martes, 31 de julio de 2012

Historia de un fraude deportivo que no se debe repetir


Profano del deporte engañó al gobernador con un triunfo fraudulento de Tabasco en futbol amateur; lección para la posteridad: directivos inexpertos garantizarán otro fracaso sexenal en la materia

Luis Enrique Martínez / luisenriquemarh@hotmail.com


Sobre el escritorio casi no había artículos de oficina. Quizá por ello destacaba la navaja enfundada y un mazo de llaves como pisapapeles. Con la mano derecha hacía girar su pistola como en ruleta mientras se acodaba a la mesa protegida con un vidrio grueso.
La oficina era pequeña. No mayor a 20 metros cuadrados. De sus paredes colgaban fotografías y alrededor del piso había trofeos de diversos tamaños con medallas enganchadas, así como banderines con el escudo de Tabasco.
Al lugar entraban y salían empleados y funcionarios de confianza como Carlos Ferrer Galguera, Manuel Landero López y Enrique Hernández. Aparentemente no había restricción al ingreso para los amigos, conocidos y colaboradores. Lauro Jiménez López era uno de los que gozaba de esa intimidad. Este último era como un asesor que, en la mayoría de casos, imponía su criterio aunque ello atentara contra la institución como se verá más adelante.
Perfilado hacia la puerta de entrada, inclinaba el cuerpo en la silla corrediza para enfrentar al reportero con tono golpeado: “Relinchas fuera del corral, chamaco”.
El sombrero de fieltro color caqui sobresalía en la vestimenta de don Mario Valenzuela Pedrero, el director del Deporte durante el régimen de Enrique González Pedrero (1983-1987). Alisándose el bigote cenizo, acostumbraba a escuchar a los presidentes de asociaciones y patrocinadores del deporte. Invariablemente la respuesta a las peticiones de éstos terminaba en una advertencia: “Yo no quería estar aquí pero no por eso me van a hacer pendejo...”.
La designación del ganadero como director estatal del Deporte dejó estupefactos a las autoridades educativas, profesores de educación física, entrenadores, padres de familia y deportistas. Se hizo correr el rumor de que el nombramiento fue el premio de consolación del gobernador al familiar que se había sumado a su campaña electoral como primer paso para obtener la nominación de titular de la seguridad pública estatal.
Después de su nombramiento, Valenzuela Pedrero tardó días en llegar a sus oficinas de Palacio de los Deportes. Cuando lo hizo, enseguida aceptó la colaboración de Ferrer, Landero y Hernández. A tal equipo sumó a Roy Calzada como secretario particular, a quien conoció en la colonia Atasta de Serra como promotor de futbol.
Al correr el segundo año de su gestión, González Pedrero recibió el efecto de incluir en su gabinete ampliado no a un familiar sino a un inexperto y ajeno al área de fomento y desarrollo del deporte en la entidad. Alguien interesado más a las cuestiones de seguridad y a las actividades relacionadas con el campo y, acaso, a la charrería.
En el primer semestre de 1984, la oficina de prensa del gobierno estatal difundió fotografías y un boletín para informar a la población que en su oficina el mandatario recibió el trofeo de primer lugar que una selección infantil de futbol había ganado en el nacional de convivencia celebrado en Monterrey, Nuevo León.
La nota publicada profusa y masivamente en los diarios locales fue bien recibida por la opinión pública pero no por Tomás Otero Azcuaga, quien era el presidente de la Asociación de Futbol Amateur de Tabasco. Por esa inconformidad, no fue invitado a la ceremonia de Palacio de Gobierno.
“No hay que festejar sino hasta saber si procede la protesta de la delegación de San Luis Potosí… supuestamente Tabasco alineó cachirules”, explicó el federativo comprometiéndose a entregar una copia del resolutivo que al caso diera la Federación Mexicana de Futbol (FMF), sector amateur.
Al cabo de dos meses, Otero Azcuaga llamó al reportero para ofrecer el fax que la FMF le había remitido, respondiendo favorablemente a la impugnación del gobierno potosino. Y pidiendo a las autoridades de Tabasco devolver el trofeo y las medallas que con cachirules había ganado en Monterrey.
La nota informativa del fraude se publicó en primera plana y a ocho columnas en el Diario de Tabasco. Incluso, el entonces cronista de Villahermosa, Pedro Luis Hernández Sánchez, dedicó el editorial del día a quienes habían engañado al gobernador González Pedrero. Fue el único rotativo que difundió el engaño al gobernador. 
Además de reclamar los premios otorgados, la FMF inhabilitó por tiempos indistintos a los jugadores; y retiró definitivamente el carnet de entrenadores a Francisco Domínguez (Pancho Leche) y Jorge de la Cruz (Cocinera); así como a los auxiliares, Enrique Muñoz González y Lauro Jiménez López, entre otros.
—¿Quién o quiénes lo engañaron? —se le preguntó a don Mario Valenzuela Pedrero el día en que se publicó la noticia del fraude que incluía el texto integro de la sentencia de la FMF.
El director del deporte había guardado la pistola en uno de los cajones del escritorio. Desenfundó la navaja. Empezó a resbalar el pulgar derecho por el filo... con el transcurrir de los años llegó a ser director de la Policía Judicial.  

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