martes, 13 de diciembre de 2011

El PRD en Tabasco va con expriistas al 2012


Disputa por las candidaturas une a las corrientes perredistas en contra de aliancistas que pretenden encabezar las fórmulas plurinominales

A más de 22 años de su constitución, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) irá a la elección de gobernador 2012 con un ex militante priista. Peor aún: cuadros políticos naturales podrían quedar excluidos de las candidaturas federales y locales por militantes de los partidos que conforman la Alianza Progresista. Y hasta por representantes de la sociedad civil.
La incertidumbre no sólo reagrupa a quienes apoyaron el movimiento democrático que encabezó en 1988 Andrés Manuel López Obrador, sino a la generación que nació a la par de la constitución del PRD, el 5 de mayo de 1989.
A tal número de militantes no importa el resultado de las dos encuestas que se aplicarían viernes, sábado y domingo del fin de semana último porque al final la disputa será entre quienes, en algún momento, atentaron contra la organización que, a partir de la elección intermedia de 1991, tiene en jaque la hegemonía del PRI en Tabasco.
Y porque la mejor carta formada en las urnas desde el 2000 perdió una encuesta familiar que la dejó fuera de la disputa por aparecer en la boleta de la elección de gobernador del año venidero: la senadora Rosalinda López Hernández.
Así es que quien resulte candidato de entre el senador Arturo Núñez Jiménez, el diputado federal con licencia Adán Augusto López Hernández y Óscar Cantón Zetina, sólo ocupará el lugar que, por tres veces consecutivas (2000-2001-2006), ocupó otro ex militante priista: César Raúl Ojeda Zubieta.
Tras encabezar al desaparecido Frente Democrático Nacional en la elección de1988, López Obrador —que también pasó por las filas del PRI— fue el primer candidato a gobernador del PRD en la controvertida contienda de 1994 contra Roberto Madrazo Pintado. Una jornada emblemática para quienes participaron en la conflictiva poselectoral.
En el muro izquierdo del auditorio del Congreso estatal está empotrada una lámina de bronce que declara al 19 de enero de 1995 como el “Día del rescate de la soberanía de Tabasco”. Encabeza a los abajofirmantes el actual diputado federal Pedro Jiménez León, quien era el coordinador parlamentario del PRI.
La fecha recuerda el desalojo violento con la fuerza pública de militantes y simpatizantes del PRD que permanecían, desde inicios de ese año, en plantón permanente en las inmediaciones de Palacio de Gobierno. Fue una acción concertada por el gobierno que involucró a empresarios, pandilleros, periodistas y priistas, hoy en vías o conversos a la oposición.
Por el papel que jugaron en la evacuación forzada —que dejó heridas y golpes además de pérdidas materiales (quemaron automóviles y enseres domésticos) a hombres y mujeres inconformes con el resultado oficial de la contienda—, destacan, además de Jiménez León, los citados Ojeda Zubieta, Núñez Jiménez, Cantón Zetina y, entre otros empresarios, Manuel Ordóñez Galán.
El violento desalojo ocurrió entrada la tarde. Y de no haber tenido éxito, Ordóñez Galán tal vez hubiese cumplido la parte final del plan: cabalgar con los integrantes de la asociación de charros que encabeza, por encima de los fervientes seguidores de López Obrador.
Con el tiempo resultó menos dañina la golpiza en la cual participaron pandilleros azuzados por decenas de priistas que, poco a poco, empezarían el éxodo al PRD.

Desplazados
Así como Juan Manuel Fócil Pérez declaró abiertamente que aspira a la candidatura al Senado de la República, Pablo Rodríguez Bonfil acaba de autodestaparse para disputar la postulación por el IV Distrito Electoral Federal.
Uno y otro representan
las dos caras de la militancia perredista: mientras el abogado y actual regidor del ayuntamiento de Centro se unió al movimiento desde el arranque a invitación de Alberto Pérez Mendoza, el empresario fue recomendado por Octavio Romero Oropeza para competir por la presidencia municipal de Centro en 1997.
Rodríguez Bonfil representa el liderazgo que en la elección local intermedia de 2003 ganó once ayuntamientos municipales y 18 curules en el Congreso local. El mayor triunfo electoral del PRD en Tabasco.
Aún así, esa corriente interna a la que pertenecen Darvin González Ballina y Auldárico Hernández Jerónimo empezó a ser desplazada al asumir Fócil Pérez la dirigencia partidista. Desde entonces, los priistas se sienten como en su casa.
Esa presencia incomodó a Humberto Mayans Canabal cuando se afilió al PRD. En vez de aliarse a los nuevos seguidores de López Obrador, se inclinó por seguir a los representantes del fundador nacional de ese partido: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Ahí también perdió. Y como lo había hecho en septiembre de 2000, desertó de la oposición, seis años después, para retornar al PRI en 2010.
Pero ese es un episodio que a los militantes puros y a los expriistas nunca le quitó el sueño como sí lo hace, ahora, la distribución de las candidaturas a senadores, diputados federales, alcaldes, regidores y diputados locales. Una repartición que tiene a otros invitados.
Así es.


Ganadores
No fue en 1988 sino después del 16 de agosto de 1983 que dejó la presidencia estatal del PRI cuando López Obrador empezó a convertirse en un peligro para la hegemonía de ese partido en la entidad. Y lo sigue siendo aunque ya su figura sea de envergadura nacional. Presidencial, es la palabra.
La diferencia radica en que ahora también es admirado por quienes lo combatieron durante el periodo 1983-1997. En este último año partió a la capital del país para sustituir al ingeniero Cárdenas en la presidencia nacional del PRD, pero sin perder el control de ese partido en Tabasco.
Antes, sin embargo, empezó a abrir las puertas de la oposición a priistas y representantes de la sociedad civil como Romero Oropeza, quien ha sido el azote de los fundadores. Cuando fue líder partidista, quien se encargaba de hacerle sus discursos era el periodista Ignacio Rodríguez Castro. La esposa de éste Ana Lilia Ceballos fue diputada federal sin afiliarse al partido.
La deserción de priistas, en su mayoría provocada por rompimientos con Madrazo Pintado, empezó a dejar fuera de las candidaturas a los perredistas. Incluso a los que sufrieron desalojos violentos como el registrado en el Campo Sen, municipio de Nacajuca, que dejó con una herida en la sien derecha al mismo López Obrador.
A partir de 1997 el desplazamiento es imparable. Lo mismo beneficia a priistas que como Cantón Zetina fue dos veces diputado federal y dos veces senador por el PRI —y luego diputado local opositor— que a periodistas que también combatieron al PRD como Dolores Gutiérrez Zurita que ya fue diputada federal y que ahora se dispone a ocupar la propiedad del escaño que, en su caso, dejaría Núñez Jiménez si resulta el candidato de las encuestas. El resultado se dará a conocer este jueves 15.
Pero no hay mal que por bien no venga.
Al igual que ocurre con la alianza entre PRI-PVEM-PANAL, la coalición del PRD con los partidos del Trabajo y Movimiento Ciudadano logró lo que ni López Obrador ha podido: unir a corrientes encontradas para impedir que personajes como Pedro Jiménez León o Ezequiel Ventura Baños sean los ganadores de las candidaturas en primera fórmula al Senado y a la diputación federal del II Distrito Electoral.
Conforme se acerca la hora de la distribución, la inconformidad en los 17 comités municipales crece como mal monte. Incluso contra quienes pretenden utilizar como plataforma el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) o a la llamada sociedad civil como Manuel Ordóñez Galán, quien pugna por una diputación federal.
Sólo por esa incipiente rebelión se entiende el desinterés por saber quién será el candidato a gobernador. Al fin y al cabo será más de lo mismo: un priista arrepentido.

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