lunes, 3 de septiembre de 2012

Competencia desleal en el ‘mercado de la salud’


La crisis económica ha orillado a la población a preferir los servicios médicos que ofrecen las empresas farmacéuticas o a la herbolaria, en vez de los consultorios privados 

Alejandro Esquivel C. / alesquivelc@hotmail.com



Aunque se dice que ‘para todos hay’, a muchos médicos de poco les ha valido estudiar tantos años si cuando terminan su preparación se enfrentan a un mercado plagado de competencia, leal y desleal (charlatanes), como los grandes consorcios farmacéuticos o los llamados hierbateros, que igual pueden curar un simple dolor de estómago o hasta grandes males casi sin resolver para la ciencia médica, lo cual genera una lucha por el ‘mercado de las enfermedades’.
La crisis económica y en algunos casos los malos diagnósticos en hospitales de seguridad social, así como las altas tarifas que cobran médicos particulares, han orillado a la población, principalmente la de escasos recursos, a recurrir a los consultorios de farmacias donde las consultas son hasta 25 veces más baratas que en uno privado.
Asimismo, las hierbas curativas dan fuerte pelea a la ciencia médica, sobre todo en comunidades alejadas, donde los servicios de salud son prácticamente inexistentes, aunque también en los mercados de Villahermosa existen personas que aseguran pueden curar padecimientos que van desde el dolor de cabeza y malestares internos, hasta el cáncer.

FARMACIAS VS MÉDICOS
Cuando la necesidad apremia, ciudadanos prefieren pagar sólo 30 pesos por una consulta en farmacias que de un tiempo a la fecha empezaron a ofrecer ese servicio. Similares, del Ahorro, Unión y algunas denominadas genéricas son ejemplos de ello, pues para gente que no cuenta con recursos suficientes es mejor eso que acudir a un consultorio particular u hospitales privado, donde tendrían que desembolsar entre 400 a 600 pesos.
De esa manera, los hábitos de la ciudadanía se han modificado en gran medida debido a la proliferación de consultorios anexos a las farmacias y por la saturación de los consultorios en hospitales públicos, al grado que en la actualidad seis de cada diez ciudadanos que tienen la necesidad de acudir a un servicio médico, lo hacen en los centros de atención de las compañías farmacéuticas.
Esta tendencia, expuesta por un estudio de IMS Health en el país —despacho consultor del ramo farmacéutico— fue confirmada en la entidad por el representante de la Unión de Farmacéuticos, David Palomino Ruiz, así como por médicos especialistas que han migrado de los conjuntos médicos de alto nivel económico a edificios de menor valor.

LAS CONSULTAS EN FARMACIAS
Para David Palomino, líder farmacéutico en la entidad, las consultas en farmacias resolvieron el dilema al que se enfrentaron cuando las modificaciones a la ley que regula la venta de antibióticos, prohibió comercializar medicamentos sin receta.
Eso vino a resolver además otro problema específico del segmento de personas trabajadoras en lugares riesgosos, como es el caso de quienes trabajan en el mercado “José María Pino Suárez” y sus alrededores, quienes debido a las condiciones en que laboran, requieren constantemente de un médico y prefieren acudir a consultorios de farmacias cercanas para no gastar en un médico privado y no perder un día de trabajo.
Sin embargo, el criterio económico prevalece más que el de tiempo perdido, pues según la señora Margarita Sánchez, quien tiene un pequeño negocio de venta de flores en el citado centro de abastos, cuando se siente mal acude a un consultorio farmacéutico de los alrededores, y aunque esté lleno, prefiere esperar a irse a uno privado, “porque no tengo para pagarlo y además estoy más cerca de mi puesto”.
Esa situación ha propiciado que médicos con consultorios particulares hayan decidido cerrarlos, pues la consulta ha disminuido a grado tal que ya no da ni para pagar la renta, lo cual es corroborado por el médico Dagoberto Ortiz, quien tenía su negocio en el primer cuadro de la ciudad y ha decidido establecerlo en alguna colonia popular, “pues la gente prefiere ir a las farmacias donde las consultas cuestan 25 ó 30 pesos”.
En Tabasco, la cadena que inició con la estrategia de consultorios médicos, e inclusive estudios de laboratorio a bajo costo, fue Farmacias Similares, la cual sigue manteniendo su cuota simbólica de 30 pesos y una variedad de precios para sus servicios de análisis clínicos.
El segundo competidor importante es Farmacias del Ahorro, que cuenta con alrededor de una treintena de sucursales —todas con servicio de consultorio— solamente en la capital tabasqueña, y en tercer sitio, por el número de establecimientos está Farmacias Unión, que ofrece servicio de consultorio a través de su Fundación Unión, y que es la que tiene cuota de 30 pesos y 10 pesos por aplicación de inyecciones.

CENTROS COMERCIALES CONTRA FARMACIAS
Hace un par de meses, la cadena de autoservicio Soriana entró a la competencia por atraer el mayor público en la venta de productos farmacéuticos en la entidad. ‘El médico en el súper’ es una estrategia que se basa en colocar consultorios con el fin de captar el mayor número de las compras de medicamentos.
Como en el reino animal, donde el pez grande se come al más pequeño, las grandes cadenas farmacéuticas han sentido presión por la creciente competencia y han tenido que cambiar sus tácticas de comercialización y ventas de productos, además de anular, en algunos casos, el pago de la consulta, ya que ésta en un principio tenía una cuota simbólica y ahora hasta ofrecen orientación médica gratuita.
Ricardo Sánchez, representante comercial de laboratorios Altia, comenta que este comportamiento en el mercado farmacéutico demuestra el retorno a una práctica comercial ancestral, que consistió en que en cada pequeño pueblo el boticario o farmacéutico era el médico de toda la comunidad.
Manifiesta que cualquier farmacia tiene la posibilidad de entrar en esa competencia de los consultorios médicos anexos, siempre y cuando respete los lineamientos de la ley, aunque explicó que el consultorio debe estar separado del espacio físico de la farmacia, y sobre todo contar con el mobiliario y equipo adecuado para la actividad médica.

LOS “HIERBATEROS”
Aunque la herbolaria es aceptada en México y existe mucha gente que se dedica a ella, nunca faltan los charlatanes que ofrecen curar hasta el cáncer a través del tratamiento con hierbas y pociones, como si de magos se tratara, lo cual también, aunque en menor medida, quita pacientes a los médicos establecidos y hasta a las mismas farmacias con consultorio.
Pero también existen casos de gente que sí sabe. La herbolaria mexicana es muy variada y antigua. Los indígenas prehispánicos la utilizaban y lo siguen haciendo hasta nuestros días. Tal es el caso de Rufina, una mujer de 62 años de edad, chontal y residente de Tucta, poblado cercano a la cabecera municipal de Nacajuca.
Ella también vende artesanías en el centro del pueblo todos los días, pero si alguien se siente mal no duda en proporcionarle la cura: “si tiene fiebre, ponga jitomate machacado en los pies y envuélvalos con hoja santa”.
Si se padece de presión alta, recomienda cinco hojas de maracuyá hervidas en dos litros de agua. La infusión debe tomarse en ayunas y antes de dormir, durante 30 días. Cariñosa, aconseja a los visitantes un remedio para el mal común de los que visitan este pueblo: los piquetes de mosco.
“Me dice lo que quiera si no se compone”, le dice a un hombre. Ponga usted una onza de tabaco, “pero que sea Alas”, y una cabeza de ajo machacado a hervir en un litro de mezcal de caña. Únteselo todas las noches y ya me dirá.
Con su gran sabiduría, Rufina explica que cada planta posee un aroma característico, un grupo de propiedades e indicaciones en la que puede ser utilizada, y su propio valor en el mercado. Recuerda que los aceites esenciales obtenidos de diferentes plantas han sido usados para propósitos terapéuticos desde hace muchos años.

PLANTAS MEDICINALES SIN CONTROL
La antigua tradición prehispánica de las plantas medicinales y el conocimiento sobre su uso se conservan vivos en México, de acuerdo con Rachel Mata, investigadora de la Facultad de Química de la UNAM, y esto es tan así que el 80 por ciento de la población utiliza remedios herbolarios para curar sus achaques.
“El problema es que no hay un registro ni control de las plantas medicinales que se comercializan en tianguis, mercados y tiendas naturistas; éstas se venden sin regulación y con calidad variable, lo que contribuye al desconocimiento de su eficacia”, advierte.  

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