Luis Enrique Martínez / luisenriquemarh@hotmail.com
PRIMERA PARTE
En el momento de más éxito del club Olmecas de Tabasco, después de obtener el campeonato de la Liga Mexicana de Beisbol en 1993, José Enrique Rovirosa anuncia que a finales de este año dejará la presidencia administrativa del equipo propiedad del gobierno estatal.
—Despedirse en pleno éxito del equipo como que es un contrasentido, ¿no cree usted?, —se le pregunta al promotor deportivo que recientemente declaró a la publicación empresarial Firma que la presente temporada de verano será la última que esté al frente de la novena local.
—Sería sensacional. Realmente sería la culminación de seis años de trabajo que no han sido fáciles. Hemos pasado por crisis.
“En el beisbol no es tan fácil armar un equipo porque no todo los adversarios están dispuestos a soltarte o venderte lo que tú quieres. En un momento dado te ven como un enemigo potencial. Entonces es muy difícil tener un equipo competitivo.
“Creo que este año, finalmente, producto del trabajo de los cinco anteriores, tenemos un equipo con una base mexicana de mucha calidad, muy balanceado, muy completo; con muy buenos extranjeros que está permitiendo tener la temporada que llevamos hasta este momento.
“Desde luego, en el beisbol nadie está exento de otro tipo de cosas. Hemos tenido lesiones pero gracias a la profundidad y lo balanceado que está el equipo se han podido librarlas sin que eso afecte el rendimiento del equipo”.
—Pero ¿por qué anunciar el retiro? ¿Será por la nueva administración que viene o qué? —se le insiste en entrevista exclusiva.
—El equipo pertenece en su totalidad al gobierno estatal. El nuevo gobernador que venga, no sabemos quien sea, en su momento tomará la decisión de quién manda ahí (la presidencia del club). Bueno… a mí me encantaría que se fijara en mi persona porque sería una oportunidad de consolidar el trabajo que se ha hecho y aprovechar la experiencia que se ha tomado para aplicarla y seguirla continuando”.
José Enrique Rovirosa está casado con la diputada federal del PRI Georgina Trujillo. Es padre de los jóvenes Georgina y Mario Andrés que radican en la unión americana. Detalles de su vida familiar la contó a la publicación empresarial, en la cual el centro de la entrevista fue su actividad como ganadero en Tabasco.
Y cuando le preguntaron sobre su afición al beisbol, recordó su infancia y con nostalgia expresó la forma cómo esa disciplina deportiva empezó a perder adeptos a finales del siglo pasado ante el futbol. Y entre esas evocaciones, anunció su retiro de la presidencia del club Olmecas de Tabasco.
EL ADIÓS
En Tabasco —reseñó a la publicación referida— hubo televisión a partir de 1968. Antes de eso, éramos un pueblo de 50 mil habitantes a donde todo llegaba a través de la radio. Aquí no se sabía que existían un club América de futbol o Chivas del Guadalajara; aquí lo único que sabíamos era de beisbol.
“Tú veías un niño en la escuela que hacía una bolita de papel y la bateaba, con la regla o con la mano. Ahora, los niños hacen una bolita de papel y la patean.
“Jugábamos con pelota de hule-espuma en la calle, en cualquier lado. Mi padre nos llevaba todos los domingos al parque “Ricardo Castro Flores” (ahora conocido como “Ricardito”), a mí y a mi hermano, a ver el juego de beisbol.
“Aquel estadio lo echaron abajo en 1961 para hacer la Ciudad Deportiva. El parque nuevo que fue inaugurado en 1964. Estaban las ligas mayores. Los Yankees fueron campeones de 1960 a 1964, cinco años consecutivos, y yo me hice su seguidor.
“El cubano Fernando Díaz (“El Bicho”) Pedrozo, un ligamayorista, fue mi manager en ligas infantiles. Fui campeón estatal infantil en 1965 con 12 años. Y cuando me fui a estudiar a la ciudad de México, estuve en una selección de beisbol.
“Cuando nació mi hijo (Mario Andrés) hice lo mismo: lo llevaba siempre al estadio. Le trasmití esa pasión y él también jugó mucho beisbol”.
—¿La firma del lanzador Héctor Ordaz con los Yankees de New York…?
“Me siento muy orgulloso por ello. Yo había sido previamente invitado por el gobernador al Consejo de Administración del equipo Olmecas de Tabasco, que es del gobierno (la decisión de quién se sienta en esta silla es del gobernador).
“Fue mi primera relación con Olmecas como parte de la organización, aunque toda la vida fui su seguidor. A partir de 2007, con la nueva administración me nombraron presidente Ejecutivo… es este es mi último año pero una de las cosas que me da mucha satisfacción es:
“Del Olmecas que recibimos en 2007 al Olmecas que vamos a dejar hay un gran avance. La base mexicana que tenemos en este momento es de muchísima mayor calidad, la lista de reserva de novatos también… antes ni siquiera había una reserva. Una de las cosas que hicimos fue implementar todo un sistema de scout a lo largo del país, que nos sirve para detectar jugadores. Y los traemos y los enviamos a la academia, a desarrollarlos. Participamos en ligas de desarrollo, lo cual antes no se hacía.
“Vamos a la Liga Norte de Sonora, participamos en la Liga Tabasqueña, en la Liga Invernal, en la Liga del Noroeste, en Nayarit…, porque los muchachos se tienen que desarrollar.
“La firma de Rafael Ordaz es producto de eso. Y estamos por firmar a otro muchacho, pitcher, con los Cachorros de Chicago, David Imanol Villegas, pitcher zurdo, que tira 92 millas.
“Eso nunca había sucedido aquí… que Olmecas vendiera o exportara un jugador a las grandes Ligas, y nada menos que a los Yankees; y eso es parte de todo el trabajo que hemos hecho de búsqueda y desarrollo de talento”.
Hasta aquí la cita de la revista. En la segunda parte de la entrevista con el reportero José Enrique Rovirosa asegura que el Club de Beisbol Olmecas de Tabasco no es una inversión pero sí un “gasto social” para el gobierno estatal. Y también de los salarios de los jugadores.
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