Apenas te fuiste pero tus gallos y tus amigos ya te extrañamos
Adiós al “Maitro”. Corría para las dos de la tarde de ese jueves 4 del mes en curso, cuando lo encontré en su gallera, su cueva, donde pasaba mayor parte del día.
—¡Qué pasó, mi Chelo!, —dijo cuando me vio llegar en compañía de mi hijo Antonio.
“Ya está grande el boludo”, en referencia a Toño.
Era Manuel Eugenio “Gonino” Graniel Cáceres, quien luego de los saludos se metió a su otra pasión que era la política. La primera, los gallos.
Antes, hizo una breve remembranza de los tres mosqueteros: Vladimir Bustamante, Fernando “El Gringo” Rosas y él. De los tres, dos han sido presidentes. Falta “El Gringo”, quien parece que va a perder de nueva cuenta el camión:
—No veo bien las cosas y hay que ponerse a trabajar. Ya se lo dije al presidente del partido (Miguel Romero).
“Para empezar le manifesté la necesidad de cambiar al delegado político del CEN, Adrián Alanís, que sólo en foto se le conoce, porque no es capaz de recorrer el estado ni de reunirse con la clase política y que venga un ex gobernador que tenga cojones para poner orden”.
Y le hizo otra observación a Romero, de la necesidad de cambiar algunos delegados políticos que sólo son “vendedores de ilusiones”.
Rodeado de trabajadores y del hijo de su hermano Freddy (qepd), cuando estaba haciendo un bozal para un cuaco, empezó a narrar del desencuentro político que tuvo con su compadre Raúl Lezama Moo, quien iba acompañado de la diputada Lorena Beaurregard y la maestra Martha Andrade cuando ocurrió el desaguisado.
Dio pelo y señales de esa plática. De las réplicas y los reproches. Y de que no es golpeando al gobernador Andrés Granier como van a avanzar. “Es buen hombre mi compadre, pero anda equivocado”.
Conocí al “Maitro” (esa palabra se la aplicaba Vladimir de cariño) por los años ochentas y desde ahí se le empezó a decir así. Luego supe de sus aspiraciones políticas.
Ese jueves en la gallera sería la última plática con el “Maitro”. Entre varias anécdotas, comentó la refutación que le hizo al secretario de Comunicaciones y Transportes, Aquiles Domínguez, pues lo acusaba de que era “vendedor de espejitos”.
Y del fracaso de Aquiles, cuando dijo que rescataban las delegaciones municipales cuando gobernaba Javier May, pese a los 300 mil pesos para operar. Y la molestia de esa paliza no la podía ocultar la entonces líder del PRI, Georgina Trujillo.
Tenían un historial de archivo. Y había quedado con el reportero para una comida con Vladimir Bustamante para seguir documentando.
También recordó de los balazos en Mazateupa, Nacajuca, cuando quisieron agredir al camión del candidato a la gubernatura Salvador Neme Castillo.
Hubo dos heridos de balas. Las fotos de ese enfrentamiento las vimos y luego se destruyeron.
Lástima “Maitro”, te nos adelantaste en ese camino sin retorno. Y si no caíste en un coleadero, caíste en tu bunker, donde pasabas horas y horas con tus gallos.
Sintieron tu partida. El domingo 14 del mes que transita ya no fue lo mismo para ellos, no sintieron tu presencia. Y menos para quienes gozamos de tu amistad.
Adiós, “Maitro”.
—¡Qué pasó, mi Chelo!, —dijo cuando me vio llegar en compañía de mi hijo Antonio.
“Ya está grande el boludo”, en referencia a Toño.
Era Manuel Eugenio “Gonino” Graniel Cáceres, quien luego de los saludos se metió a su otra pasión que era la política. La primera, los gallos.
Antes, hizo una breve remembranza de los tres mosqueteros: Vladimir Bustamante, Fernando “El Gringo” Rosas y él. De los tres, dos han sido presidentes. Falta “El Gringo”, quien parece que va a perder de nueva cuenta el camión:
—No veo bien las cosas y hay que ponerse a trabajar. Ya se lo dije al presidente del partido (Miguel Romero).
“Para empezar le manifesté la necesidad de cambiar al delegado político del CEN, Adrián Alanís, que sólo en foto se le conoce, porque no es capaz de recorrer el estado ni de reunirse con la clase política y que venga un ex gobernador que tenga cojones para poner orden”.
Y le hizo otra observación a Romero, de la necesidad de cambiar algunos delegados políticos que sólo son “vendedores de ilusiones”.
Rodeado de trabajadores y del hijo de su hermano Freddy (qepd), cuando estaba haciendo un bozal para un cuaco, empezó a narrar del desencuentro político que tuvo con su compadre Raúl Lezama Moo, quien iba acompañado de la diputada Lorena Beaurregard y la maestra Martha Andrade cuando ocurrió el desaguisado.
Dio pelo y señales de esa plática. De las réplicas y los reproches. Y de que no es golpeando al gobernador Andrés Granier como van a avanzar. “Es buen hombre mi compadre, pero anda equivocado”.
Conocí al “Maitro” (esa palabra se la aplicaba Vladimir de cariño) por los años ochentas y desde ahí se le empezó a decir así. Luego supe de sus aspiraciones políticas.
Ese jueves en la gallera sería la última plática con el “Maitro”. Entre varias anécdotas, comentó la refutación que le hizo al secretario de Comunicaciones y Transportes, Aquiles Domínguez, pues lo acusaba de que era “vendedor de espejitos”.
Y del fracaso de Aquiles, cuando dijo que rescataban las delegaciones municipales cuando gobernaba Javier May, pese a los 300 mil pesos para operar. Y la molestia de esa paliza no la podía ocultar la entonces líder del PRI, Georgina Trujillo.
Tenían un historial de archivo. Y había quedado con el reportero para una comida con Vladimir Bustamante para seguir documentando.
También recordó de los balazos en Mazateupa, Nacajuca, cuando quisieron agredir al camión del candidato a la gubernatura Salvador Neme Castillo.
Hubo dos heridos de balas. Las fotos de ese enfrentamiento las vimos y luego se destruyeron.
Lástima “Maitro”, te nos adelantaste en ese camino sin retorno. Y si no caíste en un coleadero, caíste en tu bunker, donde pasabas horas y horas con tus gallos.
Sintieron tu partida. El domingo 14 del mes que transita ya no fue lo mismo para ellos, no sintieron tu presencia. Y menos para quienes gozamos de tu amistad.
Adiós, “Maitro”.
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