Ramón Díaz Uribe, líder del Sicobtab, maneja a
su antojo las cuotas de trabajadores sindicalizados
e impone funcionarios a la Dirección General
El desdén, complacencia, contubernio y hasta temor a romper cotos de poder por las autoridades, ha hecho que la enseñanza que se imparte en el Colegio de Bachilleres de Tabasco (Cobatab) haya caído a niveles de mediocridad, sin la esperanza que la calidad suba de nivel, pues ese subsistema no se rige por el mando de su Dirección General sino que está supeditado a los designios de un líder sindical corrupto y sempiterno: José Ramón Díaz Uribe.
Para mala fortuna de esta institución, de su plantilla docente y de quienes acuden a ella a su formación, desde la dirección de Andrés Madrigal Hernández —durante la administración estatal pasada— se entregaron las riendas del Cobatab a Díaz Uribe, secretario general del Sindicato del Colegio de Bachilleres (Sicobatab) desde mediados de los 90, quien detenta un poder tal capaz de imponer funcionarios a nivel Dirección General y directores en muchos de los 98 planteles que existen en la entidad.
A lo largo de tres lustros, José Ramón Díaz Uribe ha manejado a su arbitrio las cuotas sindicales de los trabajadores del Cobatab y los recursos que los gobiernos federal y estatal le han otorgado para beneficio de sus agremiados; sin embargo, este nefasto líder ha dispuesto del patrimonio de la comunidad bachiller, a grado tal que se le señala como autor de un fraude de más de 45 millones de pesos, que la Federación aportó a los sindicalizados para sus viviendas.
Desde 1996, y ante la insistencia de los empleados docentes y administrativos de que se les nivelara su situación económica y laboral con otros sistemas educativos, la Federación decidió aportar a cada uno de los trabajadores docentes, administrativos, de confianza, pensionados y jubilados, un cinco por ciento sobre su percepción.
En 2004, las aportaciones que la Federación había hecho a cada uno de los más de dos mil 600 trabajadores del Colegio de Bachilleres de Tabasco, pasaban ya los 100 millones de pesos, por lo que se decidió, a propuesta de Ramón Díaz Uribe, adquirir un terreno en la ranchería Curahueso, municipio de Centro, predio que fue valuado por su entonces propietario, Francisco Javier Velasco Ramírez, en 100 millones de pesos.
Primero se dijo que el área del terreno era de 50 hectáreas, pero luego resultó que eran 52; desde ahí comenzó la inconformidad de quienes formaban parte del fideicomiso, cuyo contrato se realizó en Banamex con el número 165027-9.
Los maestros se opusieron en ese entonces a la compra del predio porque consideraron que el costo estaba sobrevaluado; sin embargo, el líder del Sicobatab insistió en la compra e hizo que el Comité Técnico integrado por la Dirección General del Cobatab, las Secretaría de Educación, de Contraloría y de Finanzas del estado, así como el ISSET, le autorizaran 45 millones de pesos para la adquisición del terreno, que fue pagado al propietario del predio con el cheque 4809, el 30 de octubre de 2004, dinero tomado de la caja de ahorro.
AMO Y SEÑOR DEL COBATAB
Óscar Enrique Ramón Méndez y Máximo Fernando Sánchez, quienes lucharon para que se transparentaran los recursos que la Federación envía a cada trabajador del Colegio de Bachilleres, aseguran que en la adquisición de ese predio —donde se tenía contemplado construir dos mil viviendas— hay oscuridad a cada paso, pues son evidentes los malos manejos de esos recursos por parte de Díaz Uribe, quien se ha convertido en amo y señor del Colegio de Bachilleres a través de su sindicato.
Ambos profesores que militan en las filas del Sindicato Independiente Democrático del Colegio de Bachilleres de Tabasco —con registro desde hace dos años, y que dirige Ramón Humberto Beltrán Chaires—, relatan que la construcción de viviendas nunca se llevó a cabo, ni siquiera fueron rellenados los terrenos para el fraccionamiento que, según minuta firmada por la anterior directora general del Cobatab, Martha Victoria Andrade Alcocer, llevaría el nombre de Escobilla.
Señalan que hay cuestiones oscuras en el manejo de esos recursos con los que se adquirió el predio, y se desconoce en qué condiciones quedó el Fondo Viviendístico del Colegio de Bachilleres (Fovicobatab).
