Reformas constitucionales en el limbo
Cuando no se tiene vivencias de una realidad y se opina acerca de ellas o se mandan soluciones para la atención de esa realidad, se llega invariablemente al error...
Tomás Aguilar Yedra / tomas_yedra@hotmail.com
Eso es lo que pienso acerca de las reformas constitucionales en materia de educación, energía y fiscal. Y una vez caído en el error, el gobierno empieza a hablar de capacitación y de más estudios a los encargados de llevar adelante las recomendaciones del Ejecutivo federal o estatal, y todo por ordenar a priori, es decir, antes de la experiencia.
Ahora dejan en libertad a los militares de alta graduación presos, según lo expresa el presidente Enrique Peña Nieto, por no contar con fiscales y jueces con un buen nivel en la administración de justicia.
Y hay un interminable conflicto en materia educativa porque la reforma en este rubro impugnada por diversos sectores de mexicanos está aprobada sin tomar en cuenta la realidad de los niños y jóvenes educandos.
Hoy se culpa a los maestros de ser los culpables de la crisis educativa, pues por un lado dice Emilio Chuayffet Chemor, secretario de Educación, que es necesario evaluar a los maestros porque la mayoría son incompetentes; que los alumnos no aprenden porque los maestros no saben enseñar, y ahora en adelante se concederán plazas mediante examen de oposición, lo que yo en lo particular no veo mal, pero antes de la evaluación, como lo hacen todas las empresas particulares, capacitan a su personal, lo cual no lo anuncia don Emilio.
Pero con todo y eso, lo grave del asunto es que no tiene vivencias de cómo están las escuelas en el medio rural y en las colonias urbanas de pobres, y cómo están de salud los educandos.
No es nuevo saber que para que la niñez pueda tener un buen resultado en su aprendizaje debe contar con una buena alimentación, pero ni don Emilio ni don Enrique saben que hay pequeños que van a su escuela sin desayunar y cuando llegan a su casa no encuentran comida. Y que además hay que considerar el tipo de edificios y aulas en jardines de niños y primarias, donde la mayoría tienen techos de tejas de asbesto o de lámina con altura de tres metros al piso.
Con ese desgaste quién aprende, y por eso digo que por ahí hubieran empezado tanto don Enrique como don Emilio, pero como están fuera de la realidad, tampoco toman en cuenta que el número de alumnos por grupos rebasa los sesenta niños y jóvenes.
Y aquí en Tabasco con Arturo Núñez Jiménez, más de acuerdo con la Coparmex que con la línea que nos da la Revolución Mexicana, en el foro “Reforma energética” auspiciado por diputados neoliberales y la Confederación Patronal Mexicana, pide el referéndum para que el pueblo diga si el Estado continúa como propietario de las energías eléctricas y de Pemex.
¿Acaso don Arturo Núñez ya olvidó por qué pelearon los mexicanos en sus últimos movimientos armados? ¿Ya olvidó la Constitución de Querétaro?
¿Qué hacemos con las energías?, pues defenderlas como patriotas para que sigan en manos de los mexicanos.
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