La denominada “homologación” de las elecciones locales con las federales cambió el escenario electoral y propiciará sin duda cambios en las estrategias de los partidos políticos. Tal parece que éstos tienen cartas fuertes a nivel nacional, en las que fincan sus posibilidades de triunfo y que, aparentemente, pueden favorecer o no a sus (estos sí) homólogos candidatos en el ámbito local.
Por sólo mencionar los más representativos en Tabasco, PRI y PRD, sin duda fincan buena parte de sus posibilidades de triunfo en sus respectivos prospectos nacionales. Enrique Peña Nieto es un proyecto que ha campeado ampliamente entre la simpatía de los militantes del PRI. Tal parece que los otros aspirantes se han resignado ante el fulgor de una estrella en claro ascenso hacia su cenit.
Mientras, el PRD se debate entre el mesianismo del neomilitante de Convergencia, Andrés Manuel López Obrador, y el empuje del gobernador de la ciudad más populosa del mundo, Marcelo Ebrard, quien pareciera ya tener asegurada su candidatura por ese partido. Para los ‘efectos’ electorales, la candidatura de Ebrard no representa mayor complicación en el escenario local, pero la de López Obrador por Convergencia, tendrá que replantear para los perredistas locales un cambio de rumbo que les acarreará problemas.
Claro está, habría que analizar el tema de las coaliciones y las alianzas de facto que en otros estados ha realizado este partido político, el cual ha privilegiado la ganancia electoral por encima de sus propuestas ideológicas. Algo que para partidos serios, como el PRI, es claramente difícil de realizar, dada la calidad y experiencia de su militancia.
El asunto es que el estirón que pueden propiciar los candidatos nacionales en el ámbito local puede preverse como sucedió con las condiciones en las que Zedillo asumió la candidatura en el 94, que permitió hacer crecer los votos del PRI. Fox en el 2000, que elevó ampliamente los votos del PAN en Tabasco. Y López Obrador en 2006, que permitió al PRD arrasar en las elecciones federales en Tabasco. Ciertamente que había dos candidatos tabasqueños, pero sin duda el mesianismo de López fue oportuno para su partido, tanto así que logró colocarse en segundo lugar de los resultados para la presidencia de la República.
Empero, si bien los candidatos nacionales tendrán un efecto en las elecciones locales, es preciso aclarar que las nuevas condiciones legales en las que se efectuarán tienen su propio peso específico. Estas son, entre otras, la reducción de los tiempos de campaña para gobernador, regidores y diputados. Así como la redistritación, que dejará a algunos municipios con la ‘sensación’ de que perdieron a su diputado, como es el caso de la región de los Ríos y parte de la Sierra.
El efecto de la reducción de tiempos, tendrá un impacto en la organización política y electoral de los partidos, así como en la postulación de sus candidatos. El partido mejor organizado con los candidatos mejor posicionados, tendrá las mejores posibilidades de triunfo. El hecho es que el ahorro será sólo de tiempo. Porque lo que toca a los partidos, es hora de apretar el acelerador.
Lo que hagan los partidos en la etapa preelectoral y de precampañas será la verdadera campaña rumbo al 2012. Aún en condiciones de efervescencia como las actuales, lo importante es que a los tabasqueños les importa realmente, la paz social y la concordia que parece haberse perdido. Por lo que la ideología cobrará un papel importante en esta etapa, en la que será de la mayor trascendencia llegar a la conciencia de los tabasqueños para que conozcan cabalmente quiénes propician sus anhelos y quiénes han creado condiciones adversas a ese cometido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario