lunes, 30 de abril de 2012

Disputa Peña Nieto el “voto paisano” a Obrador


Con el recuerdo fresco del contundente triunfo perredista en la entidad en 2006, el candidato presidencial pide lo adopten como tabasqueño 

Luis Enrique Martínez / luisenriquemarh@hotmail.com



El fantasma de la derrota de 2006 apareció en la campaña electoral de Enrique Peña Nieto en la capital de Tabasco.

Inesperadamente, la memoria electoral llevó al candidato presidencial del PRI-PVEM a pedir su naturalización a fin de empezar a disputar el “voto paisano” al abanderado de las izquierdas Andrés Manuel López Obrador.

No fue explícito en ello pero la solicitud del mexiquense enardeció a la multitud congregada en la Explanada de la Juventud tras festejar los compromisos establecidos por la visita en caso de ganar la elección presidencial del 1 de julio: impulsar la construcción del proyecto hidrológico que proteja a Tabasco contra las inundaciones y bajar las tarifas de energía eléctrica.
Más cercano al lenguaje coloquial que a la retórica ampulosa, Peña Nieto manifestó su temor por que la segunda postulación presidencial consecutiva de López Obrador reedite la derrota del PRI en la entidad como ocurrió hace seis años. La diferencia la marcó en octubre de 2006 la elección local.
En la contienda federal, el duelo de paisanos lo perdió Roberto Madrazo Pintado. Y con él sus correligionarios que aspiraban al Congreso de la Unión. El único sobreviviente de ese combate fue Francisco Herrera León que llegó al Senado de la república como primera minoría.
Posterior a la elección 2006, analistas políticos del país fustigaron la “política del cangrejo” o el malinchismo local que impidieron que, por vez primera en la vida constitucional de México, un tabasqueño fuera presidente de la república. Con los votos de los madracistas, apuntaron, López Obrador habría ganado por mucho a Felipe Calderón Hinojosa. 
Ahora, “en el primero de muchos encuentros” que espera tener con sus seguidores, el candidato de la coalición Compromiso con México hizo pública su preocupación al pedir reiteradamente fuera adoptado como tabasqueño “para que tenga Tabasco un hijo en la Presidencia de México”.
En ese eventual caso, el presidente tabasqueño sería él y no el competidor de las izquierdas que nació en la villa Tepetitán, municipio de Macuspana, Tabasco, en 1953.
Pero el fantasma de la derrota no llegó sólo al acto multitudinario de la Ciudad Deportiva. Fue invocado por la renuncia al PRI de militantes inconformes con la elección de Jesús Alí de la Torre y Luis Felipe Graham Zapata como candidatos a la elección concurrente de gobernador y presidente municipal de Centro.
Así también por la evidente desunión entre los postulantes a diputados federales y senadores. Esa discordancia fue notable en el tercer y último evento del candidato presidencial en Villahermosa. Previamente, al filo de las 15:00 horas del miércoles 25, se reunió con representantes del sector productivo, luego asistió a un encuentro privado con líderes de asociaciones religiosas no católicas.
Antes de iniciar el acto con el cual los organizadores intentaron igualar las concentraciones de López Obrador en la Plaza de la Revolución entre 1994 a 1995; la del 11 de mayo de 1991 del papa Juan Pablo Segundo y la de Luis Donaldo Colosio en marzo de1994, los candidatos al Congreso de la Unión hicieron gala de soberbia y rencores acumulados en contra del ex secretario de Gobierno, Humberto Mayans Canabal.
Durante la fatigosa espera del visitante, el candidato del PVEM al Senado encontró en el regazo del líder del sindicato petrolero Carlos Romero Deschamps el cobijo que le regatearon, entre otros, José Carlos Ocaña Becerra, Carlos Manuel Rovirosa Ramírez, Miguel Ángel Moheno Piñera, Gregorio Arias Pérez y hasta la misma Minerva de los Santos cuyo expediente político no le da para acometer desagravios.
Aquí las excepciones fueron José Jesús Zamudio Aguilera que nunca se distanció de Romero Deschamps, y la ex rectora Candita Gil Jiménez que, a diferencia de sus correligionarios, no sólo atendió a Mayans Canabal sino a todo aquel que la solicitara. 
Tales diferencias, sin embargo, fueron nada al yerro cometido por los organizadores. Peña Nieto enmendó el error tras escuchar la intervención de Alí de la Torre.
“Mi amigo Luis Felipe Graham”, exclamó el candidato presidencial después de que el aludido fuera invitado a dejar la primera fila del descubierto auditorio para subir al entarimado. El candidato a la presidencia municipal de Centro no estaba entre los invitados especiales. 
Sí tenía un lugar en la plataforma de madera Same Yabur Elías, el coordinador de la campaña presidencial de Peña Nieto en Tabasco.

POZOLERO
La voz enérgica de Enrique Peña Nieto salió en defensa del reportero gráfico: “¿Por qué te quieren golpear…?”.
Con la cámara en el abultado abdomen, sonriente, envalentonado y a la vez orgulloso de contar con “un defensor de ese nivel”, Michel Rosado narra el episodio mientras espera ingresar a la Explanada de la Juventud, a donde el candidato presidencial de la coalición PRI-PVEM arribaría a las 18:56 horas.
A esa hora, Peña Nieto empezó el largo y festivo caminar por el pasillo con acceso al entarimado frontal donde lo esperaban, además de Carlos Romero Deschamps, los candidatos de la coalición Compromiso con Tabasco al Congreso de la Unión. El peregrinar duró 33 minutos.
En ningún momento, Angélica Rivera “La Gaviota” dejó de secundar a su esposo: si este se subía en una silla para saludar al gentío lejos de las vallas metálicas, ella también hacía lo mismo con la sonrisa desbordante. Y así lo hizo cuando el candidato presidencial manifestó su disposición a debatir con sus adversarios:
Con el dedo índice golpeando la sien derecha, la señora de Peña parecía decir a Candita Gil Jiménez: “Es inteligente, ya lo van a ver…”
Entonces, también el visitante recordó el encuentro previo que sostuvo con los sectores productivos de la entidad y la máxima tabasqueña que éstos le dijeron: “Ya me cargué de vitamina y energía para seguir esta campaña: ¡Me tomé mi pozol tabasqueño porque me quiero quedar en Tabasco…!”.
En la tarima destinada a los medios de comunicación, el fotógrafo recordaba que cuando Peña Nieto saludaba a los comensales del Salón Villahermosa del Parque Tomás Garrido Canabal, elementos de seguridad le cerraron el paso: “¡Estoy trabajando, no me pueden golpear!”.
El candidato escuchó al reportero. Volvió sobre sus pasos. Evitó el conato de riña. 
—¿Y qué pasó…?
—Nada. Apenas escucharon su voz, desaparecieron.

ADOPCIÓN
Enrique Peña Nieto estableció dos compromisos para proteger y procurar el desarrollo del estado y, con el auditorio a su favor, pidió la adopción tabasqueña para que “tenga Tabasco un hijo en la presidencia de México”.
Todavía más: 
En Tabasco —afirmó tácito— está la decisión de cambiar a México. Por ello, insistió en pedir la adhesión y respaldo de los tabasqueños al proyecto “del cambio con rumbo y de manera responsable para México”.
Tabasco, resaltó, será el gran termómetro de lo que el país quiere. “Hoy sólo pido al pueblo que me dé licencia para continuar mi campaña, para que desde aquí el pueblo de Tabasco siga la campaña para que mañana regrese a hacer más campaña en Tabasco”.
Y desde la Explanada de la Juventud, el candidato presidencial de la coalición Compromiso con México anunció a sus adversarios políticos su disposición a participar en el debate para “debatir y defender el proyecto de cambio para México”.
Aseguró que el debate es una gran oportunidad para que la sociedad pueda juzgar “quiénes somos, de dónde venimos, cuál ha sido nuestra trayectoria y capacidad probada para entregar resultados a la sociedad desde las distintas responsabilidades públicas” que cada unos de los aspirantes presidenciales ha tenido. 
Por eso manifestó que su partido, el Revolucionario Institucional, propone dejar espacio para que los candidatos se muestren como son. 
“Que dejen de lado los papeles, los acordeones que no son necesarios; queremos escucharles como son, con su conocimiento, con su experiencia” porque quien habrá de juzgar —afirmó—, “es el pueblo de México que así lo decidirá el primero de julio”.
El candidato de la coalición PRI-PVEM explicó los compromisos que al final del evento firmaría —“Ya me iba sin firmar…”, dijo en tono de broma— ante el notario público número 17, Gerardo López y Conde:
Primer compromiso: impulsar la construcción del proyecto hidrológico que realmente haga del agua que tiene Tabasco una gran fortaleza. 
Peña Nieto, especificó:
“No más inundaciones para Tabasco; Tabasco necesita crecer en armonía y en certidumbre y no esperando que la lluvia y el agua de esta tierra generosa acabe con el patrimonio, los negocios y bienes materiales de la familia tabasqueña.
“Vamos realmente, y no como otros lo han hecho en el pasado, a comprometerme para mañana, siendo presidente de México, realmente garantizar no más inundaciones para Tabasco”.
Segundo compromiso: 
“Me comprometo a impulsar las reformas energética y fiscal necesaria que permita bajar las tarifas de energía eléctrica para el pueblo de México y para el pueblo de Tabasco y para la industria de todo México”.
Y luego llegó la inesperada solicitud de naturalización tabasqueña: 
“Le pido a Tabasco que me adopten como uno de ustedes. Quiero ser hijo de Tabasco para que tenga Tabasco un hijo en la Presidencia de México”.