Afirmaron que tras presiones de la comunidad bachiller se empezó a devolver parte del dinero a los trabajadores; empero, salieron a relucir cuestiones nada claras sobre cómo se manejaban los recursos, y ponen como ejemplo el caso del profesor Jorge Gómez de Dios, quien alcanzaba 27 mil 250 pesos en el año 2002; en 2003 le sumaron 10 mil pesos más, haciendo un monto de 37 mil 250 pesos; no obstante, al cobrar el año pasado se le pagaron 87 mil 543 pesos, lo que habla —dicen los maestros— que se especuló con el dinero de los trabajadores.
LA DANZA DE LOS MILLONES
Los quejosos aseguran que los jubilados y pensionados también recibían la aportación de la Federación, pero el sindicato que dirige Díaz Uribe se negaba a devolverles su dinero y fue necesario ejercer presión de la base trabajadora para que reintegraran ese fondo a los jubilados, viudas y pensionados, que hasta el segundo trimestre del 2009 era ya de 131 millones 596 mil 352 pesos.
Hasta ahora no se sabe en manos de quién quedó el terreno, si de Díaz Uribe, del Colegio de Bachilleres o fue recuperado por el vendedor. Por eso se atreven a decir que hay cuestiones oscuras, porque los intereses que generaron esos 45 millones de pesos nunca los pagó el líder sindical. Se trata, acusan, de una serie de anomalías que iniciaron luego de que Andrés Madrigal prácticamente le entregó al sindicato el control del Cobatab, “y Martha Andrade Alcocer lo remató”.
Aluden al actual director general de ese subsistema, y mencionan que Jorge Abdó Francis empezó bien, pero con el tiempo también se fue minando su capacidad de decisión al interior de una institución rehén de Díaz Uribe, quien tiene copadas muchas de las direcciones a nivel central y de los planteles en todo el estado.
La aportación del 5 por ciento por parte de la Federación sigue llegando, pero los trabajadores han demandado que no pase por las manos de su sindicato y su corrupto dirigente, sino que mejor se les paguen directamente a ellos para sus viviendas, pero Ramón Díaz Uribe insiste en el proyecto viviendístico que ya fracasó.
Para mala fortuna de esta institución, de su plantilla docente y de quienes acuden a ella a su formación, desde la dirección de Andrés Madrigal Hernández —durante la administración estatal pasada— se entregaron las riendas del Cobatab a Díaz Uribe, secretario general del Sindicato del Colegio de Bachilleres (Sicobatab) desde mediados de los 90, quien detenta un poder tal capaz de imponer funcionarios a nivel Dirección General y directores en muchos de los 98 planteles que existen en la entidad.
A lo largo de tres lustros, José Ramón Díaz Uribe ha manejado a su arbitrio las cuotas sindicales de los trabajadores del Cobatab y los recursos que los gobiernos federal y estatal le han otorgado para beneficio de sus agremiados; sin embargo, este nefasto líder ha dispuesto del patrimonio de la comunidad bachiller, a grado tal que se le señala como autor de un fraude de más de 45 millones de pesos, que la Federación aportó a los sindicalizados para sus viviendas.
Desde 1996, y ante la insistencia de los empleados docentes y administrativos de que se les nivelara su situación económica y laboral con otros sistemas educativos, la Federación decidió aportar a cada uno de los trabajadores docentes, administrativos, de confianza, pensionados y jubilados, un cinco por ciento sobre su percepción.
En 2004, las aportaciones que la Federación había hecho a cada uno de los más de dos mil 600 trabajadores del Colegio de Bachilleres de Tabasco, pasaban ya los 100 millones de pesos, por lo que se decidió, a propuesta de Ramón Díaz Uribe, adquirir un terreno en la ranchería Curahueso, municipio de Centro, predio que fue valuado por su entonces propietario, Francisco Javier Velasco Ramírez, en 100 millones de pesos.
Primero se dijo que el área del terreno era de 50 hectáreas, pero luego resultó que eran 52; desde ahí comenzó la inconformidad de quienes formaban parte del fideicomiso, cuyo contrato se realizó en Banamex con el número 165027-9.
