lunes, 12 de marzo de 2012

La soledad del presidente


El fin de sexenio es el peor tiempo del presidente, dicen los clásicos. Yo, simple observador del acontecer político, pienso diferente. Lo peor es el comienzo del siguiente.
José Ureña /
primercirculo@hotmail.com

Entonces aparecen los platos rotos, las tareas inconclusas, las obras abandonadas, las corruptelas toleradas, los compromisos incumplidos y los odios concitados no nada más durante los seis años, sino en toda la vida.
Pensaba en esto cuando el viernes Felipe Calderón inauguraba las instalaciones de la División Científica de la Policía Federal y decía una frase lapidaria contra su antecesor:
—Recibí cascarones institucionales…
Hablaba de su único tema, la seguridad pública, y cómo ha sido necesario invertir y dedicar una administración entera para tener por fin un cuerpo con 36 mil agentes, una base de datos respetable y un proyecto de inteligencia cuyos alcances se verán más adelante.
—Es nuestro legado —agregaba Calderón y yo veía frente a él a muchos hombres de rosto blanco, lenguaje inglés y, sí, ellos son quienes han preparado a la nueva generación de cibernéticos y científicos.
Sirva esta introducción al tema de hoy.

DESACATOS AL JEFE
La información está corroborada:
Hace tiempo, cuando por fin Luisa María Calderón desplazó al senador Marco Cortés y se arrogó la candidatura para gobernadora de Michoacán, se ordenó volcar apoyos para la panista.
Varios miembros del gabinete y colaboradores directos de Los Pinos fueron llamados para analizar los escenarios, los personajes, la estrategia a fin de posicionar a quien el panismo creía heredera segura del perredista Leonel Godoy.
Se trataba de salvar una elección para gloria de Acción Nacional (PAN) y deberían enviar algunos colaboradores a dedicarse de tiempo completo a labores proselitistas.
Pero, ¿sabe qué?, ninguno se fue de planta.
Los subsecretarios o directores generales permanecieron en su lugar y los funcionarios medios comisionados iban de entrada por salida.
Con muchos recursos, choferes, vehículos, la maleta llena pero escasa vocación por la causa.
Eso no gustó al presidente, quien vio desde entonces mermado su poder.
Y para colmo, cuando asomaba la derrota, se accidentó su secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, quien so pretexto de acudir a garantizar la tranquilidad de las votaciones estaría apersonado en Michoacán con un ojo a la seguridad pública y otro en la movilización electoral.
En la derrota todos vieron la declinación del presidente y, entonces sí, aparecieron órdenes incumplidas por parte de muchos miembros del gabinete.

JOSEFINA AL PODER
Uno de los calderonistas desobedientes es Gustavo Madero, encargado provisional del PAN.
Puede ser ignorancia o incapacidad, pero el chihuahuense no armó la elección interna al gusto de Los Pinos y ahora le han sido disminuidas sus funciones.
Acuden otros operadores en su auxilio y para su desgracia él se empeña en demostrar su incapacidad, como lo muestran más de 70 reportes de conflictos azules llegados a la residencia presidencial.
Desde el gobierno se trata de desactivar rebeliones como la de Luis Héctor Álvarez, padrino de bodas de Felipe Calderón y Margarita Zavala, férreo opositor a las fallas en la elección interna de planillas senatoriales en Chihuahua.
Enterada de estos vacíos, Josefina Vázquez Mota trata de acercarse a todos los grupos, atraer a los disidentes y aglutinarlos en torno suyo para mostrar fortaleza en las campañas inminentes.
A ver si le queda tiempo para hacerse del panismo y no ver escurrirse por ahí el tercer sexenio panista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario