntó que en los años 50 se advirtió que construir presas tendrían como consecuencia que no bajarían nutrientes con la creciente, como en el caso de las tierras de Nacajuca, que antaño eran altamente prudtivas sin necesidad de agroquímicos y en la actualidad ya no son tan productivas.
Reveló que ahora con las presas ya no bajan los nutrientes y no crece la costa; por el contrario: se mete el mar a la tierra, al grado de que la villa y puerto de Sánchez Magallanes, en Cárdenas, está a punto de desaparecer.
Durante el evento que se tenía programado en el poblado Quintín Aráuz y fue suspendido por encontrarse inundada esa localidad, el investigador afirmó que la construcción del sistema de presas hizo que toda el agua se canalizara hacia Villahermosa quedando como un embudo en donde salía la corriente del río de la Sierra y el Mezcalapa.
“Se decidió sacar el agua por el Carrizal que era la entrada a Villahermosa, ensanchando los canales que van hacia Nacajuca para empezar a construir lo que se conocería como Dren Samaria – Golfo, pero ante la falta de recursos quedó incompleto y los bordos sólo llegaron hasta Oxiacaque, Nacajuca”, explicó.
Se planeó el Plan Integral Contra Inundaciones (PICI) que no se concluyó porque se gastaron el dinero siendo gobernador Manuel Andrade y presidente de México Vicente Fox; de ahí el surgimiento del Plan Hídrico Integral de Tabasco (PHIT), “pero el proyecto —dice Uribe— tiene contradicciones internas y el presupuesto no se gasta como debe ser, mientras que para el año próximo ya fue recortado en más del 50 por ciento”.
Precisó que de acuerdo a la legislación internacional sí se afecta el territorio indígena, en tanto que la Convención de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) 169 establece que primero se debe consultar al pueblo si está de acuerdo en moverse de su lugar, “pero aún así, se convierte en un etnocidio porque destruye la relación social de la gente”.
SE REPETIRÍA LA HISTORIA DEL GRIJALVA
En su oportunidad, el también investigador Marco Von Boster, integrante del Movimiento en Defensa de los Ríos Afectados por las Presas, advirtió que lo que pasa en los ríos Carrizal y Grijalva puede pasar en el Usumacinta.
Conocedor de los problemas que traen consigo la construcción de presas, reveló que el problema es que ante la gran deforestación en Guatemala y Chiapas el agua ya no se infiltra en la tierra y corre por arriba, de ahí las grandes lluvias e inundaciones.
Explicó que la oposición a que se construyan presas se debe a que la Comisión Mundial de Represas (CMR) del Banco Mundial señala que se han desplazado más de 40 millones de personas, más que por la misma guerra; otra causa es porque las aguas estancadas generan enfermedades, pero porque su construcción trae graves consecuencias ambientales y la extinción de especies como el salmón, entre otras que viven en el mar y que para reproducirse buscan el agua dulce que se impide por las presas, además de los manglares que dependen del sedimento que baja de la montaña.
Además se violan los derechos como: el del derecho a la tierra, a ríos vivos, a la vivienda, el derecho de las mujeres, culturales, a la alimentación, a la salud, a la biodiversidad, a un ambiente sano, a la paz, justicia, a la paz, y hasta el derecho a la información, e indígena.
Abundó que en 2008 existían planes para el desarrollo de 381 represas entre México y Panamá, en toda la región mesoamericana; hoy los proyectos son más de 450 y se sabe que en Estados Unidos derriban las presas porque no son sustentables, pero las 450 represas que se proyectan en México están siendo impulsadas por ese país.
Sostuvo que los únicos problemas que tiene el gobierno para la construcción de presas como las que se pretenden construir en el Usumacinta son los grupos sociales, indígenas y ambientalistas, y no los problemas que causan.
Los proyectos del gobierno en materia de presas son: la presa Tenosique, Porvenir, Isla del Cayo, Yaxchilán (centro ceremonial Maya) y Frontera Corozal, datos de la propia CFE. “Se trata de destruir el río Usumacinta”, dijo.
COMUNIDADES EN RIESGO
De construirse la presa Tenosique en Boca del Cerro se inundarían comunidades como Arena de Hidalgo, Paso del Naranjo, San Carlos, Colonia Lindavista, Urania, y Santa Margarita.
“El proyecto es de 420 Megawats y se contempla licitar la obra en 2013, pero ya existe un presupuesto en estudio”.
El ambientalista llamó a generar un frente en defensa de la cuenca entre comunidades de Chiapas, Campeche, Tabasco y Guatemala, no sólo en contra de las represas, sino como reforestar la cuenca.
En su oportunidad, los luchadores en defensa de los ríos de Guatemala, Agustín Tevalón y Timoteo Hernández, del Frente Petenero Contra Represas, también participaron en el taller que está siendo llevado como información a las comunidades afectadas.
Después de explicar la lucha para evitar la construcción de presas en el Petén, Tevalón llamó a constituir un frente binacional para no permitir la construcción de represas en el binacional río Usumacinta que afectará no sólo a México sino también a Guatemala.
Investigadores de la UNAM y de otras organizaciones como Rodol Uribe Iniesta y Marco Von Boster, así como dos integrantes de la Red Petenera en Contra de las Represas en Guatemala, participaron en el taller de información en el poblado Francisco I Madero, Centla.
En el encuentro organizado por el Consejo de Comunidades de Centla, y por el Frente Sindical Campesino, Indígena Social y Popular, que dirigen Luis Alberto Méndez May Alfredo Hernández Peñaloza, respectivamente, Uribe señaló que casi 700 mil hectáreas de los pantanos de Centla, junto con parte de Campeche y otros municipios que tienen el mismo ecosistema hacen un área de un millón de hectáreas que están siendo afectadas por las presas del Alto Grijalva, pero que no fueron declaradas como áreas protegidas por la presión que ejerció Petróleos Mexicanos ante la Federación.