Los maestros se opusieron en ese entonces a la compra del predio porque consideraron que el costo estaba sobrevaluado; sin embargo, el líder del Sicobatab insistió en la compra e hizo que el Comité Técnico integrado por la Dirección General del Cobatab, las Secretaría de Educación, de Contraloría y de Finanzas del estado, así como el ISSET, le autorizaran 45 millones de pesos para la adquisición del terreno, que fue pagado al propietario del predio con el cheque 4809, el 30 de octubre de 2004, dinero tomado de la caja de ahorro.
AMO Y SEÑOR DEL COBATAB
Óscar Enrique Ramón Méndez y Máximo Fernando Sánchez, quienes lucharon para que se transparentaran los recursos que la Federación envía a cada trabajador del Colegio de Bachilleres, aseguran que en la adquisición de ese predio —donde se tenía contemplado construir dos mil viviendas— hay oscuridad a cada paso, pues son evidentes los malos manejos de esos recursos por parte de Díaz Uribe, quien se ha convertido en amo y señor del Colegio de Bachilleres a través de su sindicato.
Ambos profesores que militan en las filas del Sindicato Independiente Democrático del Colegio de Bachilleres de Tabasco —con registro desde hace dos años, y que dirige Ramón Humberto Beltrán Chaires—, relatan que la construcción de viviendas nunca se llevó a cabo, ni siquiera fueron rellenados los terrenos para el fraccionamiento que, según minuta firmada por la anterior directora general del Cobatab, Martha Victoria Andrade Alcocer, llevaría el nombre de Escobilla.
Señalan que hay cuestiones oscuras en el manejo de esos recursos con los que se adquirió el predio, y se desconoce en qué condiciones quedó el Fondo Viviendístico del Colegio de Bachilleres (Fovicobatab).
Afirmaron que tras presiones de la comunidad bachiller se empezó a devolver parte del dinero a los trabajadores; empero, salieron a relucir cuestiones nada claras sobre cómo se manejaban los recursos, y ponen como ejemplo el caso del profesor Jorge Gómez de Dios, quien alcanzaba 27 mil 250 pesos en el año 2002; en 2003 le sumaron 10 mil pesos más, haciendo un monto de 37 mil 250 pesos; no obstante, al cobrar el año pasado se le pagaron 87 mil 543 pesos, lo que habla —dicen los maestros— que se especuló con el dinero de los trabajadores.
LA DANZA DE LOS MILLONES
Los quejosos aseguran que los jubilados y pensionados también recibían la aportación de la Federación, pero el sindicato que dirige Díaz Uribe se negaba a devolverles su dinero y fue necesario ejercer presión de la base trabajadora para que reintegraran ese fondo a los jubilados, viudas y pensionados, que hasta el segundo trimestre del 2009 era ya de 131 millones 596 mil 352 pesos.
Hasta ahora no se sabe en manos de quién quedó el terreno, si de Díaz Uribe, del Colegio de Bachilleres o fue recuperado por el vendedor. Por eso se atreven a decir que hay cuestiones oscuras, porque los intereses que generaron esos 45 millones de pesos nunca los pagó el líder sindical. Se trata, acusan, de una serie de anomalías que iniciaron luego de que Andrés Madrigal prácticamente le entregó al sindicato el control del Cobatab, “y Martha Andrade Alcocer lo remató”.
Aluden al actual director general de ese subsistema, y mencionan que Jorge Abdó Francis empezó bien, pero con el tiempo también se fue minando su capacidad de decisión al interior de una institución rehén de Díaz Uribe, quien tiene copadas muchas de las direcciones a nivel central y de los planteles en todo el estado.
La aportación del 5 por ciento por parte de la Federación sigue llegando, pero los trabajadores han demandado que no pase por las manos de su sindicato y su corrupto dirigente, sino que mejor se les paguen directamente a ellos para sus viviendas, pero Ramón Díaz Uribe insiste en el proyecto viviendístico que ya fracasó.
Increible la falta de información que provocan con estas notas sin sustento adecuado. los trabajadores seguiamos recibiendo nuestro 5% de apoyo a la vivienda gracias a las gestiones del Lic. José Ramón Diaz Uribe. El que las ha suspendido desde el 2013 y se las está quedando es Jaime Mier y Terán. Quien bajo el engaño de pasar las aportaciones al INFONAVIT , tiene retenidas todas las aportaciones de los años 2013 y 2014 con toda la generación de intereses y no hay para cuando las devuelva. Rata sinverguenza.
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