Sostuvo que debería haber una forma de oficializar la conservación de la naturaleza, pero también que se conserve a los habitantes que viven y trabajan en la región, como en este caso son las comunidades chontales.
TIERRAS ESTÉRILES
Tras exponer sobre las crecientes naturales en Tabasco, el investigador de la UNAM apuntó que en los años 50 se advirtió que construir presas tendrían como consecuencia que no bajarían nutrientes con la creciente, como en el caso de las tierras de Nacajuca, que antaño eran altamente prudtivas sin necesidad de agroquímicos y en la actualidad ya no son tan productivas.
Reveló que ahora con las presas ya no bajan los nutrientes y no crece la costa; por el contrario: se mete el mar a la tierra, al grado de que la villa y puerto de Sánchez Magallanes, en Cárdenas, está a punto de desaparecer.
Durante el evento que se tenía programado en el poblado Quintín Aráuz y fue suspendido por encontrarse inundada esa localidad, el investigador afirmó que la construcción del sistema de presas hizo que toda el agua se canalizara hacia Villahermosa quedando como un embudo en donde salía la corriente del río de la Sierra y el Mezcalapa.
“Se decidió sacar el agua por el Carrizal que era la entrada a Villahermosa, ensanchando los canales que van hacia Nacajuca para empezar a construir lo que se conocería como Dren Samaria – Golfo, pero ante la falta de recursos quedó incompleto y los bordos sólo llegaron hasta Oxiacaque, Nacajuca”, explicó.
Se planeó el Plan Integral Contra Inundaciones (PICI) que no se concluyó porque se gastaron el dinero siendo gobernador Manuel Andrade y presidente de México Vicente Fox; de ahí el surgimiento del Plan Hídrico Integral de Tabasco (PHIT), “pero el proyecto —dice Uribe— tiene contradicciones internas y el presupuesto no se gasta como debe ser, mientras que para el año próximo ya fue recortado en más del 50 por ciento”.
Precisó que de acuerdo a la legislación internacional sí se afecta el territorio indígena, en tanto que la Convención de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) 169 establece que primero se debe consultar al pueblo si está de acuerdo en moverse de su lugar, “pero aún así, se convierte en un etnocidio porque destruye la relación social de la gente”.
SE REPETIRÍA LA HISTORIA DEL GRIJALVA
En su oportunidad, el también investigador Marco Von Boster, integrante del Movimiento en Defensa de los Ríos Afectados por las Presas, advirtió que lo que pasa en los ríos Carrizal y Grijalva puede pasar en el Usumacinta.
Conocedor de los problemas que traen consigo la construcción de presas, reveló que el problema es que ante la gran deforestación en Guatemala y Chiapas el agua ya no se infiltra en la tierra y corre por arriba, de ahí las grandes lluvias e inundaciones.
Explicó que la oposición a que se construyan presas se debe a que la Comisión Mundial de Represas (CMR) del Banco Mundial señala que se han desplazado más de 40 millones de personas, más que por la misma guerra; otra causa es porque las aguas estancadas generan enfermedades, pero porque su construcción trae graves consecuencias ambientales y la extinción de especies como el salmón, entre otras que viven en el mar y que para reproducirse buscan el agua dulce que se impide por las presas, además de los manglares que dependen del sedimento que baja de la montaña.
Además se violan los derechos como: el del derecho a la tierra, a ríos vivos, a la vivienda, el derecho de las mujeres, culturales, a la alimentación, a la salud, a la biodiversidad, a un ambiente sano, a la paz, justicia, a la paz, y hasta el derecho a la información, e indígena.
Abundó que en 2008 existían planes para el desarrollo de 381 represas entre México y Panamá, en toda la región mesoamericana; hoy los proyectos son más de 450 y se sabe que en Estados Unidos derriban las presas porque no son sustentables, pero las 450 represas que se proyectan en México están siendo impulsadas por ese país.
Sostuvo que los únicos problemas que tiene el gobierno para la construcción de presas como las que se pretenden construir en el Usumacinta son los grupos sociales, indígenas y ambientalistas, y no los problemas que causan.
Los proyectos del gobierno en materia de presas son: la presa Tenosique, Porvenir, Isla del Cayo, Yaxchilán (centro ceremonial Maya) y Frontera Corozal, datos de la propia CFE. “Se trata de destruir el río Usumacinta”, dijo.
COMUNIDADES EN RIESGO
De construirse la presa Tenosique en Boca del Cerro se inundarían comunidades como Arena de Hidalgo, Paso del Naranjo, San Carlos, Colonia Lindavista, Urania, y Santa Margarita.
“El proyecto es de 420 Megawats y se contempla licitar la obra en 2013, pero ya existe un presupuesto en estudio”.
El ambientalista llamó a generar un frente en defensa de la cuenca entre comunidades de Chiapas, Campeche, Tabasco y Guatemala, no sólo en contra de las represas, sino como reforestar la cuenca.
En su oportunidad, los luchadores en defensa de los ríos de Guatemala, Agustín Tevalón y Timoteo Hernández, del Frente Petenero Contra Represas, también participaron en el taller que está siendo llevado como información a las comunidades afectadas.
Después de explicar la lucha para evitar la construcción de presas en el Petén, Tevalón llamó a constituir un frente binacional para no permitir la construcción de represas en el binacional río Usumacinta que afectará no sólo a México sino también a Guatemala.
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